Profesionales del Castro Rendón de Neuquén se capacitan en Lengua de Señas Argentina
Unos 41 médicos, enfermeros, administrativos y camareros participan del curso. Se busca sostener la atención de pacientes humanizada e inclusiva.
“El uso de la lengua de señas es una afirmación de que todos tienen derecho a ser entendidos”. La frase pertenece a la actriz estadounidense sorda, Marlee Matlin. Por este camino van los profesionales del hospital Castro Rendón de Neuquén que iniciaron una capacitación para aprender esta lengua y humanizar la atención de los pacientes sordos y sus familias.
La necesidad surgió a través del departamento de Docencia e Investigación del hospital Castro Rendón, luego de la pandemia. La coordinadora del proyectos, Analía Lucero, es kinesióloga y hace más de 20 años trabaja en el Castro Rendón y desde hace 28 años maneja la lengua de señas que aprendió en la Universidad Nacional de Córdoba, cuando era estudiante.
“Había una necesidad de parte de los pacientes sordos que concurrían al hospital o de sus familias. Y una necesidad también de parte del equipo de profesionales para mejorar la atención, haciendo eje en la humanización, la accesibilidad y la inclusión. Y así lanzamos esta capacitación”, comentó Analía.
Todos los martes a las 17 en el tercer piso del edificio emblemático de calle Buenos Aires de la ciudad de Neuquén, se reúnen 41 profesionales ( porque la capacidad del aula no da para más) para participar de la capacitación a cargo de Sebastián Caseres, Luis Cano y Tamara Ávila, miembros de la comundiad sorda.
Lucero, coordinadora del proyecto, oficia de mediadora entre personas sordas y oyentes, «pero solo cuando es absolutamente necesario porque la verdad es que cada uno tiene que aprender a ver los gestos, la lengua. Yo solo facilito algunas cosas. La persona sorda es la que tiene que enseñar, los oyentes solo somos facilitades. No hay nadie que te enseñe mejor su lengua, su cultura, que las personas sordas. Para mi eso hay que ponerlo en valor», consideró Analía Lucero.

Al curso asisten puntualmente personal administrativo de ventanilla de solicitud de turnos, vacunación y de ingreso por guardia. También participan integrantes del equipo de alimentación, camareros y de enfermería de diferentes sectores. «En esta primer instancia pusimos el foco en lo que es atención primaria, el personal con el que se encuentra el paciente ni bien ingresa al hosptial», expicó la kinesióloga.
Las primeras enseñanzas sobre la lengua de señas es generalizada, luego se comienza a ahondar sobre la terminología específica, en un mundo donde no solo las manos juegan un rol clave si no también el rostro y sus expresiones. No solo es la seña en sí sino también la carga de gestualidad que se le suma.
¿Cómo explicarle a un paciente sordo o a su familiar sordo el diagnóstico que resultó de sus estudios? ¿Cómo indicarle de qué forma y tiempo debe tomar su medicación? Con la lengua de señas, que no es difícil de aprender.
«Siempre se busca y se encuentra la manera». Por eso es muy importante la presencia de los mediadores sordos y de que sean ellos los que enseñen la lengua y de que existan profesionales que la manejen para una atención de los pacientes más humanizada.
«Había muchas dificultades hasta con los camareros, los que te asisten en las viandas, o dar un diagnótico o como dar la medicación. O poder saber si al paciente le gusta el sabor de la gelatino a no. Todas esas barreras existieron y existen, pero queremos mejorar eso», agregó la profesional.

El aprendizaje en primera persona
Cada uno de los participantes tiene un por qué estar allí. Julio Baeza trabaja en el sector de alimentación. Hace años comenzó la carrera de Lengua de Señas Argentina, pero los caminos de la vida lo llevaron para otro lado. Hoy tuvo su segunda chance.
«Es una buena oportunidad y muy importante para quienes trabajamos en la Salud pública que busca siempre un trato humanitario e inclusivo. Desde mi trabajo en el hospital, creo que es fundamental aprender la lengua y poder entenderse con el paciente sordo. Yo trabajo en Alimentación y para mi la alimentación es parte de la medicación», aseguró.
Marcela llegó puntual y fue una de las últimas en retirarse. Hace 13 años, recien llegada de Mendoza, su tierra natal, ingresó a trabajar en el Castro Rendón. Se desempeña como enfermera diplomada en el sector de Ginecología. » Primero me movió un interés personal, desde chica quise aprender. Hoy trabajando acá me doy cuenta de lo importante que es para los pacientes sordos contar con alguien que maneje su lengua, se sienten contenidos y seguro de que todas sus necesidades van a ser correctamente interpretadas», comentó.
En Argentina existen, según los registros oficiales 200.000 personas sordas, que significa el 1.2% de la población total del país. Aunque se estima que podrían ser más, debido a que muchas no fueron incorporadas a los censos.
La auditiva es una de las discapacidades más frecuentes de Argentina, representando el 18% del total de discapacidades, de los cuales el 13.47% corresponde a sordera.

Lengua de Señas Argentina
La Lengua de Señas Argentina no es un traducción visual del español, es una lengua en sí misma, con sus propias reglas gramaticales y estructura lingüistica. Como otras lenguas, evoluciona y se adapta a las necesidades y realidades de la comunidad sorda.
Es el medio principal de comunicación para las personas sordas desde temprana edad. Es a través de esta lengua que pueden participar en la sociedad plenamente, acceder a la información, expresar sus pensamientos y emociones y desarrollar su identidad y cultura. Es fundamental para garantizar la inclusión y la igualdad de oportunidades.
En Argentina, mediante la ley 27.710 de 2023, la Lengua de Señas Argentina )LSA) es reconocida como lengua natural del país. «Se reconoce a la Lengua de Señas Argentina como una lengua natural y originaria que conforma un legado histórico inmaterial como parte de la identidad lingüistca y la herencia cultural de las personas sordas en todo el territorio de la Nación Argentina, y que garantiza su participación e inclusión plena, como así también de las personas que, por cualquier motivo, elijan comunicarse en dicha lengua», dice el artículo primero de la norma.
“El uso de la lengua de señas es una afirmación de que todos tienen derecho a ser entendidos”. La frase pertenece a la actriz estadounidense sorda, Marlee Matlin. Por este camino van los profesionales del hospital Castro Rendón de Neuquén que iniciaron una capacitación para aprender esta lengua y humanizar la atención de los pacientes sordos y sus familias.
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