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Malvinas 1982. Con ojos de niño

Abril 1982. El 2 de ese mes estalló la guerra de Malvinas. Si. Estalló. Una mañana un milico borracho anunció que habían desembarcado soldados argentinos en las Islas ocupadas exclusivamente por ingleses. Lo cotidiano del día anterior, dejó de existir.  

Mientras la sociedad festejaba y otros se compadecían de quienes sin experiencia debían ir a cargar un fusil, nosotras, entre 11 y 12 años, transitábamos la sensación de guerra en el cuerpo.  

Miedo. No saber si una bomba caería en nuestras camas o en el aula. Todo podía pasar. Era la guerra. A los 12 años ya se tiene certeza de la gravedad de algunos acontecimientos.   

“Nosotras” si, un curso de 40 pre adolescentes. Tras décadas transcurridas comprendo que nuestro séptimo grado fue un laboratorio para la vida.  

Tengo la sensación que el colegio se detuvo en esos meses. Como si su alma se hubiese paralizado. Podría describirlo como hielo.  

María Ester era nuestra maestra de matemáticas. Llegó un día con la noticia que a su hijo lo habían llamado. implicaba que podía ir a Malvinas o algún destino cercano. Sin celular ni medios de comunicación ágiles, la angustia por supuesto la invadió. Estoica iba igual al colegio; claro, las lágrimas interrumpían la clase en cualquier momento. Nosotras, sus estudiantes no teníamos forma de consolarla. Tejíamos. Sacábamos nuestra lana y agujas y aprendimos a tejer bufandas para los soldados. Escribíamos cartas para que no se sientan solos. Las enviábamos a desconocidos rosarios y escarapelas. Sin saber, tejíamos nuestras redes de sostén. Nuestros pequeños tesoros. 

Chicas, nos decían, antes o después de jugar en el recreo a jugar al poli ladron. Esos chicos que están allá, son muy jóvenes. Podrían ser sus parejas el día de mañana. A nosotras nos parecían grandes, ya eran mayor de edad. Pero solo habían nacido 6 años antes que nosotras.  

Entre enunciados de aviones derribados y comunicados que erizaban la piel, alguien anunciaba en el enorme patio del colegio, que había recibido una carta de un soldado. Silencio completo en todo el colegio para escuchar esas palabras que querían transmitir esperanzas. 

Entre esas cartas llegó la respuesta a nuestra compañera, Gabriela Coluccio. Las cartas eran tesoros. De hecho, no sabíamos si cuando la estábamos leyendo, el remitente seguía con vida.   

La guerra terminó. Pasa el tiempo y las heridas abiertas comienzan a cicatrizar. Quedan los recuerdos y los aprendizajes. Cada 2 de abril ahora, las mujeres grandes que sufrieron esa guerra, nos abrazamos fuerte a través del grupo de WhatsApp. Registramos como madres, lo que habrá atravesado nuestra maestra y tantas otras madres que no tuvieron la suerte de María Ester, que volvió a re encontrarse con su niño de 18 años.  

Registramos también que bueno fue tenernos, jugar, pelearnos y amigarnos. Ser cómplices y ayudar con bufandas y cartas, escribiendo y tejiendo nuestra historia.  Y entre todos estos recuerdos, el 11 de septiembre del 2023. Después de más de 4 décadas de esa guerra, un saludo de cumpleaños a Gabriela, que merece que trascienda nuestro amoroso grupo de chat.  

Marcelo Kajfes es nuestro soldado, héroe. A través de un compañero, Ariel Encina, compartía las siguientes palabras… 

“Muy feliz cumpleaños Gabriela Verónica Coluccio. 

En 1982 Gabriela era una niña que nos mandaba cartas y diferentes regalitos a los soldados que estábamos defendiendo la Patria. En nombre de todos los que en 1982 formábamos el Regimiento de Caballería de Tanques 9, Puerto Deseado. Santa Cruz…Te deseamos un muy feliz cumpleaños y te damos las gracias por todo el cariño que recibíamos de los alumnos argentinos.  

Gracias por la fuerza, la fe y el orgullo que sentimos al recibir tus cartas 

En tu persona aprovechamos para saludar a todos esos niños, (hoy hombres y mujeres) que en 1982 nos hicieron una cartita para que no nos sintiéramos tan solos. 

Muchas gracias” 

Desconocemos la fuerza de nuestros pequeños actos. Nuestras niñas sanan un poco sus almas heridas con estas palabras, sabiéndonos todos parte de esa guerra.  

Lic. Laura Collavini 

laucollavini@gmail.com 


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