Una vela para Santa Vaca Muerta


La alta volatilidad de los ingresos provinciales, atados a la industria petrolera, no es nueva. Sí lo son los elevados niveles de duda y gastos corrientes.


No quedan más alarmas por sonar. La economía neuquina pondrá a prueba este año al gobernador Omar Gutiérrez. Durante su primera gestión, en coincidencia con la presidencia Mauricio Macri, la provincia fue una isla respecto del país: los indicadores subían cuando en el resto de Argentina se desplomaban. Pero esa suerte de videoclip, apuntalado en las “buenas señales del mercado financiero”, donde la escandalosa deuda con el FMI fue garante, terminó abruptamente y mostró lo que estaba abajo de la alfombra.

Resulta paradójico (o no) que el mismo plan de gobierno que facilitó el ascenso neuquino fue el que, tras un golpe de timón, lo llevó a las zonas de peligro. Las cuentas provinciales cerraron el 2019 con un déficit de 5.606 millones de pesos. Desde el ministerio de Economía, que dirige el cipoleño Guillermo Pons, aseguraron que el golpe llegó por una llave de doble acción: la caída en los ingresos por el congelamiento de los combustibles y la actualización automática por inflación de los salarios estatales.

¿Fue el fracaso del modelo macrista o fue la historia repetida de la Neuquén “petróleo-dependiente”? Revisemos.

Recién en los últimos años los ingresos provinciales volvieron a acercarse al promedio histórico tripartito de recursos propios, coparticipación y regalías. Los ingresos petroleros son la clave de la salud y la enfermedad neuquina y dependen directamente del tipo de cambio y la cotización del crudo, una variable que se define fuera de los límites del país y casi con reglas divinas.


Las cuentas arrastran una pesada deuda, de cuando los yacimientos se desplomaban con los convencionales, que apuesta a la solución futura del shale.


Sin dudas fue Vaca Muerta la que trajo alivio a las cuentas provinciales. Los no convencionales son una realidad, pero todavía con promesa a largo plazo. Las regalías mejoraron por sus dos variables centrales, pero también por mayores niveles de producción: Neuquén volvió a ser la principal productora de crudo. Sin embargo, eso no alcanzó.

Las cuentas arrastran una pesada deuda, sobre todo de cuando los yacimientos se desplomaban con los convencionales, que apuesta a la solución futura del shale. El número total trepa a 70 mil millones de pesos pero gran parte del stock es en dólares. Es el segundo pasivo más significativo del país si se lo compara contra recursos propios y la coparticipación. La cuenta termina siendo injusta porque un tercio de los ingresos neuquinos son las regalías, lo que también desnuda la vulnerabilidad del Presupuesto provincial.

Al final del día Vaca Muerta sigue siendo más futuro que presente. Pero también fue pasado. La Provincia asignó, desde 2013 a la fecha, 38 concesiones no convencionales. Todas significaron millonarios desembolsos en conceptos varios de los cuales muchos fueron ingresos directos de dinero, en dólares, de corto plazo y libre disponibilidad.

La alta volatilidad de porciones cada vez mayores de los ingresos provinciales, atados a la industria petrolera, no es nueva para Neuquén. Lo que sí parece novedoso son las cifras de endeudamiento y gastos corrientes a niveles poco conocidos: más de las erogaciones 60% son salarios.

Por eso cuando se apunta al congelamiento surgen algunas dudas. La medida, vía DNU de Macri, pisó el precio del barril interno y el tipo de cambio para las transacciones. Nunca estuvo claro cuál fue el número mensual de la pérdida, recientemente Economía lo calculó en 1.300 millones de pesos, sin embargo, el precio interno nunca bajó de los 48 dólares y los niveles de producción crecieron mes a mes (no por mayor actividad sino por mayor extracción) lo que hace pensar desde qué valor de crudo es provechosa Vaca Muerta para Neuquén.

En la industria petrolera se llama “break even” al nivel de precios desde el que se comienzan a obtener ganancias ¿Qué cotización de barril necesita Neuquén? En Estados Unidos los no convencionales lograron sobrevivir con precios apenas por encima de los 30 dólares. Sin embargo, la pregunta en Neuquén parece otra: son los ingresos o los gastos.

Los salarios en sí mismo no son un problema si es que reflejan la calidad de los servicios del Estado. Con la deuda pasa algo similar. No es malo endeudarse, la cuestión de fondo es para qué. Y en Neuquén van varios gobiernos en los que las obras pasan más por infraestructura menor que por resolver los problemas reales de los habitantes. Mientras tanto, sigue prendida la vela a Santa Vaca Muerta.


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