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Neuquén: “Yo toco el acordeón 24 horas, vos ponés la plata”
La idea fue de un vecino del barrio Sapere para juntar fondos para ampliar el hogar de las Hermanas Teresianas. Cumplió su palabra y la obra se realizó. Allí aún existe una de las famosas "casas de montura", diseñadas por el arquitecto Aníbal Teodoro Múller.
"Casas de montura" construidas en 1958 para las familias que fueron víctimas de la crecida del río Limay. (FOTO: Gentileza museo Paraje Confluencia)
Todos los barrios de la ciudad de Neuquén tienen sus curiosidades, ya sea por sus rincones, por sus personajes o porque a algún loco lindo se le ocurrió una idea creativa, que si se aplicara hoy sería viral.
Tal es el caso del barrio Sapere, conocido entre otras particularidades por sus “casas de montura”, viviendas que se construyeron a fines de 1950 para resistir los embates de las crecidas del río.
Neuquén tenía grandes piletones en pleno centro
Pero hay otras historias que forman parte del anecdotario entrañable del vecindario y que el museo Paraje Confluencia se encargó de recopilar.
Una de ellas lo tiene como protagonista a un vecino anónimo. Eran los años 80 y las Hermanas Teresianas se encontraban en plena campaña para recolectar fondos necesarios para ampliar el edificio donde realizaban su tarea solidaria. No eran tiempos fáciles, pero apareció este señor con una idea que definitivamente llamó la atención.
En pocos días organizó lo que se denominó “Maratón del Acordeón”. Su objetivo fue tocar el instrumento por más de 24 horas para reunir los fondos necesarios. Cumplió su palabra. No hubo vecino que no quisiera aportar su granito de arena y finalmente se pudo ampliar el salón de las Hermanas Teresianas.
En los archivos también se guarda la historia de Luis Cari quien frente a la falta de un edificio donde pudiera funcionar la exescuela 35, prestó en 1966, dos de las habitaciones de su casa para que los niños y niñas no perdieran sus clases.
Y el barrio también recuerda al arquitecto Aníbal Teodoro Müller.
En 1958 se produjo una gran inundación por la crecida del río Limay que arrasó muchas viviendas apostadas sobre el lado sur de la ruta 22. El municipio trasladó a las familias a la zona noreste de la ciudad, donde Müller diseño las particulares “casas de montura” para ellas. Una de esas viviendas aún sigue habitada.
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