Misiones, al borde del estallido social: Passalacqua denunció a 15 policías y se recrudece el conflicto

El conflicto entre policías y el gobierno de Misiones sigue escalando. El Ejecutivo provincial denunció a 15 policías por sedición e intimidación pública, mientras los efectivos sostienen el acampe y piden diálogo. Van 10 días de la protesta que se extendió a diversos sectores.

El conflicto entre policías y el gobierno de Misiones no da tregua. El gobierno provincial de Hugo Passalacqua denunció a 15 policías por «sedición e intimidación pública, entre otros delitos«. La denuncia, presentada ante la Justicia, busca investigar a los líderes de la protesta que ya lleva diez días con un acampe en la avenida Uruguay, en Posadas. Qué está pasando.

Ayer, los policías, acompañados por docentes y empleados de la salud, conmemoraron el 25 de Mayo con un acto multitudinario. A pesar de las bajas temperaturas, los empleados estatales le dieron un aire festivo al evento, pero sin dejar de reclamar un trato digno por parte del gobierno provincial y la reapertura del diálogo.

Las autoridades provinciales, sin embargo, se han mantenido firmes en su posición. El gobernador Hugo Passalacqua ha comunicado a través de las redes sociales que la oferta de aumento salarial del 30% y una amnistía para los manifestantes sigue en pie, sin mejoras. Este ajuste elevó el salario de un agente de $442.000 a $525.000, según la grilla salarial publicada.

El director de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Gobierno, Pedro Duarte, presentó la denuncia en el Juzgado de Instrucción 6. La lista de los 15 denunciados incluye a voceros de los policías y penitenciarios, como los suboficiales retirados Ramón Amarilla y Germán Palavecino, así como a agentes, suboficiales y oficiales en actividad.

Según las autoridades, con la denuncia se busca investigar los delitos de sedición, intimidación pública, incitación a la violencia colectiva, interrupción de tránsito público, estafas, malversación de caudales públicos y amenazas.

El gobierno argumentó que los cabecillas de la protesta están obligando a otros integrantes de las fuerzas de seguridad a participar en la toma de unidades operativas.

Sin embargo,hasta el momento no se registró ninguna dependencia policial tomada. Duarte también mencionó mensajes anónimos en redes sociales que supuestamente advierten al gobierno de posibles tomas de organismos públicos si no se llega a un acuerdo.

A pesar de la situación tensa, los policías mostraron dispuestos a negociar. En las últimas conversaciones, los agentes bajaron sus pretensiones salariales como un gesto para encausar el diálogo.

Sin embargo, el gobierno mantuvo su oferta original sin cambios, buscando aparentemente desgastar a los manifestantes con denuncias penales y la falta de mejoras en la propuesta.

El conflicto salarial superó ya el acuartelamiento de 2012, que se resolvió en ocho días con una recomposición salarial significativa y el levantamiento de sanciones y causas penales.

Esta vez, el gobierno enfrenta múltiples frentes de protesta. Los docentes llevan más de un mes en huelga por el «insuficiente el salario de $400.000 por cargo». El personal de Salud Pública también está en conflicto, acampando en los pasillos del Ministerio de Salud.

En el acto del 25 de Mayo, el capellán de la Policía, Marcos Szyszkowski, hizo un llamado a la unidad y a la lucha por la dignidad. «Que podamos desde la unión que hace la fuerza, dejar de estar arrodillados ante quienes nos someten», expresó. Szyszkowski pidió que «sigamos apostando al diálogo como camino» y advirtió que «el pueblo ya no está arrodillado, ya no tiene miedo, el pueblo ya se levantó».

Germán Palavecino, uno de los voceros de la protesta, enfatizó la necesidad de un trato digno para los policías. «Queremos vivir dignamente de nuestra profesión y no sólo sobrevivir», declaró. Palavecino hizo un llamado al gobierno para que atienda sus reclamos con razonabilidad y sensibilidad.

Después del acto, los referentes de la protesta se unieron a una celebración similar organizada por los docentes a una cuadra de distancia. La noche anterior, los docentes habían marchado a la Legislatura, donde derribaron el vallado e intentaron ingresar, siendo reprimidos por la Policía con gas pimienta.

Los incidentes resultaron en al menos una decena de personas sofocadas y dos maestras hospitalizadas con posibles cuadros de ACV.

El conflicto en Misiones sigue reflejando un clima de creciente tensión y descontento con las políticas del gobierno provincial. La negativa de Passalacqua a mejorar la oferta salarial y a abrir un diálogo efectivo exacerbó la situación, llevando a protestas multitudinarias que involucran a varios sectores de la sociedad.

A medida que el acampe y las protestas continúan, las autoridades provinciales se encuentran con la difícil tarea de resolver un conflicto que -cada vez más- amenaza con desbordar.

Con la denuncia presentada y la firme postura del gobierno, el desenlace del conflicto sigue siendo incierto, pero pareciera que queda claro que los manifestantes no están dispuestos a dejar las protestas sin obtener respuestas concretas.

El apoyo de los sindicatos de la CGT a los paros nacionales docente y de sanidad subrayó la solidaridad entre los distintos sectores en lucha. Gremios de todo el país se han manifestado y exigieron al gobierno nacional que devuelva los fondos eliminados y aumente el presupuesto para las universidades públicas.

A medida que las protestas continúan, la presión sobre el gobierno provincial de Misiones y el ejecutivo de Javier Milei sigue aumentando.

Con información de Clarín


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