Leandro, resiliencia es su apellido y va por todo desde Neuquén al mundo

Actor, transformista y la pasó mal durante muchos años. Pero un día la vida le susurró “es por acá”. Subió a escenas miles de personajes. Pero ahora se prepara para mostrar su propia historia.

“Arte, arte, arte”, como un grito de guerra es la frase que inmortalizó la artista plástica Marta Minujín. Y aplica para todo en todos los sentidos. El arte también es revelación y es liberación, además de un modo de vida, un trabajo y un ejercicio de la creatividad. Y todo también es mostrar y liberar el ser interno.
Leandro Stepanchuc, un reconocido artista, actor, uno de los primeros transformistas de Neuquén, encontró en las tablas su manera “de ser”.

Miles de obras lo tuvieron de protagonista. Pero esta vez se anima a salir a escena contando su vida personal con “Solas”, que viene con un plus y viene por acá: “A esta vida venimos a ser felices”. Y se sube por primera vez a decirle a todos que de todas las situaciones límites también se sale.

El fue un niño feliz pero la pérdida de su papá y otros avatares de la vida lo llevaron a atravesar momentos críticos en la vida. Y se decidió a no dejarse vencer, y a subir al escenario para decir que “de todo momento uno puede salir, que hay una solución». Hoy sigue peleando contra sus «demonios», pero volverá al escenario con una obra intimista en la que Leandro solo estará allí con su corazón “en la mano”. Aunque suene a frase trillada, quienes pudieron leer el guión de la obra saben que esto es literal.

Y por supuesto, con una gran amiga que lo acompañará porque “es importante transitar el camino de la mano de alguien”. Gabriela Centeno es su nombre.
Tuvo la valentía de armar el texto de la obra desde un lugar paradisíaco y desde su propia historia. Y eso es un montón. Para desnudar el corazón se requiere de lugares y momentos que contengan y ayuden a liberar. Que sean la red cuando uno se tira al vacío.

“Me animé a una obra a corazón abierto para que todos puedan ver que detrás de una máscara hay una persona de carne y hueso. Que no todo es maquillaje”.

Leandro Stepanchuc, actor, productor y autor de su propia vida.

¿Pero cómo a esto? “Dicen que el teatro es terapéutico, que ayuda. A mí me tocó, hace dos años, ser fuerte cuando no podía más. Me tocó atravesar la tormenta para entender que a veces se necesita tristeza para poder entender la felicidad. Necesité ese caos para entender la paz. Y esa ausencia (la pérdida de su papá) me sirvió para entender otras presencias. Creo que esa es la belleza de la vida”, se sinceró.
Siempre sintió que tuvo que brillar en el escenario “con el alma rota, buscar un estado de confort unos minutos al día”.

Y en el tránsito de ese camino, hubo gente que lo dejó solo, que estuvo antes, pero luengo desaparecieron. “Tuve que despertarme, valorando el tiempo de calidad. Intentando ver lo importante que es levantarse a la mañana y reírse. Hacer crecer todos los proyectos que tengo. Pude entender que en este mundo todo es temporal, que la vida va cambiando, que las personas vienen y van como las estaciones del año”, agregó.

Y así llegó a desnudar su corazón en una obra de teatro que estrenará en breve y que será parte de otro capítulo de este diario. Leandro es resiliencia y eso lo entendió y actúa en consecuencia.


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