Un gabinete liviano para épocas de crisis


Desde el inicio de la pandemia en el país, hace 73 días, el gobernador ejerce el monopolio de la palabra oficial y lo hace sin conferencias de prensa.


A diferencia de sus antecesores, Omar Gutiérrez formó equipos de trabajo con muy bajo perfil político y escaso peso en la opinión pública. Desde el inicio de la pandemia en el país, hace 73 días, el gobernador ejerce el monopolio de la palabra oficial y lo hace, hasta ahora, sin una sola conferencia de prensa. No es que la demanda de la prensa sea prioritaria, incluso mantiene contactos regulares con el periodismo, lo que son excluyentes son los problemas sociales que comienzan a multiplicarse y que necesitan de respuestas específicas.

En marzo de 2019 Gutiérrez llevó su gabinete de nueve a 13 ministros. Para su segunda gestión, iniciada el 10 de diciembre pasado, mantuvo el número y realizó algunos ajustes para equilibrar la paridad de género y desprenderse de las incompatibilidades políticas que crujían desde la campaña electoral.

El equipo parece sobredimensionado para los tiempos que corren y las respuestas ofrecidas en todo este tiempo. Hay áreas con trabajos intensivos entre los que, obviamente, se anotan Salud, Energía, Economía y las casi indistintas jefatura de Gabinete y Ministerio de Gobierno. Las restantes áreas mostraron participaciones marginales o pasaron desapercibidas con actividades recreativas como videos en vivo por redes sociales para hablar de sus vidas personales.


Las restantes áreas mostraron participaciones marginales o pasaron desapercibidas con actividades recreativas como videos en vivo.


La recaudación total del gobierno en mayo cayó un 50% en la comparación mensual. Solo los ingresos por regalías pasaron de 3.189 millones de pesos en febrero (último mes antes del covid-19) a 1.676 millones de pesos en mayo. Por estas horas el equipo económico buscaba darle forma a un cronograma de sueldos que hasta ayer no tenía definiciones pese a que, aseguraron, no habría riesgos de incumplimiento.

Mayo fue definido por una fuente del gobierno como “el peor mes”. La definición tuvo una aclaración: “Por ahora”. La reposición del barril criollo, que aportaría un tenue alivio a las regalías, y la reapertura comercial no aparecen, por ahora, como una garantía de recuperación para las cuentas provinciales.

Con un panorama social que empieza a agudizar sus grietas por la llegada del invierno, el gobierno necesitará aceitar sus mecanismos políticos para evitar un tropiezo en medio de la pandemia. Los cortes de rutas y las protestas en los supermercados que van sedimentando reclamos sin atender, como el conflicto de los mineros que llegó a un acuerdo después de tres semanas, pondrán a prueba la omnipresencia de Gutiérrez o la pertinencia de las carteras provinciales.

Pero el gobernador dio señales de reflejos al acercar distancias, por lo menos públicas, con el intendente Mariano Gaido. En conjunto anunciaron un paquete de flexibilizaciones para las actividades al aire libre. Una suerte de alivio anímico y espiritual en épocas de malestar económico, que busca equilibrar el mal humor social que se alimentó con las críticas, del orden del terraplanismo, a la cuarentena sanitaria.

La renovada alianza volverá a mostrarse mañana con nuevos anuncios. Esta vez enfocados en la movilidad urbana de la capital neuquina y buscando desalentar el transporte público de pasajeros.

Sin embargo, las diferencias que no están saldadas son del orden de la administración del gasto. Gaido continuará pagando los salarios municipales con el aumento acordado y a la vez mantendrá, como lo anunció el mes pasado, hasta el final de la pandemia, un recorte en los haberes de la planta política. El organigrama municipal también fue engordado con la llegada del MPN a la intendencia, sin embargo el equipo del intendente se mostró muy activo desde el inicio de la emergencia sanitaria por el coronavirus.

Cuando todo el sector privado está, pese a la asistencia estatal, en crisis por el efecto colateral del aislamiento social, comienzan a escucharse voces con reclamos de austeridad para el gobierno provincial. Como se sabe, no está allí la resolución a los problemas de financiamiento del Estado y no son los trabajadores estatales quienes deben soportar el peso. La interpelación vuela hacia el armado de un gabinete con áreas de una complejidad intelectual que parecen haberse estrellado ante una crisis de estricta realidad.


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