Cuestiones éticas que deben ser consideradas con la IA

Dilemas éticos y morales de la inteligencia artificial de cara a un futuro en el que los puestos de trabajo humanos están cuestionados.

Aclaración: esta nota de Generación EZ funciona como un experimento. El texto y las imágenes que la ilustran fueron formuladas íntegramente por inteligencia artificial.



La Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en una de las tecnologías más revolucionarias y disruptivas de los últimos tiempos. Desde la automatización de tareas cotidianas hasta la toma de decisiones complejas, la IA está transformando la forma en que vivimos y trabajamos. Sin embargo, su rápido desarrollo también ha planteado preguntas éticas y morales que deben ser abordadas.


Uno de los principales debates éticos es el uso de IA en la toma de decisiones. A medida que la inteligencia artificial se vuelve cada vez más sofisticada, se está utilizando en una amplia gama de áreas, desde la selección de empleados hasta la predicción del riesgo de enfermedades. Pero a medida que la IA se vuelve más autónoma, se plantean preguntas sobre quién es responsable de sus decisiones. ¿Deberíamos confiar en la inteligencia artificial para tomar decisiones importantes que pueden afectar la vida de las personas? ¿Cómo podemos garantizar que la IA sea justa y transparente en la toma de decisiones?

Otro tema importante es la privacidad y la seguridad. A medida que la IA recopila y procesa grandes cantidades de datos, surge la preocupación sobre la privacidad de los datos y la posibilidad de que sean utilizados de manera inapropiada. También existe el riesgo de que los sistemas de inteligencia artificial sean hackeados y utilizados con fines malintencionados. Es importante que se establezcan medidas de seguridad adecuadas y que se adopten prácticas éticas para proteger los datos y garantizar la seguridad de los sistemas de IA.

Además, el rápido desarrollo de esta herramienta también plantea preocupaciones sobre el impacto en el empleo y la desigualdad económica. Si la IA reemplaza a los trabajadores humanos en ciertas tareas, ¿qué sucederá con las personas que pierdan sus trabajos? ¿Cómo podemos garantizar que la IA no perpetúe la desigualdad económica existente?

Aunque la inteligencia artificial tiene muchos beneficios, también tiene desventajas importantes. La dependencia de la IA puede llevar a la pérdida de habilidades y conocimientos humanos, y puede haber un riesgo de deshumanización y despersonalización en las interacciones humanas. Además, esta herramienta también puede perpetuar sesgos y discriminación si no se implementa adecuadamente.


Aunque la IA puede ser eficiente en la realización de tareas repetitivas y rutinarias, los trabajadores humanos aún tienen ventajas sobre la inteligencia artificial en términos de habilidades que requieren creatividad, empatía, juicio y comprensión del contexto. Además, la IA aún no puede igualar la inteligencia emocional y la toma de decisiones éticas de los seres humanos. Por lo tanto, es importante que los trabajadores humanos sigan siendo valorados y se les brinde capacitación para adaptarse a los cambios en la economía y el lugar de trabajo.

En conclusión, el creciente desarrollo de la IA plantea importantes cuestiones éticas y morales que deben ser abordadas para garantizar que la IA se utilice de manera justa y responsable. Es importante establecer medidas de seguridad adecuadas, garantizar la transparencia y la equidad en la toma de decisiones, y fomentar un enfoque ético y humano en su implementación.


N. del A.: Como se llevó a cabo este experimento



El contenido de las primeras tres páginas de este suplemento fue creado enteramente por inteligencia artificial, y editado por un periodista humano. Lo interesante, además de testear los límites, es entender el proceso mediante el cual se realizó y comprender, además, por qué la mano humana sigue sin ser prescindible.

Para llevar adelante este experimento, primero se utilizó el modelo de lenguaje ChatGPT. Este fue “entrenado” durante todo un día, analizando varias notas escritas previamente para este suplemento. Allí el pedido fue que realizara el análisis con la intención de imitar la estructura general de los textos y la forma de escritura.


Una vez realizado el análisis, se le describió la premisa principal de cada uno de los textos, y la estructura de nota deseada. A partir de ese disparador, se fueron generando distintas propuestas por parte de la IA.

Aquellos resultados iniciales contenían varios errores: repeticiones, datos inexactos, pérdida de sentido en los párrafos finales, o dificultades para “cerrar” una idea. A medida que los resultados aparecían, se le reenviaban a ChatGPT con el foco puesto en esos puntos débiles, y solicitando correcciones. Cada nota tomó aproximadamente unos 6 o 7 intentos hasta ser “presentable”.

Para imágenes, se utilizó el generador de IA estrenado por Microsoft Bing, que cuenta con tecnología de Dall-E. Las imágenes de las dos notas, más la tapa, fueron creadas por IA. Allí basto con describir el resultado que se quería obtener, y a medida que las imágenes salían, bastaba con afinar un poco más la frase hasta llegar al resultado deseado.


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