Soluciones para el CPEM de Valentina

Hebe Adala prometió ante los padres un paredón y personal de seguridad permanente

NEUQUEN.- La subsecretaria de Educación, Hebe Adala, se comprometió ayer a construir paredones y a contratar a un sereno como una manera de asegurar la seguridad de la comunidad educativa del CPEM 49, ubicado en el barrio Colonia Valentina Sur de esta ciudad.

Hace dos días, dos jóvenes del barrio desde la ventana que da al patio apuntaron y amenazaron al profesor de matemática y a los alumnos, con un rifle que luego se comprobó era de aire comprimido.

Adala garantizó los paredones y la contratación de un vigilante, y se comprometió a gestionar ante el ministro de Gobierno, Carlos Rosso, mayor cantidad de policías para que patrullen la zona.

La funcionaria respondió de esta manera al pedido de la comisión de padres del establecimiento, quienes desde hace tiempo vienen advirtiendo sobre la grave situación que les toca vivir diariamente no sólo a los alumnos y docentes sino a todos los vecinos de Valentina.

El caso de los chicos que apuntaron al docente resultó el detonante para que el reclamo llegue a las más altas autoridades neuquinas y puso otra vez en el tapete los graves problemas de seguridad que viene soportando Colonia Valentina Sur.

«En cuanto a la solicitud del paredón y del personal de seguridad permanente, les digo que lo van a tener ya. Por la seguridad del barrio no me puedo comprometer a solucionarlo, porque no es mi área. Sí puedo trasladar el problema a las autoridades de gobierno para ver qué se puede hacer», explicó Adala a padres y docentes del CPEM 49.

«El problema no es de la escuela, porque no hubo problemas con los alumnos, son chicos del barrio. Tenemos que hacer un plan con asistentes sociales», advirtió la funcionaria.

Los vecinos de Valentina Sur están indignados y atemorizados porque nadie controla el accionar de las patotas, en su mayoría conformadas por jóvenes que no tienen ningún tipo de actividad.

En el barrio hay muy pocos lugares de esparcimiento por lo que el playón del colegio se transforma en punto de encuentro donde los jóvenes queman sus horas se ocio.

El barrio se levanta en la zona aledaña al río Limay que en esa zona no cuenta con ningún centro recreativo, que cada vez tiene menos forestación y donde los operadores de dos canteras están terminando con lo poco que queda del generoso paisaje original.

En Valentina Sur, hace un par de semanas, dos grupos antagónicos se enfrentaron a golpes y palos e incendiaron sus propias casas entre unos y otros.

En esa oportunidad, el ministro de Gobierno, Carlos Rosso, se comprometió a enviarles personal policial, «pero sólo estuvieron dos o tres días. Después la inseguridad volvió al barrio», denunció uno de los vecinos.

El hombre estaba sentado en el pupitre donde el lunes su hijo fue apuntado por los dos chicos, de 14 y 15 años, que amenazaron al curso.

«Nosotros nos sentimos discriminados, necesitamos urgente mayor seguridad», aseguró una mujer que integra la flamante comisión de padres de la escuela.

Como se ha hecho costumbre, los padres pidieron que no se publiquen sus nombres porque temen posibles represalias.

«Una vez me quejé ante un medio de prensa y al día siguiente tiraron piedras y más piedras arriba del techo; cuando salí me pegaron a mí y me acusaron de 'buchón'», afirmó otro vecino.

«Temí por los chicos»

NEUQUEN .- «Después de que nos apuntaron con el arma tuve que seguir dando la clase (de Matemática) como si no hubiese pasado nada», contó el profesor Miguel Barahona, quien el lunes estaba dando su clase en primer año cuando desde la ventana fue apuntado por el rifle que portaban los menores.

«Entré como siempre alrededor de las cuatro de la tarde. Los chicos se acomodaron como de costumbre y repartí las actividades. En el patio, junto a la ventana, había un movimiento de chicos que no pertenecen al colegio. No me llamó la atención porque eso lo vivimos todos los días. Pero los chicos estaban inquietos y cuando los miré, me dí cuenta que los estaban apuntando con una arma larga», relató el docente.

Barahona recordó que los pibes los llamaron por su nombre. «Apuntaron a los chicos y les dijeron: 'más vale que estudien'».

Los docentes del CPEM 49 ya están acostumbrados a que chicos ajenos al colegio los insulten o apedreen las aulas.

El profesor de matemática dijo que en ningún momento temió por su vida «sino por la de todos los alumnos. Yo no sabía qué hacer y los chicos quedaron casi inmovilizados, a pesar de que ya están casi acostumbrados a los chicos de la ventana, tirando piedras e insultándonos».


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