María perdió su hija de cuatro años en un accidente de tránsito en Bariloche: lleva un mensaje esperanzador
El fatal accidente se produjo en 2012 cuando un caballo se cruzó en la ruta a la altura de Las Chacras, al este de Bariloche. María Campolonghi presentó la tercera edición de "Mejor sí hablar de ciertas cosas".
Cuando recobró al conciencia en el hospital Ramón Carrillo, supo que su pequeña hija no había corrido la misma suerte. Que no había logrado sobrevivir. Se lo confirmó el papá de Martina, cuando le preguntó por segunda vez y él apenas pudo responder con un hilo de voz.
Esa mañana cuando salió de su casa en Dina Huapi para dirigirse al jardín donde trabajaba como directora y al que acudía su hija de 4 años, no imaginó que su vida cambiaría para siempre.
Era el 24 de abril de 2012. La mujer manejaba y la niña iba atrás con cinturón de seguridad. “A la altura de la curva de Las Chacras, se cruzó algo en la ruta y pensé que era una persona. Pero no, era un caballo. Me tiré hacia mi banquina, pero la camioneta que venía de frente, con un trailer, se cruzó”, cuenta María Camponlonghi.
De pronto, describió, vio unos destellos y “chispazos”. “Soy consciente de todo lo que pasó: del impacto, mis gritos por el dolor y llamando a Martina, escuchaba voces, gritos, sentí el traslado al hospital”, comentó.
Cuando despertó en el hospital Ramón Carrillo, la llevaron a hacerse estudios. “Hasta ahí no me querían decir que Martina estaba muerta. No necesitaron darme la noticia porque yo ya lo sabía”, advirtió.
A 13 años de aquel accidente, la mujer encontró un camino como coach ontológica y va por la tercera edición del libro “Mejor sí hablar de ciertas cosas” que fue publicado en 2021, a la salida de la pandemia.

“El subtítulo es La muerte y el dolor, como impulsores de la vida. Empecé a escribirlo cuando logré hacer el proceso de duelo y la sanación. No sólo venía de la muerte de Martina sino de la pérdida de varios embarazos. El último fue en 2013, al año siguiente del accidente. Ahí fue cuando decidí hacer una terapia más profunda”, reconoció. Acudió a una terapia comunicacional “que viene de la mano del coaching y la programación neurolingüística.
Recordó que cuando obtuvo el alta, fue ella quien insistió para que su equipo de hockey viajara a Esquel para el Nacional de Clubes. También decidió regresar rápidamente al aula. “Tuve como etapas de zombie. Decía: ‘Acá no pasa nada’ y seguía. Perdí otro embarazo: me recuperaba, seguí. Pero sostuve eto hasta donde pude”, expresó.
Decidió empezar de cero “para reconstruir y diseñar lo que se había caído. Me llevó un tiempo, fue difícil. Cuando me sentí como armada y encontrándome con quien quería ser, empecé a escribir el libro para transmitir mi mensaje esperanzador destinado a quien pase por algo similar”. Reconoció que debió atravesar muchos “bajones” en el camino.
¿Cuál es ese mensaje? Que se puede, incluso frente al dolor irreparable de la muerte de un hijo. “Uno puede tomar una actitud diferente y no quedarse hundido en el dolor. Depende de la decisión de uno mismo. Es una elección. No es sencillo, nada simple, es un trabajo que lleva mucho tiempo y esfuerzo. Lleva mucha lágrima, mucha conexión con uno mismo”, resumió María.
En algún momento del proceso, supo que quería salir adelante y darle un sentido a su vida. “Lo que había pasado ya estaba”, dijo.
Cuando empezó a escribir el libro, su terapeuta la acompañó y le fue sugiriendo cosas. Reconoció que al final, las sesiones “resultaban más profesionales que personales”. “Fuimos haciendo un camino juntos”, resaltó.

El libro “Mejor sí hablar de ciertas cosas” arranca con una cronología de esa trágica mañana del 24 de abril. “Quise contarlo para contextualizar de donde parto para llegar finalmente a donde llegué”, explicó.
María consideró que, ante una tragedia, hay que respetar los procesos de cada uno. “Pero lo cierto es que está en uno la decisión de transformación pese a lo doloroso que es. Estar sufriendo es una elección de la persona. Uno debe poder decir: hasta acá me quedo en este dolor, sigo y eso no sirgnifica olvidar, ni entender. Es darle una nueva mirada a la vida que sigue. Miles de veces pensé qué hubiera pasado si hubiera salido dos minutos más tarde de mi casa. Eso es maltrato a uno mismo. No modifica lo que pasó, solo llena la cabeza de malestar, negatividad y culpa”, planteó.
María aseguró que hoy sigue disfrutando de la vida. Está abocada al coaching a través de la capacitación de empresas y piensa en retornar a la educación ya que es psicopedagoga. Le gusta el hockey, la bicicleta, la gimnasia y el encuentro con amigos. “Todo lo que pueda hacer desde el disfrute lo hago. Eso no significa que uno no pueda tener inconvenientes, uno va creciendo y te agarran los achaques, pero hay que aprovechar cada momento”, indicó.
El libro se consigue en Kiosco Jorgito, en la calle Diagonal Capraro, en la Librería Literal en la calle Elflein, o El Profe, en Dina Huapi.
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Cuando recobró al conciencia en el hospital Ramón Carrillo, supo que su pequeña hija no había corrido la misma suerte. Que no había logrado sobrevivir. Se lo confirmó el papá de Martina, cuando le preguntó por segunda vez y él apenas pudo responder con un hilo de voz.
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