Es de Neuquén y transforma la vida de perros abandonados: “Queremos que sean parte de una familia”

Silvina es la cara detrás de Orejas Arriba, una organización autogestiva que se dedica a rescatar, transitar y luego encontrarles un hogar a perros abandonados. En el Día Del Perro Sin Raza, vale la pena contar su historia.

Silvina siempre tuvo perros. Tres, para ser exactos. Vivía en la zona céntrica de Neuquén, hasta que en 2015 se mudó al un barrio alejado del caos del centro. Sin embargo, no se imaginó que las noches serían una sinfonía de ladridos. Ahí se dio cuenta de que tenía que hacer algo por todos esos perros que buscaban atención en la calle. Hoy, casi diez años después, la rescatista es el corazón detrás de Orejas Arriba, una agrupación pequeña y autogestionada que rescata, rehabilita y da en adopción a esos corazones perrunos que buscan transitar los últimos años de su vida en compañía.

En el Día del Perro Sin Raza, la historia de Orejas Arriba tiene un valor especial. Porque no se trata solo de salvar animales, sino de mirar a cada uno como un ser sintiente, con una historia que merece ser contada.

Hace diez años una chica publicó que había encontrado una caja con seis cachorros. Silvina no lo pensó mucho: “Si los transitamos, total… los podemos cuidar”, le dijo a su hijo. Pero la chica desapareció y Silvina quedó sola con seis cachorros a mamadera. “Empezaron a crecer y, bueno, ahí fue el principio real de todo», relata.

En los inicios, intentaron sumarse a ferias de adopción, pero no siempre resultó. “Sentía que no había lugar para nosotros. Entonces, mi hijo me dijo: ‘¿Y si empezamos algo nosotros?’”. Así nació Orejas Arriba, sin más que ganas de darle un hogar a los perros rescatados.

Cada «Orejita» lleva una chapita de identificación. Foto: Matías Subat.

A lo largo de los años, pasaron por su casa cientos de animales. Algunos fueron dados en adopción. Otros, los más enfermos, viejos o tímidos, se quedaron. “Tengo once ahora. Algunos míos, otros que nadie quiso. La mayoría son viejitos o tienen problemas de salud”. Como Almendra, que solo puede comer carne y nunca engorda. O Uma, que vive con una enfermedad crónica de la piel.

En el living de la casa de Silvina hay colchones para todos los amigos de cuatro patas. Aunque algunos duermen en el sillón y ella no les puede decir que no. A veces cruzan a la plaza para jugar, otras, acompañan a la rescatista a su oficina.

Es que Silvina trabaja en el centro de Neuquén y aunque tiene un empleo que le permite realizar sus tareas desde cualquier lugar, no pierde la oportunidad de llevar a alguno a pasear. «Siempre se portan muy bien», asegura.

Por Orejas Arriba pasaron miles de perros, de todos los tamaños y colores. Foto: Matías Subat.

La rescatista hoy vende cosas para solventar algunos gastos, aunque agradece a los voluntarios que aportan con lo que pueden. Para dar en adopción a alguno de los perros hay que seguir un protocolo. Silvina selecciona adoptantes, hace visitas domiciliarias y hasta redacta contratos de adopción. “No es solo el alimento, es el tiempo, cariño y compañía», dice, es por eso que evalúa el corazón de cada tutor.

Cada rescate de Silvina es un mundo. Algunos perros fueron abandonados por sus propios dueños, otros escaparon de vidas de maltrato. Como Sofi, una perrita beagle que encontraron en una bolsa de arpillera. Tardaron un año en rehabilitarla.

Otra historia es la de Stich, que estaba en un patio con hueso expuesto. Iba a ser un tránsito de dos meses, pero lleva desde agosto con Silvina. Dos cirugías, rehabilitación, placas, consultas. “No lo puedo dar en adopción así. Quiero que esté bien. Conservó la pata, pero tiene una discapacidad. Necesita una familia que lo cuide, que no lo haga correr”.

Stich es un «señor perro». Le encantan los paseos, los mimos y dormir en familia. Foto: Matías Subat.

Matías y Lucas también viven con ella. Son dos Boxer que habían quedado solos en un patio cuando internaron a la señora mayor que los cuidaba. “Tenían una enfermedad en la sangre por comer carne podrida. Uno quedó paralizado. Le hicimos transfusiones. Están bien, pero son viejitos”.

Silvina tiene claro que no se trata de cantidad, sino de calidad. “Lo que queremos es que coma bien, tenga agua limpia, un lugar calentito para dormir en invierno y fresco en verano. Eso no se negocia. Después, si duerme en tu cama o tiene su colchón, eso es decisión de cada uno”.

Matías y Lucas, los hermanitos rescatados que van juntos para todos lados. Foto: Matías Subat.

Así como hay muchos que esperan ser adoptados, hay otras tantas historias felices con muchos que pasaron por la casa de Silvina y hoy viven alegres junto a su familia. Esa es la de Yaco, Rocco, Tini o hasta Patricio, que se fue internacional y ahora vive en Suecia con su familia.

Esto Silvina lo sabe porque alrededor de Orejas Arriba se fue formando algo más que una red de tránsito: una comunidad. Personas que alguna vez adoptaron, que siguen enviando fotos de los nuevos miembros de la familia. “Es gratificante saber que están bien».

Los orejitas no pasan frio, la ropita y el amor de Silvina los mantiene abrigados por fuera y por dentro. Foto: Matías Subat.

Para Silvina la clave es la adopción responsable. No se trata de sumar un perro a la casa por impulso o por lástima. «Queremos que el perro forme parte de la familia. Después de vivir una vida tan mal me gusta saber que tienen una buena vida».


Recomendaciones para una adopción responsable


Conocer el historial de salud del animal: Antes de adoptar, es importante averiguar si el perro ha tenido enfermedades previas o si hay antecedentes hereditarios.

Visita veterinaria post-adopción: Realizar un chequeo completo, establecer un calendario de vacunación y desparasitación.

Vacunación al día: La vacunación es una de las primeras medidas preventivas más importantes que debe tomarse. El profesional veterinario confeccionará un calendario de vacunación para el animal. Asegúrese de que el perro reciba todas las dosis necesarias según su edad.

Desparasitación interna y externa: Los parásitos, tanto internos como externos, son una de las principales causas de enfermedades en perros. Las pulgas y garrapatas son vectores de enfermedades, por lo cual se debe desparasitar al perro con el antiparasitario externo más eficaz. Se recomienda ampliamente aquellos que duran 12 semanas, ya que contiene componentes como fluralaner, que ofrecen mayor duración y protección.

Chequeos periódicos: Visitas al veterinario al menos dos veces al año para control general.

Atención ante síntomas: Estar atentos a signos como fiebre, letargo, diarrea o falta de apetito. Nunca automedicar.

¿Tenés una historia para contar? Escribinos: