Los incendios en la región son nuevas “tormentas de fuego”

Los recientes siniestros que afectan a la Patagonia son considerados como “incendios de sexta generación”, producto del cambio climático.

“A medida que pasan los años, los cuerpos de bomberos no están frente a los mismos incendios que antes. Los incendios de sexta generación generan un escenario complejo”. Mercedes Bachfischer fue brigadista del Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales (Splif) en El Bolsón durante 9 años hasta que en 2019 se radicó en España.

Esta investigadora integra un programa de formación global en incendios forestales y es miembro de un equipo internacional de asistencia que ya intervino en los incendios de California, Bolivia y varios en Europa.

Los “incendios de sexta generación” o “tormentas de fuego” son el resultado del efecto del cambio climático y concentran la atención de los especialistas en todo el mundo. El reciente incendio que se desató en la zona del lago Martin, al sur de Bariloche, el 7 de diciembre pasado no pasó inadvertido para los investigadores en España.

La extinción de estos incendios está más allá de la capacidad de los bomberos. Se genera una interacción con la atmósfera que influye en el comportamiento errático del fuego y en la velocidad de propagación extrema. Esto hace que, en el momento, no sea sencillo predecirlos y representa un problema para la seguridad de la gente que trabaja en el lugar”, especificó Bachfischer.

Esta analista de incendios forestales de 31 años resaltó que este tipo de siniestros “gigantes” se ven cada vez más en Patagonia, California y Australia, con “una gran carga de combustible y vegetación muy estresada a causa de la sequía”. Por eso, se extienden durante varias semanas.

¿Por qué se los llama tormentas de fuego? Debido “al comportamiento que genera el fuego al interaccionar con la atmósfera”, creando columnas convectivas inmensas que alcanzan alturas superiores a las normales.

Los especialistas comenzaron a detectar este tipo de incendios en el verano del 2017, cuando se quemaron 570 mil hectáreas en el centro y sur de Chile. Este tipo de siniestros se reiteró en 2018 en la provincia de La Pampa, luego en Bolivia. “Y ahora sucesivamente. Se ven cada vez más en todas partes”, acotó Bachfischer.

La comunidad experta en incendios empezó a tomar consciencia y a cuestionarse qué es lo que estaba pasando. Sucede que hay que entender qué ocurre para buscar herramientas que permitan predecir el comportamiento del fuego”, aseguró y recalcó que “el intercambio de experiencias en diferentes partes del mundo resulta enriquecedor”.

Con esta recurrencia de incendios, se van desplazando especies y aparecen otras nuevas. El ecosistema va evolucionando”,

Mercedes Bachfischer, investigadora de incendios forestales en Cataluña.

Más estrategia y táctica



Ya radicada en España, Bachfischer llevó adelante un análisis de los incendios en Cuesta del Ternero y en Las Golondrinas durante el verano pasado. “Ambos afectaron superficies similares, de 15 mil y 13 mil hectáreas, pero tuvieron comportamientos distintos. El de Las Golondrinas tuvo una carrera de 33 kilómetros en 9 horas. Pudimos estimar una velocidad de propagación de 10 kilómetros por hora. Una barbaridad. Hoy día, ningún simulador de incendios forestales puede predecir que el fuego pueda tener esa carrera”, puntualizó.

Según la especialista, no se trata solo de abordar el combate del fuego sino también las áreas de interfase que, en Patagonia, suman otra complejidad al escenario. “Hay un trabajo muy interesante de la ingeniera forestal Marcela Godoy sobre el crecimiento de las áreas de interfase en la Comarca desde los años 80 al último tiempo. La región sufre una explosión demográfica para la que tal vez no está preparada”, dijo.

Manifestó que mucha gente “decide vivir en el medio del bosque, pero hay que ser consciente del riesgo en el verano. El día de mañana, esas viviendas son las primeras en quemarse. Durante la emergencia, es difícil dar una mano cuando la densidad de viviendas es tan alta. Por eso, la población debe involucrarse y ser consciente del sitio a donde vive”.

En este nuevo paradigma, el catalán Marc Castellnou, de la Fundación Pau Costa que conecta a una red de expertos a nivel global en incendios forestales, plantea un cambio del enfoque para combatir los incendios. “En un incendio con semejante velocidad de propagación, no tienen que ver los recursos sino aprovechar las ventanas de oportunidad. En este sentido, la capacitación es fundamental. Se trata de aprender más estrategia y táctica para leer un incendio y en base a eso, decidir cómo trabajar en él”, destacó Bachfischer.

Advirtió que las estadísticas no son favorables, con escasas precipitaciones y temperaturas elevadas. “Lo que ocurrió va a volver pasar y hay que estar preparados. Esto se ve con más frecuencia en distintas partes del mundo donde antes, ni siquiera se planteaba que pudiera haber incendios”, concluyó.


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