Un paseo mineral cargado de energía en el norte neuquino

Una caminata por la Yesera del Tromen, desde Buta Ranquil. Recorrieron el bello paisaje lunar, único por su origen, con formaciones rocosas de yesos, anhidritas, evaporitas y diamantes.

La Yesera del Tromen parece un territorio lunar. Caminar por ese suelo claro, sin vegetación, cargado de la energía que generan millones de minerales, es una experiencia única. Los que saben, dicen que allí hubo un mar durante el Jurásico. El agua entraba del Pacífico antes que se levantara la Cordillera de los Andes. Sobre esas prehistóricas playas caminaron un grupo de personas y así lo vivieron.

Eduardo Vega es guía de turismo habilitado en la zona de Buta Ranquil y también geólogo. Hace unos años unió sus dos pasiones, y creó Geosenderos, con el que lleva a la gente a recorrer paisajes y reconocer minerales.

Sendero GeoYesera desde Arroyo el León hasta la Yesera.

Antes de salir, cuenta que nació y se crió en Buta Ranquil y conoce la zona como la palma de su mano. De joven se fue a Neuquén capital, estudió en otras provincias, trabajó de geólogo en el petróleo, pero ama mostrar su norte neuquino.

“El turismo muchas veces solo pasa por acá y no son muchos los que vienen, por eso generamos eventos para que no se pierdan de conocer esto”, dice Eduardo, que también es profesor en la EPAT de Chos Malal.

Buta Ranquil está sobre la ruta 40, a 40 kilómetros de Barrancas en el límite con Mendoza. Para la caminata, se reunieron allí un grupo de personas de Allen, Neuquén, Plottier, Taquimilan, Chos Malal, Andacollo y Cipolletti, para salir a recorrer, con el gran Tromen de guardaespaldas.

La energía la generan millones de minerales.

“El volcán, para Buta Ranquil es todo. Es la vida diaria, el agua, es la fuente de vida. Sin él, el clima no sería igual, ni el pasto, ni nuestra gente, porque las tradiciones están atadas a él. La gente en verano lleva hacia allí a sus animales”, dice Eduardo.

Antes de salir, tomaron un desayuno y se subieron a sus autos para ir hacia Pampa de Tril, un paraje que se encuentra a 30 kilómetros del pueblo. Al llegar, encontraron un valle verde, con una estancia grande en un bajo.

El fin de semana largo, el 9 de octubre, habrá otra caminata a los Cráteres de Michicó y el 10 irán a la Cueva del Huenul, por la zona de los primeros neuquinos.

Comenzó la caminata hacia la Yesera despacio. Eduardo explicaba que es un depósito de yeso de 60 km cuadrados, con senderos que llevan a la laguna más grande que hay allí. De las 10 de la mañana a las 13 no se detuvieron. La vegetación era baja, escasa. “Lindo, como un desierto, pero por eso mismo, solo se puede hacer en esta época”, dice Eduardo.

A la orilla de la laguna almorzaron. Eduardo mostraba el paisaje, explicaba las características de la zona volcánica. Señalaba los cerros Chihuido Tríl, Cerro Aguja, Crestones y Hogback.

“Al no haber vegetación, los minerales están expuestos, uno los pisa. Después de comer entramos a la Pampa de los Minerales, en los que vimos evaporitas, azufre nativa, cobre asfaltita. Es una zona sin alteración y como llueve poco, todo se preserva”, dice el guía.

Una actividad como esta sale $2000, que incluye inscripción más seguro y vianda. Muchos de los que llegaron hasta allí sostenían que es energizante. “Personas interesadas en el tema asocian los minerales de cuarzo, y el cuarzo diamante (Herkimer), sobre todo, como un mineral muy energizante porque se formó a muy altas temperaturas. En muy pocos lugares salen a la superficie y hay una cantera en la zona”.

Y así, luego de cargar las pilas, regresaron, con los ojos llenos de este bello paisaje del norte neuquino, desconocido para la mayoría y único por sus formaciones rocosas de yesos, anhidritas y su origen.


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