Un clásico con nombres de lujo

Vuelve al teatro “Escenas de la vida conyugal”.

Ricardo Darín regresó al teatro luego de tres años de ausencia con la obra “Escenas de la vida conyugal”, de Ingmar Bergman y con dirección de Norma Aleandro, en el teatro Maipo. “No es una obra complaciente ni cómoda pero tampoco es petardista, no hay golpes bajos. Es provocadora en el sentido de que te empuja a reflexionar y a meterte por caminos poco transitados”, expresa un enérgico Darín. Con el sentido del humor que lo caracteriza, el actor más representativo del cine nacional desliza que “la paradoja que ofrece el relato es que a pesar de todo lo que ocurre con la revolución que atraviesa este matrimonio, el amor se sostiene, como puede, pero se sostiene”. “Escenas…”, la versión teatral que el realizador sueco Bergman hizo sobre su homónima película y que Aleandro protagonizó en 1992 junto a Alfredo Alcón, relata una secuencia de escenas que tiene que ver con los avatares de un matrimonio, y la relación que mantienen estos luego del divorcio. En cuanto a la versión interpretada por Aleandro, el actor explica que “por suerte y por desgracia no la vi. Por desgracia, porque la hubiera disfrutado y por suerte, porque creo que si la hubiese visto no habría aceptado hacerla porque es muy difícil sacarte de la cabeza algo cuando está bien hecho y no permitirte el espacio para imaginar una versión distinta”. El actor que encara este protagónico junto a Valeria Bertuccelli, con quien ya trabajó en “Luna de Avellaneda” y “XXY”, cuenta que los personajes son atravesados por una revolución interna a partir de las crisis que deben sortear. “Cada uno de ellos, y de distinta forma, está atravesando una crisis, que tiene que ver con la batalla cotidiana, diaria y rutinaria de lo que es un matrimonio. Cualquiera que haya pasado por eso sabe de qué estoy hablando”, confía Darín, quien terminó de filmar las películas “Séptimo”, del español Patxi Amezcua –cuyo estreno está previsto para agosto de este año– y “Relatos salvajes”, la nueva cinta de Damián Szifrón, que llegaría a salasen el 2014. “Muchos matrimonios subsisten en función no sólo de hacer malabares, sino también, apoyados en que hay cosas en las que es mejor no meterse,”, dice Darín. “Aunque –continúa–, este no es el caso. Acá hay un planteo de un matrimonio que a partir de determinados disparadores que están diseminados a lo largo de toda la pieza, se ven obligados a decirse las cosas de una forma absolutamente intempestiva “. “Esta es una obra reflexiva y muy dolorosa, pero que afortunadamente tiene mucho humor, que se desprende de las relaciones cotidianas, y digo afortunadamente porque es una especie de bálsamo dentro de un relato te pone contra la pared y te dice mirá esto y pensá en esto”, agrega. (Télam)

Ricardo Darín y Valeria Bertuccelli, en la nueva versión de este clásico de Ingmar Bergman.


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