La historia jamás contada de la guerra de Malvinas: espía uruguaya rompió el silencio a sus 97 años
De familia inglesa, nació ligada al mundo del espionaje durante la Segunda Guerra Mundial. Durante el conflicto con Gran Bretaña, vigilaba submarinos escondida en un edificio en ruinas en Mar del Plata.
Ruth Morton, una mujer de 97 años que vive en Montevideo, habló por primera vez de su trabajo como espía durante la guerra de Malvinas. Fue reclutada por los servicios de inteligencia de Gran Bretaña en el año 1982 y operó en Mar del Plata, en donde se escondía en un edificio en ruinas para vigilar a los submarinos argentinos.
En un tradicional café del centro de Montevideo, la señora brindó una entrevista a Graham Bound, un inglés que vive en Malvinas y que fundó el medio Penguin News. La nota fue emitida por el programa radial Outlook de la BBC.
“Mi papá solía traernos aquí cuando éramos chicas”, arrancó Morton, recordando que tanto sus padres como sus hermanas mayores también fueron espías.

Nació en el año 1928. Durante la Segunda Guerra Mundial, la compañía ferroviaria británica en Uruguay se transformó en una fachada para los servicios de inteligencia ingleses. Su papá, empleado de la empresa, se unió a los «trabajos de guerra» y sumó a sus hijas mayores para colaborar en interceptar, traducir y reenviar mensajes.
«Él conocía el deseo de ellas de servir a la causa y sabía que lo harían bien. Hablar los dos idiomas era una gran ventaja», detalló.
A sus 11 años, empezó a entender el trabajo de sus hermanas y a la vez colaboraba cada vez que atendía el teléfono en la transcripsión de mensajes. «Era una cosa seria. Tenía que ser cuidadosa y escribir palabra por palabra», sentenció.
Durante la guerra, el páis uruguayo aprovechó su posición de neutral para servir como proveedor de alimentos de Gran Bretaña. La familia de Ruth solía parar seguido en el café Oro del Rhin, al cual -según recordó- era un lugar común incluso para otros espías de Estados Unidos y europeos.
Desde la BBC aseguraron que su familia fue trascendental en el episodio del acorazado alemán Graf Spee en 1939, dado que realizó llamadas que sabían que podían ser detectadas por los alemanes para hacerles creer que se acercaban los británicos.
Ya en la costa uruguaya, presintieron a los lejos cómo resultó la operación con la explosión del barco: el capitán, negado a dejarse capturar, decidió hundirse en el mar.
El rol de la espía durante la guerra de Malvinas
Después de 43 años, desde Londres convocaron a la familia Morton pasa integrarse a los trabajos de inteligencia en el Atlántico Sur en la guerra de Malvinas.
Ruth se mudó a Mar del Plata con el objetivo de espiar la base de submarinos argentinos en esa ciudad. la mujer relató que alquiló un piso lejos del mar y se tomaba un colectivo para asercarse a su objetivo.
Con el tiempo, halló un edificio abandonado en un terreno sobreelevado en donde se metía por debajo de las tablas del suelo de la propiedad para ver la base sin ser percibida: se arrastraba por la tierra y viligaba tirada boca abajo durante toda la jornada.
Desde La Nación reportaron que, a partir de su relato, se deduce que habló de algún edificio ubicado detrás de la cancha de Golf Club de Mar del Plata. En este sentido, pese a la distancia, posiblemente la mujer espía alcanzaba a vigilar la base incluso sin binoculares.
La mujer se transportaba en al menos dos ómnibus para salir de la ciudad y usar un teléfono público para contactarse con un angloargentino, quien siempre le brindaba un número distinto.
Su misión perduró desde abril hasta principio de junio y en el medio quedó aislada dado a que su contacto desapareció. Ruth comentó que debió romper los protocolos y se puso a tejer gorros con la frase «Mar del Plata» para poder comprar comida.
En su transcurso en Argentina, aseguró que su única compañía fue un carpincho: «Era un animal viejo y amistoso, pero olía horrible, pobrecito”. Si bien no hay en el mar, algunos vecinos comentaron que había algunos al sur de la zona del puerto en Punta Mogotes.
En este sentido, Ruth afirmó que una noche -ya en el final de su estadía- un barco disparó directamente a su lugar y mató al animal.
La mujer destacó que esa maniobra le salvó la vida, ya que culminaron los disparos una vez que lo captaron.
Esta fue una de sus últimas experiencias: según contó, sus superiores le ordenaron volver a Montevideo en junio de 1982, cerca del final de la guerra. En la entrevista, la mujer sentenció que no tenía otra opción, pero también aclaró que lo volvería a hacer de nuevo.
Por último, uno de los puntos de su historia que más llamaron la atención fue cuando relató que una noche vio cómo salieron tres submarinos al mismo tiempo y no los vio venir.
Desde La Nación apuntaron a que, durante el conflicto, solo dos sumergibles actuaron: el ARA Santa Fe -el cual fue capturado- y el ARA San Luis; el ARA Santiago del Estero, el tercero, no participó del conflicto ya que había sido desactivado en 1981.
Ruth Morton, una mujer de 97 años que vive en Montevideo, habló por primera vez de su trabajo como espía durante la guerra de Malvinas. Fue reclutada por los servicios de inteligencia de Gran Bretaña en el año 1982 y operó en Mar del Plata, en donde se escondía en un edificio en ruinas para vigilar a los submarinos argentinos.
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