Traful sigue reclamando justicia por la muerte de Atilio Gallegos
En marzo de 2002, el joven tenía capacidades diferentes y apareció muerto a un metro de profundidad en el lago. Había sido golpeado y se ahogó agonizando. La madre recuerda el historial de irregularidades de la causa.
OCURRIÓ HACE 13 AÑOS
Desde hace 13 años esta pequeña localidad cordillerana reclama justicia por el crimen de Atilio Gallegos. El joven de 21 años, que era una persona con capacidades diferentes, apareció muerto a un metro de profundidad en las inmediaciones del Muelle de Traful el domingo 17 de marzo de 2002. Había sido golpeado y se ahogó agonizando.
Ayer, la mamá de Atilio, Fernanda Astete, hermanos, familiares y amigos, marcharon como cada 17 de marzo desde el Muelle hasta el Cementerio para recordar a la comunidad que el crimen de Atilio sigue impune.
“Marchamos como todos los años. Es un día doloroso. El dolor mío como madre, y mis hijos como hermanos de perderlo en la forma en que lo encontraron, no lo vamos a olvidar. Para la familia era un ser muy especial, nunca pasó desapercibido”, dice Fernanda Astete emocionada, mientras camina hacia el Cementerio.
La causa tiene un historial de irregularidades, y complicidades. La familia asegura que hubo pericias que misteriosamente “se perdieron” y pistas que no se siguieron.
“La causa está muy tapada. No sé si a nivel político o qué, porque nunca nos dieron una respuesta. Hubo irregularidades y siguen habiendo hasta hoy, a nivel policía, a nivel gobierno”, contó la mujer .
Detalló que el último juez a cargo del caso fue Jorge Criado. “Vino a Traful a tomar declaraciones a ciertas personas, pero también lo trasladaron”, agrega.
La hipótesis de Fernanda y la familia es que “el debió haber visto algo groso, él no sabía callar ni guardar un secreto, no se callaba nada y lo quisieron hacer callar”.
Atilio tenía una rutina diaria de “recorridos” por distintos puntos del pequeño centro de Traful. Salía de la casa, pasaba frente al correo, por el destacamento y los domingos iba a la capilla. Religiosamente, no se perdía ninguna misa.
Ese domingo fue visto por última vez a las cinco de la tarde. El padre Rubén Capitanio, quien en esa época estaba cargo de la capilla en Traful y Villa La Angostura, asegura que recibió un llamado anónimo en el que le decían que habían visto a Atilio a las 17:30 horas entrar a la Comisaría y no lo vieron salir.
Tras el escándalo que generó el caso, tiempo después removieron a los policías que trabajaban en aquel momento en el destacamento policial.
“Hay un montón de evidencias que no se cuidaron y se perdieron, como por ejemplo, un peritaje de la camioneta de Parques donde había sangre y que supuestamente no era humana, se perdió. Atilio era tan transparente que lo que veía, contaba, ¿que habrá visto Atilio que empezó a contar y era importante que no contara?. A lo mejor involucraba a gente importante, porque ensañarse como se ensañaron y armar una trama de ocultamiento”, recordó tiempo atrás el padre Capitanio.
Agencia Villa La Angostura
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