Alberto Diomedi: “Mucha será la fruta que quedará en la planta”

El funcionario aseguró que sólo alrededor de 400.000 toneladas, entre peras y manzanas, lograrán valores en el mercado que puedan compensar los costos de producción que hoy tiene el Valle.

Entrevista al secretario de Fruticultura de Río Negro

Hablar de crisis en la fruticultura regional es algo recurrente para el lector.

Precios bajos, costos altos, problemas en los mercados y presión impositiva por las nubes han sido temas que llenaron páginas completas con artículos referidos al presente y futuro de la actividad.

Pero esta temporada se plantea distinta. Hace años que no se escucha a los chacareros, empresarios y funcionarios ligados al área comentar qué hacer con la producción de 1,7 millones de toneladas de peras y manzanas proyectadas para la cosecha 2015.

El escenario externo está realmente complicado. El 70% de los destinos hacia donde se orienta nuestra oferta exportable de fruta está con serios problemas para recibir las pomáceas del hemisferio sur.

Un reciente informe elaborado por la CAFI da cuenta de que, de no tomar medidas inmediatas, la actividad frutícola perderá el año próximo cerca de 200 millones de dólares (ver recuadro en página 3).

Frente a este escenario muchos son los empresarios que ajustan sus números. Cerca de 45 millones de cajas de peras y manzanas se mueven anualmente en el Valle hacia los distintos mercados externos e internos. Este año las empresas van a necesitar alrededor de 700 millones de dólares para dar inicio y finalizar la temporada. Este monto incluye pagarle al productor su cosecha, embalar y transportar la fruta hacia cada uno de los tradicionales destinos donde se vende la pera y la manzana. Sobre este valor hay que agregar la tasa de interés que paga el sistema, ya que no cuenta con semejante cifra de capital propio.

Con todo esto sobre la mesa, los empresarios tienen asegurada de antemano una pérdida cercana a los 200 millones de dólares cuando finalice la temporada.

Claramente, endeudarse para perder no es negocio para nadie. ¿Qué pasaría si los empresarios frutícolas deciden cerrar sus instalaciones y no trabajar este año?

En primer lugar, los importadores rusos, europeos y brasileños festejarían la decisión ya que alivianaría los problemas de sobreoferta que hoy ya tienen y proyectan para todo el 2015.

En segundo término, sus quebrantos serían menores al compararlos con lo que implica poner en marcha la temporada. Por más altas que signifiquen las indemnizaciones que deban pagar los empresarios locales por cerrar sus instalaciones, esta pérdida nunca superará los 200 millones de dólares, que es la calculada para la próxima temporada.

Nunca en el Alto Valle del Río Negro y Neuquén se llegó a esta situación. Y cabe aclarar que nadie piensa en actuar de esta manera. Existe dentro del sistema un compromiso moral y social que impide este tipo de acciones.

Por otra parte, el rol del gobierno provincial en esta crisis ha sido cuestionado en muchas oportunidades.

Alberto Diomedi, secretario de Fruticultura de Río Negro, mantuvo una extensa conversación con “Río Negro” explicando el trabajo que realiza la Provincia y las limitaciones que tiene frente a este negativo contexto.

Se mostró sumamente preocupado por la temporada que se avecina. Vaticinó que sólo 400.000 toneladas de fruta sobre un total proyectado de 1,7 millones de toneladas podrá lograr retornos por encima de los actuales costos de producción. “El resto, lamentablemente, quedará en la planta”, aseguró el funcionario.

A continuación se detalla parte de la conversación mantenida con el secretario Diomedi.

–¿Ve con preocupación el contexto en que se desenvuelve la fruticultura regional?

–Es mucho más que preocupación. Hoy no tenemos un horizonte claro para ir con nuestros productos. Si analizo el mercado externo y empezamos con nuestro vecino Brasil, podemos ver que hoy existe una delicada situación económica, una fuerte promoción al consumo de frutas locales, presión de terceros países productores para colocar más oferta en este destino y una moneda que se devalúa semana tras semana.

–¿Qué otros países al margen de Chile están colocando su oferta en Brasil?

–Europa y Estados Unidos. Pocas veces en la historia se ha visto la presión de fruta que hoy tiene este mercado. Uruguay es un nuevo jugador que también hay que tener en cuenta ya que está plantando a razón de unas 500 hectáreas frutícolas por año.

–¿Y al hablar del tipo de cambio en los actuales niveles?

–Los costos nuestros son más altos transformados en dólares respecto de nuestros competidores. Eso también es lo que nos está dejando fuera del mercado.

–Brasil, complicado; Europa, con sobrestocks y Rusia con su economía a la deriva. El 70% de los mercados que perciben nuestra oferta en fresco está en serios problemas. ¿Qué alternativas hay?

–Lo de Rusia es tremendo. Los embarques que salieron durante el último cuatrimestre del año vuelven con retornos negativos. Las pérdidas son totales y eso va a repercutir en forma determinante sobre la actividad.

–Estamos a poco menos de tres semanas para que dé inicio la cosecha de peras y manzanas. ¿Qué hacemos con los 1,7 millones de toneladas que se esperan levantar este año?

–Es una buena pregunta. Pero lamentablemente hoy no la puedo contestar. Lo único que está funcionando medianamente bien es el mercado interno y ya hay muchas empresas recorriendo el interior del país para cerrar colocaciones en ciudades donde antes no llegábamos con nuestra fruta. Pero lo único que va a funcionar va a ser aquella fruta que presente alta calidad y calibres centrales que son los que hoy demanda el mercado. El resto no va a tener salida comercial.

–¿Y sobre los mercados externos?

–Peor aún. Las exigencias de calidad y calibres serán aún mayores, lo que dejará mucha fruta fuera del mercado.

–Las características de la fruta que está mencionando, calibres centrales y alta calidad, representaron históricamente entre el 30 y 40% del total de la cosecha del Valle. ¿Yo le pregunto por los 1,7 millones de toneladas?

–Es correcto. Estamos hablando de que para la próxima temporada el Valle podrá comercializar, con retornos positivos, alrededor de 400.000 toneladas de fruta.

–¿Y los restantes 1,3 millones de toneladas?

–Y lamentablemente el resto va a quedar en la planta.

–Es muy duro lo que dice…

–Pero es la realidad.

–¿Y la industria del jugo?

–Podrá absorber algo, pero tampoco está en condiciones de poder pagar el costo de producción que hoy tiene esta fruta.

–Frente a esto usted, como funcionario público, ¿qué respuesta le puede dar a un chacarero que hoy se le está diciendo que el 35% de su fruta sirve y el 65% restante la tiene que tirar?

–Lo primero que hay que hacer es el planteo ante las autoridades nacionales porque en realidad esto es una cuestión de Estado, ya que no sólo está involucrado en esta crisis el Valle de Río Negro y Neuquén sino las 45 economías regionales que hoy existen en el país.

–Centrémonos en nuestro valle…

–Sí, perfecto. Para la próxima temporada en el sistema frutícola regional van a faltar entre 130 y 150 millones de dólares sólo por la diferencia de cambio. A esto, alguna solución el Estado Nacional tiene que dar.

–Pero éste es un reclamo histórico del Valle. ¿Se volvió a plantear?

–Se planteó y se sabe y ahora vamos a buscar resultados.

–¿A quién se lo planteó?

–Al Ministerio de Agricultura de la Nación. Ellos saben de nuestros problemas.

–Pero desde el 2008 que se están planteando los mismos reclamos. ¿Qué le hace pensar a semanas de iniciar la cosecha que Nación va a cambiar su conducta?

–El ministro Casamiquela está al tanto de los problemas. Es conocedor del tema, pero acá falta la decisión del Ejecutivo para revertir la crisis.

–¿Quién del Ejecutivo?

–El Ministerio de Economía. Las decisiones de este tipo se toman en el núcleo del Ejecutivo.

–¿Lo que me está diciendo que hoy Casamiquela, como ministro de Agricultura de la Nación, no tiene poder para ayudar a una de las economías regionales más importantes del país con todos los argumentos que avalan este tipo de asistencia?

–El ministro Casamiquela eleva nuestras quejas pero quedan ahí. Las decisiones hoy las toma Economía y la señora presidenta de la Nación. La realidad muestra que las cosas se manejan así.

–La historia reciente demuestra que el gobierno nacional ha sido insensible a los reclamos del Valle. Faltan 30 días para la cosecha, ¿cree que esto puede revertirse y que van a contar con la ayuda que están reclamando?

–Nosotros a los productores ya les adelantamos que si no hay definiciones de Nación no tenemos salida alguna a este problema. Pero quiero también aclarar que la crisis del sistema frutícola del Valle es mucho más grave de lo que la gente cree, inclusive de lo que nosotros nos imaginamos. No va a existir mercado para colocar nuestra oferta exportable.

–¿Cree que el gobierno nacional devaluará?

–No sé lo que piensa hacer el Ejecutivo. Lo que sí le puedo decir que hoy una caja de manzana tiene un costo en torno de los 20 dólares. Los países competidores llegan con ese mismo producto con un costo de 16 ó 17 dólares. Esa diferencia es imposible de remontarla en cualquier mercado. Y esto sigue como si nada: la electricidad nos aumenta el 40%, la mano de obra otro tanto, los insumos en esta misma línea. Y mientras tanto el dólar sigue clavado en 8,5 pesos. Esto se le escapa a un secretario de Fruticultura, a un ministro provincial o al mismo gobernador.

–Sin margen para actuar, ¿no pensó en renunciar?

–Yo creo que hay que pelear hasta el final. No soy de dejar las cosas por la mitad. Soy tercera generación de inmigrante y sigo en mi puesto de trabajo en honor al trabajo de nuestros abuelos y como una responsabilidad hacia nuestros hijos. No voy abandonar el barco ahora. Seguiré negociando con Nación.

–Si en estos últimos años el gobierno nacional ignoró los problemas de la fruticultura regional, ¿por qué ahora van a cambiar de posición?

–No tengo ningún argumento racional para decir que van a cambiar. Pero soy optimista y seguiré buscando el diálogo para que se comprenda la crisis por la que atraviesa el sector.

–¿Con el optimismo sólo alcanza?

–No, obviamente que no. Estoy peleando para poder modificar esta realidad que sufre la fruticultura, quiero aclarar que no manejo las riendas de país.

–¿Qué autocrítica se hace como un eslabón del sistema frutícola?

–Todos tenemos responsabilidad sobre esta crisis que estamos atravesando. Tal vez la autocrítica más importante que debo hacer es que nunca nos pudimos juntar productores y empresarios para delinear una salida consensuada de los problemas. Juntos somos más fuertes.

javier lojo

jlojo@rionegro.com.ar


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