El Barón de la Lavanda: un viaje púrpura por Inglaterra, Francia y España, en busca de su flor

Inspirado en la pasión por esta planta aromática, un productor rionegrino recorrió Inglaterra, Francia y España para descubrir los secretos de los cultivos más grandes del mundo.

Hay 60 variedades de lavanda y no todas sirven para lo mismo. El Barón de la Lavanda no solo viaja, también hace escuela. Fotos: @elbarondelalavanda

Viajar es despertar los sentidos y en la planificación de este viaje, cada uno estaba definido. Un color: violeta. Una textura: la suavidad del pétalo de una flor. Un sonido: el zumbido de abejas y cigarras. Un aroma y un sabor: a lavanda. Fue así que Cristian Signorelli se puso su traje de “Barón de la Lavanda” y salió a recorrer los campos de Europa en verano. El objetivo era contemplar esa franja exuberante de color púrpura que parece infinita, cada atardecer con el sol anaranjado detrás de la colina.

No viajó solo, lo acompañó su pareja y socio en el parque agroecológico Lavandas del Limay, en Villa Llanquín. “Hay mucha gente interesada en todo lo que es el cultivo de la lavanda, sus usos y cuidados. Entonces pensamos en crear un influencer de la lavanda, que enseñe cómo podarla, cultivarla y aplicarla, y que a la vez lo combine con viajes a distintos parques del mundo”, cuenta Cristian. La idea era generar un proyecto paralelo al parque, un personaje que mostrara experiencias, viajes y aprendizajes.

“Siempre fuimos fanáticos de la lavanda. El Barón no solo muestra sus cultivos, también investiga variedades, producción y usos. Lo de visitar otros lugares surgió de ese amor por la planta y la posibilidad de intercambiar información con productores de otros países. Y también somos fanáticos de los viajes”, resume.

El Barón de la lavanda comparte sus historias viajeras en: @elbarondelalavanda

Este año, tras varias invitaciones postergadas, lograron concretar el sueño: viajaron a Inglaterra, Francia y España para recorrer las plantaciones más grandes del planeta. “Fue increíble. En Inglaterra visitamos Hitchin Lavender y Castle Farm Kent, una plantación enorme. Lo más curioso es que la dueña de Hitchin Lavender es argentina. Se casó con el hijo del fundador y hoy lleva adelante el lugar. Nos recibieron espectacular”, recuerda Cristian.

Caminar entre hileras violetas, descubrir la majestuosidad de los paisajes y sentir la hospitalidad de sus anfitriones fue una experiencia inolvidable. Allí confirmaron que la lavanda no es solo cultivo: es identidad, cultura y arte en plena sintonía con la naturaleza. Y claro, el Barón de la Lavanda, con su sombrero PinoyLana y el auspicio de Fratelli Alambiques, no pasó desapercibido.

En España visitaron Brihuega, en la provincia de Guadalajara. “Una pequeña ciudad medieval rodeada de campos, pueblos y reservas naturales. Allí descubrimos Alcarria Natura, un emprendimiento que combina producción y turismo, parecido a lo que hacemos en Villa Llanquín”, destaca.

La colaboración entre productores europeos mostró un modelo que inspira

La escala en Francia fue la más impactante. Recorrieron plantaciones en Valensole, donde está la mayor concentración de lavanda del planeta; el Museo de la Lavanda en Luberon; la Abbaye Notre-Dame de Sénanque, y otros rincones de la Provenza.

“La Provenza, es como el paraíso, tienen 300 años de trabajo con la lavanda. Ahí es toda una industria, familias enteras, seis generaciones dedicadas al cultivo, pueblos enteros decorados de violeta en época de floración, festivales, gastronomía. Todos lo locales, las calles están decorados con lavanda y todo lo que te imagines”.

Esos emprendimientos combinan producción y turismo. Un poco su idea de recorrer esos lugares era ver proyectos parecidos al que ellos tienen en Villa Llanquín. Allá combinan la producción con casas de té, restaurantes, productos de valor agregado y visitas guiadas. “La diferencia es la escala: nosotros tenemos 1,5 hectáreas y ellos 40 o más. Pero lo interesante es que, más allá de la magnitud, la esencia es la misma”.

Los usos gastronómicos sorprendieron.

También los sorprendieron los usos gastronómicos. “Probamos manteca, quesos, helados, postres, carnes, limonada, gin, cerveza, sidra, hasta aceite y vinagre de lavanda. Fue increíble ver cómo cada emprendimiento incorpora la planta en diferentes productos. Incluso, en Inglaterra varios productores se unieron para comercializar juntos: el que hace limonada vende en todas las plantaciones, con etiquetas distintas pero producción compartida. En lugar de competir, colaboran”, cuenta.

Eso también derriba mitos sobre la competencia. Ellos hacen muchas capacitaciones en la región y muchos les señalan que están generando competidores, pero su mirada es más amplia. “No generamos competencia, sino colegas. Algunos productores se enfocan solo en cultivar, otros en turismo. Nosotros, al tener contacto directo con la gente, también comercializamos productos de otros. Es un trabajo en conjunto y creemos que así debe crecer el sector en Argentina”, agrega.

El viaje fue un éxito, todas las historias que subían a sus redes, las vieron un montón de pesonas, y conversaban y se reían juntos. Después de este viaje muchas seguidoras les pidieron armar un grupo para repetir la experiencia en Europa. Así nació la idea de organizar viajes de la lavanda, que no existen hoy en el mercado. “Son recorridos diferentes a lo clásico: visitas a campos, productores y festivales de lavanda”, dice el Barón. Y es que a veces, viajar no es solo conocer un lugar, es sumergirse en un mundo de aromas, colores y pasiones que trascienden fronteras.


Un paseo por Lavandas del Limay


A 40 kilómetros de la ciudad de San Carlos de Bariloche, inmerso en un entorno natural incomparable, se encuentra un campo de lavandas único en el país. “Lavandas del Limay”, es un parque agroecológico ubicado en el paraje Villa Llanquín que conjuga producción y turismo.

En primavera abre los fines de semana, de 10 a 19. “En diciembre sumamos los viernes y en enero, febrero y marzo estamos todos los días. Además, incorporamos alojamiento: contamos con dos cabañas dobles, pequeñas pero muy acogedoras”.

La floración se da en febrero y ya está confirmada la fecha del Festival de la Cosecha, del 20 al 22 de febrero de 2026. Habrá talleres, música en vivo, cosecha y destilación de lavanda en vivo, además de gastronomía y actividades para toda la familia.

Los próximos viajes del “Barón de la Lavanda” serán a una convención de aceites esenciales en Misiones y a Azul, en la provincia de Buenos Aires, donde se realizará un festival de la lavanda.

Cristian creó un personaje viajero para difundir el cultivo.

El Barón de la lavanda comparte sus historias viajeras en: @elbarondelalavanda


Hay 60 variedades de lavanda y no todas sirven para lo mismo. El Barón de la Lavanda no solo viaja, también hace escuela. Fotos: @elbarondelalavanda

Viajar es despertar los sentidos y en la planificación de este viaje, cada uno estaba definido. Un color: violeta. Una textura: la suavidad del pétalo de una flor. Un sonido: el zumbido de abejas y cigarras. Un aroma y un sabor: a lavanda. Fue así que Cristian Signorelli se puso su traje de “Barón de la Lavanda” y salió a recorrer los campos de Europa en verano. El objetivo era contemplar esa franja exuberante de color púrpura que parece infinita, cada atardecer con el sol anaranjado detrás de la colina.

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