Tragedia del cerro Ventana: el testimonio de una de las madres

Claudia, la madre de Roberto Monteros, consideró que la salida fue "una equivocación pero sin mala intención" y recalcó que su hijo fue feliz en Bariloche y en el CRUB.

El primero de septiembre del 2002 marcó un antes y un después en Bariloche. Ese día, una avalancha en el cerro Ventana puso fin a la vida de Mario Tapia, Antonio Díaz, Adrián Mercado, Oscar Vaccari, María Gimena López, Gimena Padín, Roberto Monteros, Martín Lemos y Paolo Machello, nueve estudiantes de la carrera de Educación Física del Centro Regional Universitario Bariloche.

“Todos los primeros de septiembre son especiales aunque este año fue distinto por la pandemia. Los 17 años anteriores, hemos podido ir al cerro donde dejamos las cenizas de Roberto. Van sus hermanos, amigos y excompañeros que ahora son profesores”, relató Claudia, la madre de Roberto Monteros, en radio UNC-CALF.

En cada ascenso al cerro Ventana, los padres de Roberto fueron acompañados también por Walter Machelo, el padre de Paolo, otra de las víctimas, que vive en la provincia de Buenos Aires. “Este año no se pudo y quedamos unidos a la distancia contándonos cómo estamos. Así que acá estamos, transitándolo”, dijo la mujer.

En esta oportunidad, para recordar la tragedia, el CRUB organizó una campaña de libros para la escuela 329 del barrio Pilar II, ubicada al pié del cerro Ventana. Dos referentes de la institución dejaron una ofrenda floral en el lugar del accidente; mientras que la vicedecana, Carolina Biscayart, y la secretaria de Investigación, Mónica Palacios, colocaron ofrendas florales en las placas del Patio del Recuerdo.

Claudia reconoció que el proceso del duelo “fue muy difícil” especialmente los primeros años: “Nosotros no tomamos ningún tipo de acción contra la universidad porque creemos en la universidad pública. Nunca cobramos nada -ni del seguro- porque nos parecía que había sido una equivocación pero sin mala intención. De hecho, el profesor se cae con ellos”.

Rescató “el recuerdo de que Roberto estaba absolutamente feliz ahí. Cuando se fue a Bariloche, vimos que era lo suyo y él mismo dijo: ‘De acá no me muevo´”.

“Ese fue la soga de la que nos agarramos para decir: no era la intención que pasara. Las familias tomaron otra actitud y las autoridades de la universidad de ese momento creyeron que lo mejor era involucrarse lo menos posible”, expresó Claudia.

La mujer insistió en que tuvo mucho apoyo de su familia y del barrio donde vive. “En ese momento, se me cayó toda la estantería. Luego, empezás a acomodar de otra manera, con otras prioridades. Es algo bastante especial y doloroso. No podría darle un consejo a nadie porque es demasiado personal”, reconoció.


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