Una feria americana que cuenta historias
CIPOLLETTI (AC).- En un gran galpón, conviven muebles antiguos con otros más modernos, juegos de té que recuerdan a las casas de las abuelas con un secador de pelo de una peluquería que ya no existe, sillas de diversas épocas con una mesa que quizá fue de alguien que se tuvo que mudar y decidió no llevarla. Todos forman parte de la feria americana que montó un matrimonio cipoleño como alternativa laboral y que ahora es una de las más grandes de su tipo en la ciudad. La historia se remonta a dos años atrás cuando, después de algunas experiencias en venta de muebles antiguos, Laura Arabarco se dio cuenta de que casi siempre hay un comprador para todo. Por el galpón, que tiene una fachada muy cuidada, han pasado los más diversos elementos. El más “raro” quizá haya sido una urna de bronce de 100 años de antigüedad donde se habían conservado las cenizas de una persona a quien ya no se recordaba. En la feria, la mayoría de las cosas tienen o cuentan alguna historia. Como la de unos soberbios muebles de roble que llegaron a Cipolletti desde Bahía Blanca porque una clienta de Laura tuvo que vaciar la casa de un familiar y no sabía qué hacer con ellos.
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