Encontraron en la basura un modo de ganarse la vida

Cada amanecer es una pelea contra el destino. Todas las mañanas un grupo de zapalinos sale a ganarse el sustento con el trabajo que a nadie le gusta hacer. El escenario es el basurero regional que comparten esta ciudad y Mariano Moreno. Allí, juntan desde cobre, plástico y baterías hasta cartón y papel.

Algunos los venden y otros los acopian esperando contar con una prensa que haga más simple su labor y les abra la puerta a un crecimiento. Una historia de vida donde los protagonistas eligen la dignidad del trabajo como ejemplo para sus hijos.

“Acá venimos cada mañana, ahora está fresco pero lo peor es el verano. Con el calor y las moscas se hace insoportable pero igual nos quedamos”, dijo María Inés Antiñir, una de las referentes del grupo. Revela uno de los códigos que sostienen la hermandad interna. “Somos once personas, entre mujeres y jóvenes; el que no viene a trabajar no cobra y no hay excepciones para nadie”, sostuvo.

La historia arranca hace cinco años cuando el grupo se armó para buscar en la basura el horizonte laboral que se les negaba en otros ámbitos. La idea era armar una recicladora. “Queríamos trabajar y vimos una oportunidad acá, no importa el sacrificio pero nosotros podemos mirar a la cara a nuestros hijos con orgullo”, contó Claudia Campos, otra integrante del equipo.

La rutina se repite diariamente y ahora el próximo paso será conseguir la prensa que les permita compactar el plástico que tienen acopiado en uno de los galpones que les prestaron. El sueño es el combustible para seguir luchando cada día contra la adversidad. “Acá se ve de todo, cosas que no te podés imaginar. Teníamos unos guantes que nos donaron pero se rompieron. Logramos organizar el predio y mantenemos una buena relación con los porteros que entendieron que no tenemos otro objetivo que ganarnos la vida dignamente”, dijo.