Último adiós a la casa de un querido médico de Allen: será reemplazada por un gran edificio

Hace 78 años se volvía el hogar de Moisés Eidilstein y su esposa Regina Mizrahi, desde donde comenzó la labor del “doctor del pueblo”, al que todos recurrían. Vacía desde hace una década, ahora la familia espera darle una nueva utilidad al terreno.

Cuesta establecer una fecha de construcción para esta antigua vivienda de calle Tomás Orell al 400 (en otro tiempo Independencia 155), porque cuando el joven médico Moisés Eidilstein llegó a Allen, con 29 años, sus puertas y ventanas ya estaban abiertas. Sin embargo, los años pasaron y ante la partida de sus dueños, se notaron las dificultades para mantenerla. Es por eso que los descendientes optaron por diseñar un proyecto que dinamice esa zona del centro local. 

“Hacemos su presentación al público de Allen y su colonia, augurándole éxito entre nosotros”, publicó el viernes 18 de julio de 1947 el diario “La Voz Allense”, según el archivo de Ignacio Julio Tort. Se referían a este doctor entrerriano, que arribó a una localidad que necesitaba nuevos profesionales. “Papá llegó solo en 1947, a principios de 1948 fue a casarse con mamá y se vinieron a vivir a Allen en esta casa que alquilaron y que con el tiempo compraron. A fines de 1948 nació Marta, en 1951 Jorge y en 1955 llegué yo”, explicó Carlos Eidilstein, en diálogo con Diario RÍO NEGRO.

Una empresa de Neuquén es la encargada de las tareas de despeje en calle Tomás Orell al 400.
El aspecto hasta hace algunos meses atrás.

A cargo del proyecto de arquitectura que hoy avanza con el retiro de escombros, este hijo hoy ya jubilado, dedicado a la comercialización en el rubro frutícola, se permitió hablar de lo que representó esta casa para él y los suyos.

“Todos nos criamos ahí, toda la infancia, los momentos de juegos, los inviernos sentados en el suelo delante del fuego en la estufa hogar, las tardes de verano en los sillones del porche, las veces que nos cruzábamos al Sanatorio”,

contó. 

«La puerta de esa casa nunca estuvo con llave, fue nuestra casa de encuentro, de juntadas de verano, entre primos, de las quedadas a dormir, donde podíamos abrir la heladera para comer algo y pasar la tarde ahí, a hacer algo después del colegio, todo… Recién vino a estar con llave cuando mi abuela Regina estuvo muy viejita»,

agregó su hija Tamara.

Ese centro de salud del que habla Carlos fue un espacio que combinó la atención de guardia, con internación y maternidad, aún vigente aunque con distintos dueños, ubicado justo enfrente de la vivienda familiar. Sin embargo, la labor del “doctor del pueblo” comenzó en esta antigua casa revestida en piedra, que esta semana fue intervenida. Desde allí cruzaban en el primer tiempo con la comida para las y los pacientes, elaborada por las manos de Regina, esposa del profesional. Ella también fue quien confeccionó las primeras sábanas para el Sanatorio, con su máquina de coser y tela traída desde Buenos Aires, contaron.

Último adiós a la casa de un querido médico de Allen | Cambios y reformas


La estructura hoy ya demolida contaba con cuatro dormitorios (uno de servicio que ocupó la empleada de la familia, Ángela Cisterna, luego convertida en enfermera), dos baños, la cocina y el comedor diario, un hall de ingreso y algunos ambientes más chicos que con el tiempo se reformaron para dar lugar a un lavadero y la cochera.

La palmera de fondo, en otro tiempo. Delante Regina y Ángela, su ayuda en el hogar, ambas de saco, a la derecha. Foto: Gentileza Familia Eidilstein.
El aspecto del Sanatorio en otro tiempo – Foto: Gentileza Familia Eidilstein.

Se le hicieron cambios en varias oportunidades para modernizarla, cambiamos las estufas por calefacción central, se le sumaron las tejas que se veían desde el frente, porque antes tenía techo de chapa, pero cuesta mucho dinero mantenerla para simplemente tenerla alquilada. Por eso empezamos a pensar en qué hacer, porque no queremos que la propiedad cambie de manos”, reconoció Carlos. 

Una palmera de más de 20 metros, eterna testigo de todo el movimiento en más de 80 años, pronto también será derribada, porque no lograron encontrar una alternativa dentro del proyecto, que pudiera incluirla. El aspecto de la cuadra, cambiará desde ahora considerablemente, quedando solo en formato original, las instalaciones del corralón y depósito de la esquina, hacia el oeste, en Tomás Orell y Mitre, donde en las primeras décadas del incipiente pueblo, funcionó el Almacén de Ramos Generales “Diez y Fernández”. En el recuerdo quedarán las anécdotas de quienes aseguraron que la vivienda de los Eidilstein, antes de su llegada, funcionó hasta como iglesia, en la que se realizaron casamientos, en tiempos previos a la también demolida Capilla Santa Catalina.

Último adiós a la casa de un querido médico de Allen | Detalles de lo que viene


Desde la muerte de Regina Mizrahi, en mayo de 2014, el inmueble se encontraba vacío, lo que dio lugar a sucesivos intentos de desconocidos que buscaban ingresar para ver qué podían llevarse. Ahora una empresa de Neuquén es la encargada de las tareas de despeje, que se completarán en los próximos días, para dar lugar a una estructura de seis pisos, con cinco locales, 13 cocheras y 30 departamentos de una y dos habitaciones. “Tendrá el ingreso para los residentes por calle Eva Perón, mientras que del lado de Tomás Orell, estarán disponibles los salones comerciales”, explicó uno de los propietarios. 

“Creo que mis papás nunca se imaginaron que podíamos llegar a implementar un proyecto así, aunque en algún momento contemplaron la idea de construir otra casa delante de la actual, para desocupar la anterior, sólo que por algún motivo no lo pudieron concretar”,

concluyó Carlos.
Francisco De Prado y su esposa Elvira Martínez, amigos de la familia Eidilstein, posando junto a la vivienda. Foto: Gentileza Familia Eidilstein.
Moisés y Regina, el día de su casamiento – Foto: Gentileza Familia Eidilstein.
El cero de la casa, que supo dar a la antigua calle Independencia – Foto: Gentileza Familia Eidilstein.

Cuesta establecer una fecha de construcción para esta antigua vivienda de calle Tomás Orell al 400 (en otro tiempo Independencia 155), porque cuando el joven médico Moisés Eidilstein llegó a Allen, con 29 años, sus puertas y ventanas ya estaban abiertas. Sin embargo, los años pasaron y ante la partida de sus dueños, se notaron las dificultades para mantenerla. Es por eso que los descendientes optaron por diseñar un proyecto que dinamice esa zona del centro local. 

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