Las estrategias para paliar los altos precios de los útiles

La canasta escolar registra un incremento del 450% en relación al año pasado. Desde las escuelas proponen reciclar, "achican" la lista de útiles e implementan "cartucheras comunitarias". En Bariloche se organizó un club de trueque para facilitar la vuelta al colegio.

A diferencia de otros años cuando las librerías desbordaban de familias ávidas de conseguir la lista de útiles escolares, hoy a muy pocos días del inicio de las clases los comercios solo reciben consultas y más consultas sobre los precios. La gente busca, recorre y toma nota para que el impacto sea lo menor posible.

En una recorrida por librerías de Bariloche, los precios no varían demasiado. Las carpetas número 3 arrancan de 6.500 pesos (hasta los 10.000 pesos), la caja de 24 lápices de colores salen 2.700 pesos, las resmas de 480 hojas arrancan de 17.000 pesos, los cuadernos de 50 hojas parten de los 4.000 pesos y se pueden encontrar cartucheras entre 5.800 a 11.000 pesos. Las mochilas más económicas cuestan 30.000 pesos pero se pueden encontrar hasta de 50.000 pesos.

Un relevamiento que llevó adelante la Defensoría del Pueblo de Buenos Aires dio cuenta de que la canasta escolar (de 35 artículos comparados en comercios de consumo masivo) tuvo un incremento de 450% promedio en un año.

Amalia Medrano es madre de una niña de 12 años que empieza el colegio secundario y admite que este año “se compra lo mínimo indispensable”. “En mi caso -y creo que en la mayoría- reutilizamos los útiles del año pasado. Todo lo que está en buenas condiciones se vuelve a utilizar. Con el cuaderno de comunicaciones, por ejemplo, se cortan las hojas escritas y se usa resto”, comentó.

“Con el aumento de los alimentos y los servicios -agregó la mujer-, no queda demasiada plata para destinar a útiles nuevos. En nuestro caso, compramos una carpeta nueva, algunas hojas como para empezar -tampoco demasiadas-, se usa una cartuchera vieja y se agrega alguna lapicera. La mochila está en buenas condiciones así que se vuelve a usar”.

Algunas familias compraron en diciembre para ganarle a la inflación. Otras compran lo mínimo indispensable y reciclan útiles viejos. Foto: Marcelo Martinez

Las comunidades educativas no son ajenas a la compleja situación económica de las familias y proponen todo tipo de estrategias para que a ningún alumno le falte nada. Se achica la lista de pedidos y se arman cartucheras comunitarias.

Valeria Escobar es directora de la escuela 315 de barrio Malvinas, en Bariloche, y aseguró que desde el colegio intentan pedir lo estrictamente imprescindible: “Somos una comunidad humilde. Por eso, nunca pedimos de más. En las confirmaciones que hacemos en febrero tratamos de alentar a que usen los mismos cuadernos del año pasado, si quedaron con poco uso. Lo mismo con los cuadernos de comunicados”.

Escobar comentó que tienen un “stock” de útiles producto de donaciones. “Si alguna familia nos plantea que no vendrán por falta de útiles, les explicamos que tenemos para ayudarnos en el inicio. Como cuestión solidaria hacemos cartucheras solidarias para compartir lápices y otros materiales”.

Algunas familias compraron en diciembre para ganarle a la inflación. Otras compran lo mínimo indispensable y reciclan útiles viejos. Foto: Marcelo Martinez

Silvana Garcés, directora de la escuela 16, explicó que el año pasado cuando entregaron los boletines, aportaron una lista de materiales para que las familias puedan ir previendo las compras. “La idea es que los que puedan reciclar, lo hagan y los que tenían que comprar, lo fueran haciendo para ganarle a la inflación. Lo que hemos notado este año son muchos pedidos de constancias de alumnos regular proque muchos sindicatos aportan útiles”, señaló la docente.

“Es cierto que los chicos quieren todo nuevo, pero no se puede. No hace falta ir a clases con todo nuevo. No hay que comprar mochila o cartuchera si siguen siendo funcionales. Otro tema es que los chicos suelen perder útiles. En las reuniones de padres les recomendamos que le pongan nombre a los lápices con sus hijos. Si lo hace solo el adulto no lo valoran. No hay registro”, advirtió Garcés.

Soraya Paz, directora de la escuela 367, compartió que “hay un sentir común: una fuerte preocupación no solo por no tener útiles sino la vestimenta, más aún cuando son varios hermanitos”.

“Hay que acoplarse a estos tiempos. Por eso, lo que fuimos haciendo en las confirmaciones es sugerirles a las familias que reutilicen y traigan materiales basicos para trabajar en el aula”, planteó y acotó: “Respecto a los elementos de plástica, vamos a esperar para ver cómo nos organizamos desde la escuela para hacer algo más comunitario. Lo mismo con las fotocopias: la idea es usar materiales ya impresos, usar más libros y más lectura en el pizarrón. Hay que buscar distintos recursos”.

Algunas familias compraron en diciembre para ganarle a la inflación. Otras compran lo mínimo indispensable y reciclan útiles viejos. Foto: Marcelo Martinez

La Biblioteca Popular Lera organizó un Club del Trueque bajo el lema “Vuelta a clases solidaria” para este domingo a las 10 en el gimnasio de la escuela 201 Juan Ramón Giménez, en 25 de Mayo 1852.

“Fue pensada por la vuelta al cole porque los útiles están muy caros y era una buena idea intercambiar bienes. Además, se sumó mucha gente ofreciendo ropa o dar clases. Si una persona trae mercadería le damos 30 créditos para que pueda gastar ahí mismo. Si hay mucha participación, la idea es implementarlo una vez por mes”, indicó.

La Fundación Sí, una organización civil que tiene como objetivo promover la inclusión social, realizó una colecta de útiles que distribuyó entre alrededor de 200 niños de los barrios 2 de Abril, San Cayetanito y algunos merenderos de la Línea Sur. Lo que más costo, admitieron, fue reunir delantales.

“Arrancamos en febrero juntando útiles nuevos o usados, en buen estado, que después distribuimos. Lo que pedimos a la gente es que que pidan con consciencia: si tenés, no pidas porque puede haber muchos otros pibes que no tengan”, indicó Anahí Biotti, miembro de Fundación Sí, y aclaró que muchas familias entendieron “el mensaje de reutilizar lo que sirve del año pasado”.

Ante la necesidad, la fundación sigue recolectando útiles y delantales. Quienes puedan colaborar, pueden llevar los materiales al Club del Faldeo, en Austria 272, al Club Arrayán, en Otto Mailing y Copahue, en la librería Arte Ba, en Lonquimay y Limay y en las dos sucursales de la juguetería Jumbo.


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