«Todos los que estamos en salud pública es porque elegimos estar»: la médica de Roca que defiende su hospital

Romina Villegas, intensivista del López Lima desafía a la crisis sanitaria de Río Negro desde la defensa del derecho a la salud. Con profundo dolor y desde su vida, polemizó con los dichos del gobernador.

«Yo creo en la salud pública y que todos tenemos que tener el derecho a tener lo mejor», expresó Romina Villegas, intensivista del hospital López Lima, en medio de una larga jornada de guardia. Junto a su equipo y al lado de siete personas que luchan por sus vidas en un box, la profesional entiende por qué no bajar los brazos.   

“Lo que más dolió fue lo que dijo el gobernador. Fue como un puñal. Lo peor que pudo decirnos fue que nos vayamos, que nos invite a irnos, creo que fue la gota que derramó el vaso”, aseguró la médica de Roca. 

Por primera vez, desde que tiene uso de razón, los médicos en su mayoría están movilizados. “Somos un plantel en el hospital de más o menos 150 médicos y 142 (que participan) es muchísimo, todos tenemos opiniones distintas pero también sabemos que estamos en la misma”, valoró. 

Completamente atravesada por el conflicto de salud pública en Río Negro, que ya dejó secuelas en su vida personal y la de su familia, dijo que es necesario mostrar que ellos apuestan a la salud pública, no como un slogan o consigna vacía sino por varias razones que atañen a causas mucho más relevantes que solo el bolsillo.  

Romina tuvo la posibilidad de estudiar Medicina en la universidad pública. Ingresó a la carrera en la Universidad Nacional de Córdoba en el año 2000 y se recibió en 2006. “Cuando terminé la especialidad en la clínica Pasteur (Neuquén) me ofrecían una relación de dependencia y un muy buen sueldo”, recordó. Pero tenía toda su familia en Roca y apostó por el hospital público desde 2012, luego de hacer guardias en el sanatorio Juan XXIII un año. 

Hoy también es coordinadora hospitalaria de Incucai e instructora de residentes. Con todos esos títulos y 12 años de antigüedad, full time y exclusiva del hospital, contó que su sueldo no llega a los 700.000 pesos, mientras en una clínica privada de Roca con la misma carga horaria, un médico cobra el doble y medio: puede estar facturando cerca de 2 millones por mes. 

“Yo estoy en salud pública porque quiero”, dijo luego del abrazo simbólico al hospital el martes pasado que fue un espaldarazo social a la batalla que llevan adelante. Lo cierto es que el escenario económico y su salario, la obliga a salir a hacer más y más guardias para elevar sus ingresos. 

Foto: gentileza, Vecinos Autoconvocados

“Cómo médica dejé muchas cosas, pero ahora tuve que dejar de ser mamá algunos días para hacer más horas extras», contó. Romina tiene tres hijas y un esposo enfermero, también trabajador del hospital público. 

Habían planificado hacer guardias hasta los 40 años, cuando pensaban ya gozar de cierta estabilidad económica, pero se equivocaron. Se fueron sus ahorros y hoy, a los 43 años luego de varias crisis sanitarias y economicas vividas, Romina tiene que pensar en sostener los días y noches interminables en el hospital, por lo menos, diez años más.  ¿Cuán viable voy a ser como médica de terapia intensiva en una década?”, se preguntó. 

“Soy médica por la mañana, transportista escolar por la tarde. Las guardias extra las hago el fin de semana. Los sábados a la noche me pueden encontrar en la guardia externa, porque es donde hay lugar”, dijo.  

El caso de una de sus colegas que está embarazada le preocupa. “En esa condición dejás de hacer guardia seis meses, no podés vivir con 500.000 pesos. Teniendo un título con especialidad, no se puede”, ejemplificó. 

Romina Villegas y Fernanda Formiga Fresser, médicas de terapia intensiva hospital de Roca. Foto: Andrés Maripe

Los residentes nos llegan a los 500 mil pesos y tienen retención de título. “¿Cómo podés sostener una familia con 500 mil pesos?’ El día de hoy nuestros residentes de Clínica están siendo atraídos a terminar su residencia en el privado porque les pagan el doble”, confió.  

Entonces, una conclusión es inminente y necesaria para ella. “Todos los que estamos en salud pública es que elegimos estar”.

Las razones por las cuales defiende su puesto


La primera razón por la cual Romina no sería parte del éxodo al privado es porque cree en la salud pública y los derechos de las personas a gozar de atención de calidad. 

“Cuando escuchamos al gobernador decir esas ‘grandes palabras’ dijimos: ¿y si nos vamos todos? ¿y si no consiguen a nadie para terapia y mi papá es el que cae?”, reflexionó la mujer. “Tenemos una obligación de asegurar la salud pública”, lanzó. 

En segundo lugar, dijo que la mercantilización de la salud muchas veces va en contra de sus propios derechos como trabajadores y se utiliza en beneficio de ciertos intereses y negocios.  

“Al privado le facturás, si te tomas vacaciones, si te enfermas no cobrás. Nosotros tenemos grandes obligaciones en la salud pública, pero también tenemos derechos”, reflexionó. Además, dijo que la del hospital es otra realidad, porque a la terapia si o si ingresan pacientes con criterio, cuestión que pone en debate en el subsector privado. 

“Nosotros no facturamos, si yo ocupo la cama con gente que no tiene criterio de ingresar, lo único que hago es perder porque cuando tenga otro paciente que necesite la cama, no la voy a tener. En cambio, sucede que en las instituciones privadas puede haber pacientes que están en terapia con criterio de facturación a las obras sociales”, dijo y agregó: “En el hospital nosotros no facturamos, no cobramos más allá de nuestro sueldo (…) Tampoco tenemos un gerente que nos diga que tal paciente tiene que entrar”.

Hay días que uno afloja y otro levanta;pero también hay días que aflojamos todos y nos quejamos, luego reímos», dijo y agregó que en las clínicas privadas no suele haber grupos de trabajo consolidados que se sostienen, al menos en las terapias intensivas.  

“El Covid nos sacó los años, la pasé muy mal y después de la pandemia renací (…) Estuvimos en una luna de miel de meses, pero con la crisis económica, nos están hundiendo de nuevo. Yo creo que nos sostiene que somos un grupo y que estamos movilizados”

Romina Villegas, médica intensivista hospital Francisco López Lima

Lo difícil es también “trabajar sin insumos”. “No saber qué droga poner porque no sabes qué droga tenés disponible. Acá es pelear el día a día, casi hora a hora”, completó. Son varias batallas a la vez para garantizar el derecho de la población, incluso a veces los médicos llegan a cumplir tareas de asistencia social ayudando a las familias a gestionar, según calificó Villegas. 

Futuro desierto: las nuevas generaciones 


La terapia intensiva del López Lima tiene la fortuna de contar con un equipo de especialistas en cuidados críticos, lo cual no es fácil de conseguir. Algunos fueron formados ahí mismo en la residencia de Terapia que ya lleva varias camadas de egresados. Pero hoy el futuro es difuso porque no se avizora el recambio. 

La terapia intensiva del López Lima. (Foto: Juan Thomes)

Hace tres años está desierta la residencia de Terapia Intensiva del López Lima. La de más amplia trayectoria en la región y avalada por la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) y la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) tuvo su última egresada en 2018 quien se quedó a integrar el plantel del hospital, Fernanda Formiga Fresser. 

Hay por lo menos tres inscriptos en las residencias de terapia intensiva de los establecimientos privados de Roca, pero ninguno en el hospital público,a pesar de que es la que más experiencia tiene en formación de médicos, según dijo la entrevistada. 


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