Una chacra como en las películas
Está en la península San Pedro y hay mucho para ver y degustar
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- En su segunda temporada estival el complejo agroturístico “La Alpina” forma parte indisoluble de la oferta turística local. Diariamente recibe a contingentes de turistas que recorren sus instalaciones y asimismo cuenta con un restaurante donde pueden degustarse los productos cultivados en el predio. Abre sus puertas a las 10. Al mediodía se puede almorzar y por la tarde tomar el té con tortas y tartas caseras. Para cenar hay que hacer reserva previa.
La chacra se emplaza sobre la península San Pedro, a 2 kilómetros de la ruta a Llao Llao y a 20.4 kilómetros de esta ciudad. El emprendimiento agroturístico es familiar y se ubica en un sitio paisajísticamente muy bello. Abarca 18 hectáreas cuyo frente del terreno linda con la bahía Campanario y mira hacia los cerros Campanario, Capilla y López.
Dora Rabinovich y Claudio Contogiorgakis compraron el predio hace 6 años; construyeron su vivienda y comenzaron a trabajar en la tierra. Cultivaron las parcelas, levantaron alambrados, invernaderos y emplazaron una cámara frigorífica de 30 metros cúbicos, donde se conservan sus productos.
Cultivan verduras de hoja, legumbres, frutas finas, arboles frutales y animales de granja. En total hay 4 hectáreas cultivadas. Venden a domicilio, a restaurantes y en dos verdulerías propias.
La península San Pedro fue históricamente un lugar agrícola y al igual que Colonia Suiza, supo de cosechas de trigo. Hoy ambos parecen volcarse hacia el turismo. “La chacra pertenecía a una familia suiza, los Frey. Con el tiempo decayó y nosotros la volvimos a poner en marcha”, explicaron sus dueños, quienes suelen acompañar a los visitantes. El paseo recorre un amplio sector de tierras cultivadas con verduras y frutas orgánicas de estación, forrajes y cuadros en recuperación, bosques de añosos pinos y especies autóctonas. También se visita la granja donde se crían ovejas, vacas, caballos, chanchos, gallinas, patos, pavos reales y conejos.
El restaurante se ubica en el primer piso de una amplia construcción. Tiene panorámica vista hacia la chacra y una sala de reuniones, en su planta alta. Dispone de 40 cubiertos, todas las mesas tienen vista al exterior y asimismo el local tiene una separación interior, vidriada, lo cual permite una mayor privacidad.
En un lateral se emplaza un hogar a leña y también hay una barra, de ladrillo y madera, donde se exhiben los vinos de la casa. Desde todos los ángulos predomina la sensación de que se está en una casa de campo.
Un párrafo especial merece la cocina, diseñada como tal. Esto, que parece lógico, se cumple en muy pocos establecimientos gastronómicos de Bariloche. En La Alpina la cocina también combina ladrillones, fabricados en Comallo, con madera y cerámica. Allí Rita prepara los sabrosos platos con productos de granja. Pueden probarse carnes a la parrilla o al asador, pastas caseras, pollo al curry con hierbas, cordero, ensaladas de la chacra y vinos orgánicos.
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