Una institución que forma parte de la historia de Roca
El Club del Progreso es parte de la historia de los roquenses. La entidad de la calle Maipú marcó, en su momento, el rumbo de una sociedad que por entonces la tenía como cabecera. No sólo dejó grabado en letras mayúsculas los mejores momentos en lo deportivo, sino que marcó a fuego varias décadas de esplendor tanto en lo cultural como social. Desde su nombre, todo en ella mostraba la ilusión de prosperidad y celebración.
La entidad roquense dio sus primeros pasos en 1934, por iniciativa de un grupo de vecinos que decidieron fundar el club. Tuvo a Angélica P. de Lecari como primera presidenta. A partir de ese momento la institución se convirtió en el eje principal por donde giraba la sociedad roquense.
Consolidó esos primeros pasos con la construcción de la pileta de natación, proyecto que fue llevado a cabo por el ingeniero Honorio Cozzi y que fue un verdadero éxito. Era la primera en la zona, y varias generaciones de chicos aprendieron allí a nadar.
Seis años más tarde se construyó el primer salón y a partir de allí el crecimiento fue constante hasta que, en 1942, se inauguró la cancha de básquet iluminada y embaldosada, todo un furor para aquellos tiempos. Eso impulsó notablemente la actividad social del club y llevó a los dirigentes a ampliar la infraestructura con la construcción de un salón de 14 metros por 31,50, que además tenía secretaría, sala de sesiones y baños.
A partir de ese momento Del Progreso se plegó a los movimientos más importantes de la ciudad. Acompañó el crecimiento de Roca y, en lo deportivo, fue el lugar de los momentos más inolvidables.
Del Progreso fue pionero de los grandes espectáculos. Uno de los más famosos y recordado fue, sin duda, la presentación de los Harleem Glob Trotters, el equipo de básquetbol estadounidense que maravilló a todos con su juego de malabarismo y humor.
No menos importantes fueron los apasionantes torneos de básquetbol. Tanto por la competencia local o por los recordados provinciales, donde el gimnasio principal quedaba chico cuando Alto Valle y Valle Inferior llegaban a la final.
También hay un lugar especial para las electrizantes noches de boxeo, por las que pasaron figuras de la talla de Ringo Bonavena y Pascual Pérez, entre otros.
Tampoco puede faltar en este recuerdo las jornadas de pelota a paleta, trinquete que llegó a convertirse en uno de los más importantes de la Patagonia. También ocupó un lugar muy importante el tenis en las recordadas canchas de polvo de ladrillo que supieron albergar a los mejores exponentes de esa época.
En lo social, fue durante mucho tiempo la sede obligada para bailes familiares, presentación de artistas locales e invitados, concursos, ferias, elección de reinas de la primavera y todo lo que necesitara un salón.
En los '60, eran las familias enteras las que iban al baile. Las mesas se colocaban a los costados de la cancha de básquet, y las parejas danzaban en círculo en el área central. En ese tiempo tocó allí Francisco Canaro con su orquesta.
Después llegaron los encuentros bailables sólo para jóvenes, y Del Progreso vio bajar las luces y subir el volumen de la música. Era la época de las tertulias del domingo, de las estudiantinas, de las clásicas «bajadas» de los egresados de todos los colegios de la ciudad. Casi no hay familia en Roca que no posea alguna fotografía de eventos sociales con el club de escenario.
Durante el Proceso militar, el salón «chico» recibió a Mercedes Sosa, a Los Trovadores, a Atahualpa Yupanqui, a León Gieco, cuando ninguno de ellos tenía escenario para su música en otros lugares del país. Hace apenas unos meses, el músico Pedro Aznar tocó con su grupo. Uno de los últimos que hizo vibrar allí la música contemporánea.
Y así fue siempre Del Progreso. Estuvo al lado de los momentos cumbres de la sociedad roquense y la acompañó de lleno hasta mediados de los '70. Luego vinieron las fusiones y la explosión de otros centros recreativos, y el club de Maipú y San Martín comenzó a perder protagonismo por querer mantener su identidad.
Pasó momentos bravos, pero de a poco recuperó terreno hasta que la madrugada del martes le tendió una trampa incomprensible. Por eso el dolor de quienes compartieron parte de la historia de la entidad auriazul.
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