La misión de Petroleros Solidarios cumple un año de acompañar a familias de Cutral Co y Huincul

La agrupación está conformada por unos cincuenta  integrantes que buscan desarrollar el espíritu solidario con campañas para fechas especiales.

La solidaridad toma distintas formas y busca que las personas que tienen más desarrollado su interés por ayudar a otros se reúnan y potencien sus ganas. Este fue el interés que hace casi un año atrás tuvo un grupo de trabajadores de la industria petrolera que empezaron con una campaña a la que le siguieron otras tantas y ahora ya no paran.

Petroleros Solidarios, así se llama la agrupación que tuvo la primera tarea solidaria con la inundación que sufrió Rincón de los Sauces en noviembre de 2021, tal como recuerda José Morales y Rubén Barros. “La mayoría trabajamos en distintas empresas, pero siempre hicimos tarea social”, explica José.

Desde el ámbito religioso o comunitario, los dos referentes del grupo -junto a Verónica Mora- ya sabían de qué se trataba. Hoy superan los 50 integrantes porque además de sus familias, hay compañeros que se fueron enterando de lo que hacían y no dudaron en participar.

El primer desafío donde actuaron fue cuando Rincón de los Sauces quedó bajo agua. “Empezamos a recolectar agua envasada, mercadería, esa fue la primera”, recuerdan. A partir de ahí, ya no se detuvieron.

Le siguieron los preparativos para la llegada de Papá Noel, porque diciembre se les venía encima. El grupo inicial eran unos diez, pero trabajaron aceitadamente y lograron reunir juguetes y que el propio Papá Noel llegue hasta los barrios más golpeados por la necesidad: juntaron 1.100 bolsas de golosinas y estuvieron en Nehuen Che, Brentana, Monte Hermoso, Barrio Norte (en Plaza Huincul).

En ese acercamiento que hubo con las familias ya les surgió la idea de aportar algo para la navidad. “Asamos tres o cuatro pollos cada uno, una ensalada fría y una gaseosa. Repartimos unas 70 viandas que incluía la bolsa navideña para que tuvieran ese 24 a la noche”, recuerda Rubén.

Las compañías petroleras y de servicios colaboraban con la mercadería, pero también ellos hace un aporte económico todos los meses. “Los dos pueblos son siempre solidarios y les gusta colaborar. Además, quien lo ha pasado, sabe lo que es la necesidad”, explica Rubén.

Su vinculación con una iglesia evangélica cuando era más joven -hoy tiene 39- le permitió conocer lo que era un comedor, un merendero. “A uno le nace porque ya las ha pasado”, aclara.

José sostiene que la idea es llegar a la mayor cantidad de gente posible porque les llega muchos pedidos. “El solo hecho de decir que somos petroleros, la gente piensa que nadamos en planta y no. Solo tratamos de colaborar y con el aporte, la ayuda y las donaciones, tratamos de armar las donaciones”, describe.

“Empezamos con algo chiquito y va a pasar un año y ni nosotros podemos creerlo con todo lo que logramos”, relatan.

Los integrantes de la organización concretaron una campaña a principios de año, previo al inicio de clases y lograron reunir 450 mochilas con útiles. Para llegar a este número, además de las donaciones organizaron un torneo de fútbol solidario y lo hicieron en la cancha del cámping del sindicato petrolero. Las inscripciones eran una compra mínima de útiles escolares de 5 mil pesos.

“Muchos equipos se anotaron y trajeron donaciones, la mayoría nuevas, envueltas en papel de regalo y con eso pudimos llegar hasta Sauzal Bonito», recuerdan.

Las primeras campañas que concretaron les permitió detectar a un grupo de familias, a las que mensualmente les llevan una bolsa de víveres. “Les hacemos el seguimiento. Cuando la familia no lo necesite porque ya encontró trabajo, se la damos a otro. Hacemos compras en un mayorista y armamos así las bolsas”, menciona José. Colaboran con, por ejemplo, una familia que tienen entre sus integrantes a una hija que debe consumir alimentos especiales por una enfermedad que padece.

Sin embargo, no solo se trata de repartir alimentos, juguetes o útiles. También fueron invitados en el día de las infancias para compartir una tarde con un grupo de chicos y chicas con discapacidad. “Llevamos los payasos, lo pasamos muy bien, pero nos dimos cuenta que cuando se iban, la combi que los transportaba no podía estacionar con la rampa porque había autos que tapaban el acceso”, recuerdan.

Entonces, acordaron en ir a pintar de amarillo el cordón -en uno de los accesos al club Plaza Huincul, en el barrio Central de esa ciudad, y si bien había rampa la demarcaron, dibujaron la figura de la silla de ruedas y colocaron el cartel de prohibido estacionar.

La agrupación pintó el cordón y demarcó la rampa para discapacitados. (Foto: gentileza Facebook).

En estos días ya están abocados a la campaña para dotar de elementos de seguridad a estudiantes de la EPET N° 10 para las clases de taller. Reunirán gafas, guantes, cascos, botines, mascarillas, los protectores auditivos y herramientas.

El festejo para el año será anunciado más adelante y como están en plena etapa de preparación prefieren no adelantar nada. «Acá tenés que dejar otras cosas, nos pasamos muchas horas, pero para nosotros no es pérdida de tiempo. Queremos ayudar a todos, pero no se puede, llegamos a los más necesitados», concluyen.


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