Así financia sus viajes el roquense que recorrió el mundo y ahora fue de Ushuaia a La Quiaca

El psicólogo y fotógrafo rionegrino Gastón Fournier ya estuvo en 49 países y el último año y medio recorrió la Argentina en una furgoneta 98 que convirtió en su hogar. Aquí cuenta cómo logra financiarse con la venta de libros y fotos, que presentará este jueves 22 y viernes 23 en un paseo de emprendedores de Navidad en Roca.

Gastón Fournier en Necochea, una de las escalas de su viaje. La furgoneta modelo 98 está ploteada con Identidades, su muestra fotográfica itinerante. Foto: Araceli Rossetti.

Gastón Fournier acaba de volver a Roca justo para ver la final del Mundial de Qatar 2022 con toda la banda después de un año y medio de recorrer la Argentina de Ushuaia a La Quiaca, un viaje en zig zag de 23.000 km en una furgoneta modelo 98 en la que invirtió sus ahorros y que convirtió en su hogar sobre ruedas. Después de mirar los partidos de Argentina en estaciones de servicios y los abrazos con los camioneros y los playeros, el psicólogo al que el camino convirtió en fotógrafo ya está de regreso en su lugar en el mundo, entre las manzanas y las peras de las chacras y el río Negro donde solía nadar con los amigos antes de tirarse de cabeza a la aventura que lo llevó a recorrer 49 países.

Ahora, tras la final del Mundial, le llovieron mensajes de felicitación desde Indonesia, Marruecos, Túnez, China, Turquía y hasta de Francia: trabajaba en un bar de París cuando Mbappé dejó afuera a Messi en octavos de final en Rusia 2018 y lo cargaron. Recuerda eso y que allá también son ásperos por los incidentes cuando salieron campeones. «Fue lindo festejar ahora en mi país», dice y sonríe mientras ajusta los detalles para presentar su libro «Los años nómades» y sus postales el jueves 22 y el viernes 23 en la una feria de emprendedores de 19 a 01 horas en el patio gastronómico Lupular (Córdoba 1436).


Mochilero en la Patagonia


Claro que no sabía lo lejos que lo llevaría el camino después de terminar la secundaria, cuando partió a recorrer el sur como mochilero. Desde aquel Roca a Esquel a dedo, ya no paró. Más tarde siguió toda América Latina y siempre procuró trabajar en una organización social o institución, ver qué había detrás de las postales.

Un alto en el camino en Mendoza.

Tiene 31 años, mide 1,91, nació en Cipolletti, pasó sus primeros años en Neuquén, vivió nueve años en Roca (de ahí son la mayoría de sus amigos) y después partió a estudiar a Rosario, donde se recibió de psicólogo. Aquel tiempo en la ciudad del Alto Valle dejó su huella: cuando sus compañeros de la universidad le preguntaban de dónde era, respondía de Roca, Río Negro.


Las visas Work and Holiday en Francia y Dinamarca


Después fue el momento de cruzar el océano con una visa de trabajo de un año en Francia. Las work and holiday cada vez más populares entre los jóvenes argentinos, que permiten tener empleo durante un año una sola vez en los países que las otorgan.

“Con lo que gané en París como mozo conocí después África y Palestina”, explica. En la capital de Francia también hizo una pasantía ad honorem de tres meses en la École Expérimentale de Bonneuil, una enriquecedora experiencia que deseaba vivir en el hospital creado por una discípula de Lacan que rompió el molde del encierro en el manicomio clásico. No es que un día tocó el timbre y lo dejaron entrar: debió perfeccionar rápido el francés que empezó a aprender en el bar e insistir e insistir hasta que un equipo de profesionales le dio el visto bueno.

Mendoza, ya en el tramo final de su viaje por la Argentina, de regreso a Río Negro. Foto: Gastón Fournier

Después obtuvo la visa laboral en Dinamarca, donde trabajó en Copenhague en un hotel, un bar cervecero y como fotógrafo de un par de casamientos. Con lo que ahorró, armó su viaje a Asia.

Como en muchos otros lugares, canjeó hospedaje por fotos y se conectó con ONG’s para proponerles que lo dejen acompañarlos en sus tareas en zonas rurales, barrios, escuelas, clínicas, grupos de mujeres. A cambio, les proveyó de imágenes y obtuvo así las que utilizó en sus fotolibros.

Eso le permitió enlazar su profesión con lo que observa antes del clic. Y todo lo que observa le hace recordar aquella frase del psiquiatra Enrique Pichón-Riviere que lo impactó en la universidad: “Planificar la esperanza junto a otros”. Esos lazos, ese trabajo silencioso allí donde los estados no están es lo que registra con su cámara y completa su formación de psicólogo.

Su mate y su termo.

Cada vez que llega a un nuevo país pega la banderita en el termo y se lo tatúa en el mapamundi que lleva en el brazo izquierdo. ¿Por qué viaja? “Me da una sensación de libertad y adrenalina única e inigualable”, dice.


A vender libros y fotos


A medida que avanzaba, se decidió a aceptar el consejo de los amigos y empezó a vender primero fotos y después fotolibros.

En la habitación de un hostel en Amed cuando estuvo varado seis meses por la pandemia en la isla de Bali, paraíso de Indonesia en el sudeste asiático, bosquejó «Los años nómades», su apuesta más importante: un repaso por sus experiencias en 49 países.

Gastón en Mendoza.

Estaba solo en el cuarto, no había nadie más hospedado allí. Puso las fotos en las paredes, las miraba desde la cama y así empezó a ordenador el relato.

Después, cuando pudo volver a la Argentina, lo terminó. «Tenía la necesidad interna de plasmar lo vivido, compartirlo, escribirlo. Porque fueron muchas experiencias y sensaciones en tantos viajes. Y sino parás la pelota y mirás para atrás y reflexionás, perdés muchas cosas«, dice.

«Ahora voy a encarar un libro sobre la Argentina, hacer lo mismo: parar la pelota y escribir. El desafío más grande para todo viajero es recorrer su propio país, sus raíces, su cultura. Qué aprendí de mi tierra podría ser la síntesis», explica.

Y agrega: «Mis amigos siempre me recalcan lo bueno que es esto. Poder hacer lo que me gusta, viajar. Y pagar los viajes con lo que gano con las fotos y los libros. Y así seguir. Pienso muchas veces en eso, en la suerte que he tenido».


El libro


“El autor nos relata las historias detrás de sus fotografías, y cómo uno retrata a los demás, en el fondo, para buscar respuestas en sí mismo», dice Aníbal Bueno, fotógrafo español, en las contratapa de «Los años nómades, un viaje entre fotografías y culturas», el libro de Gastón.

Los años nómades, un viaje entre fotografías y culturas, el libro de Gastón.. Foto: Nicolás Brizio

En 224 páginas y 120 fotos color, hilvana historias, culturas, miradas y voces. Y reflexiona sobre la fuerza transformadora de los viajes mientras rinde su homenaje íntimo a todas las personas que pasaron por la lente y su corazón en todos estos años de aventura viajera en Latinoamérica, Europa, África y Asia. Vale 2800 pesos se puede comprar acá. Este jueves 22 y viernes 23, en la feria de emprendedores en Lupures, costará 2.500 pesos. Ahí estará Gastón para conversar con quienes se acerquen.


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