Un puma suelto en el centro de Bariloche: “No va a ser la última vez”

El biólogo Andrés Novaro, investigador de instituto Inibioma del Conicet se refirió a la presencia del animal en la ciudad. Señaló que son "muy sigilosos" y compartió recomendaciones respecto de qué hacer si son vistos.

El registro de un puma adulto que deambuló el último jueves a la madrugada por la vereda del edificio Bariloche Center, a pocos metros del Centro Cívico, causó gran sorpresa en esta ciudad, pero un especialista advirtió que ese tipo de avistaje podrían repetirse a futuro, porque la especie está en plena expansión.

El mismo día hubo un testimonio de otra persona que lo vio desplazarse por el patio de su casa el barrio Las Margaritas, a unas 15 cuadras del centro, y también aparecieron huellas atribuidas al mismo felino. Pero todos los intentos de la dirección provincial de Fauna por dar con el animal, atraparlo con vida y devolverlo a su hábitat natural (con jaula/trampa incluida) resultaron estériles.

El biólogo Andrés Novaro, investigador de instituto Inibioma del Conicet, reconoció que la presencia de un puma en área poblada es muy poco usual, pero no imposible, y que hay otros países en los que se “instalan” en espacios abiertos de la periferia urbana en forma permanente.

Dijo por ejemplo que en Los Angeles (EE.UU.) hay parques de varias hectáreas, rodeadas de autopistas, con sectores de bosque “de algunas hectáreas” donde existen colonias de pumas con presencia permanente, que incluso se reproducen. No es fácil verlos porque se mueven de noche y prefieren evitar el contacto con humanos. “Pero cada tanto desaparece un perro y es atribuido a los pumas”, aseguró el investigador.

Según Novaro, que trabaja en el CEAN de Junín de Los Andes y realiza estudios específicos en ecología de fauna silvestre, la aparición de un puma en pleno centro de Bariloche “es sorprendente pero no es descabellada”. Dijo que las áreas agrestes en la zona alta del cerro Otto, por ejemplo, no están tan lejos, ya que comienzan “detrás de la universidad del Comahue”.

Afirmó que los pumas “son súper sigilosos, no es fácil verlos”, pero consideró que las incursiones urbanas de estos animales podrían tornarse cada vez más frecuentes. “No es la última vez que va a pasar”, dijo Novaro.

La subsecretaria de Protección Civil del municipio, Patricia Díaz, admitió el viernes que no habían podido hallar al puma cuya imagen quedó grabada en las cámaras de seguridad del Center, pero dijo que -según lo conversado con agentes de Fauna- “es evidente que suele frecuentar la zona. De modo que tendría una ruta segura de ingreso, por el cerro Runge tal vez. En el video se lo ve tranquilo”.

Señaló que el área de videovigilancia del municipio comenzó a revisar las filmaciones tomadas en esos días por otras cámaras callejeras para ver comprobar si hay más imágenes del puma.

Novaro señaló que hay pumas en los bordes de las áreas urbanas, no solo en Bariloche, sino también en San Martín de los Andes, en Junín y hasta en Neuquén, donde existe cada tanto algún avistaje. También hay reportes de huellas de esa especie. Admitió que alguna vez pudo tratarse de un animal en cautiverio que se escapó, pero este no sería el caso.


Recuperación del territorio


El biólogo consultado dijo que la población de pumas había sufrido un fuerte retroceso en toda la Patagonia desde fines del siglo XIX durante el período de mayor auge de la ganadería ovina. “En la década del 50 fue el pico de esa actividad y el puma casi fue extirpado de todo el territorio que ocupaba anteriormente y quedó recluido en algunos puntos de la cordillera -explicó-. Había mucha población rural y esa competencia lo obligó a retroceder”.

Pero luego la ganadería entró en crisis y el puma comenzó a avanzar sobre la estepa y a recuperar su área de distribución original.

Novaro dijo que no cuentan con datos precisos de esa “recolonización”, pero en el sur del Neuquén hay reportes de estancias en las que no había pumas en 1980 y solo 20 años después “empezaron a verse en forma permanente”. Consideró que hoy la especie tiene ya una distribución geográfica “muy parecida a la de hace 200 años, porque hay hábitat y hay presas”.

El especialista del Conicet trabaja justamente en programas para facilitar la convivencia entre los pumas y la ganadería, con perros cuidadores y la aplicación de tecnología en corrales destinados a evitar que el felino silvestre ataque a los corderos y cabritos.

Explicó que el puma “es muy territorial” y la expansión sobre las ciudades se debe a que “los cachorros cuando crecen son expulsados por sus padres y deben buscar su propio territorio”. Según señaló, hay registros de radiotelemetría según los cuales “un puma puede recorrer cientos de kilómetros buscando dónde instalarse”.

Afirmó que ante la posibilidad de que haya encuentros de pumas con humanos cada vez más seguido “es importante la prevención” a fin de evitar eventuales ataques, que no son imposibles, si bien por lo general el animal tiende a huir.

Dijo que Parques Nacionales ya tiene un protocolo para las áreas de acampe, debido a que hubo casos de pumas que circulan de noche entre las carpas. “Es necesario preparar a la gente, para que sepan qué hacer -sostuvo Novaro-. Que no se acerquen al puma, pero tampoco corran. No darles comida, si hay chicos alzarlos, erguirse todo lo posible, gritar y si continúa el acercamiento arrojarles algún objeto”.


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