«Increíble las truchas que hay»: fueron a pescar a un paraíso de Neuquén y picaron grandes arcoíris

A  50 km de Piedra del Águila, se alojaron en rucas mapuches en el paraje Zaina Yegua y el lago fue el escenario de un gran fin de semana para el instructor Matías Fernández Carro y su padre, que le había pedido ir con sus amigos a compartir la aventura. No podría haber salido mejor. Mirá...

El instructor de pesca con mosca Matías Fernández Carro y una de las truchas arcoíris que pescaron el fin de semana pasado en el lago Piedra del Águila a unos 290 km de Neuquén, al norte de la Patagonia. Fotos: @moscaspatagonicas_flyshop

El fin de semana pasado fue inolvidable para el instructor de pesca con mosca Matías Fernández Carro. Todo comenzó cuando su padre, Oscar, le pidió ir con sus amigos el Tano y Gino a probar suerte por primera vez a Piedra del Águila, esa meca de los pescadores famosa por sus truchas. Quería conocer, acompañar a su hijo y sus compañeros de aventuras Gustavo y Alejandro, comprobar qué había de cierto en las anécdotas de tantos piques imposibles, disfrutar de esa geografía agreste, de esos cañadones al norte de la Patagonia, con un poco de suerte contemplar el sobrevuelo de los cóndores. El plan marchaba perfecto hasta cuando llegaron: notaron que el río Limay que corre entre Neuquén y Río Negro estaba sacudido por ráfagas de viento furioso del sur y no daba quedarse ahí. Decidieron ir a pescar al lago Piedra del Águila.


Rumbo a las rucas mapuches de Zaina Yegua y el mejor pique

Para eso hicieron 20 kilómetros más por la ruta nacional 237 (en total 260 km desde el punto de partida en el centro de Neuquén). Y otros 28 más hasta el paraje Zaina Yegua por un camino en mal estado que hay que transitar con mucha precaución.

El premio es llegar hasta las tierras a orillas del embalse, donde la comunidad mapuche ofrece buena atención, rucas bien presentadas de paredes de piedra y techos de chapa, limpias y con camas impecables para dormir a 5000 pesos por persona, un baño completo comunitario y una regla de oro: el que no cumple con mantener todo en orden y sin tirar basura se va y no vuelve a entrar más. Si todo anda bien, a mediados de enero dispondrán de conexión eléctrica.

El mejor plan: ir a pescar con amigos, asadito y buen pique.

El domingo probaron suerte de vadeo desde la orilla, con buen pique pero el viento se hacía sentir demasiado. El lunes, optaron por ir a pescar a lago abierto, en base a la experiencia de Matías con los cardúmenes de temporadas pasadas. Estaban bien equipados, con dos lanchas, cada una con un motor principal y uno auxiliar para tener como volver en caso de problemas. Por allí no anda Prefectura ni hay señal: una rotura puede tener consecuencias graves. «Es complicado navegar, hay que tomar precauciones: el lago puede estar planchado y de repente picarse. Hay islotes bajo el agua y sino maniobrás bien podés romper la hélice», cuenta Matías. Optaron por mantener las lanchas siempre a la vista y mantenían comunicación por VHF.


De a tres truchas en el copón

Llegar hasta el medio del lago también tuvo premio, porque había un pique de aquellos que no se olvidan. Matías y sus amigos pescaban con líneas de hundimiento rápidas y moscas de buen porte que imitaban alevinos de percas y pejerreyes, sin rebaba en los anzuelos para soltarlas rápido. Su padre y sus amigos, con cañas de spinning y cucharas.

La proporción de truchas arcoíris era de 10 a uno a favor de los mosqueros. Entonces, improvisaron una solución: les compartieron sus moscas para que las utilizaran en las cañas de spinning con una pequeña plomadita. Resultado: «La pesca fue espectacular para todos», dice Matías. Picaban tantas truchas que las sacaban de a tres en el copón para lastimarlas poco y devolverlas rápido. El Reglamento de Pesca permite allí sacrificar solo una pieza por pescador, no importa la cantidad de días que vaya.


Pique y devolución en Piedra del Águila.

Allí abajo había un cardumen de truchas, 99% arcoíris. Por el porte, Matías sospecha que varias se escaparon de las jaulas de los criaderos. El promedio de las que pescaron pesaba alrededor de dos kilos, las más grandes unos tres kilos. «Muy buenas truchas», dice Matías.

Conocedor de los pesqueros de la región, el instructor recomienda estudiar el impacto biológico y ambiental de las truchas escapadas de las cuencas del Collón Cura y el Caleufú en el lago Piedra del Águila: «No tienen las mismas características que las truchas autóctonas», señala.

Otra de las truchas que picaron ese domingo inolvidable.

Matías y Oscar. El hijo, el padre y la misma felicidad.

El fin del lunes fue a toda orquesta, con más piques y la alegría para el instructor de haber compartido la aventura con su padre y sus amigos, como quería Oscar. El regreso a Neuquén fue entre anécdotas y risas por las experiencias del fin de semana. Y una convicción, la que suele repetir Matías: «El lago siempre paga».


Opción gratuita para ir a pescar en el lago Piedra del Águila

El guía cuenta que la opción gratuita para ir a pescar al lago Piedra del Águila es seguir por la ruta nacional 237 en sentido a Bariloche hasta Cerrito Piñón. Desde Neuquén capital hasta ahí son unos 300 km. Una vez en el lugar, se puede estacionar cerca del puesto policial y poner las lanchas en el agua debajo del puente.


El Limay Medio: temporada con buen pique

Con el embalse de El Chocón en un nivel alto, en la desembocadura del Limay Medio están entrando muchas truchas a cazar pejerreyes. Ese es el alentador panorama para los pescadores de estos días que describe Matías Fernández Carro. «Con esas corridas de marrones y arcoíris que se alimentan, el Limay Medio se va a poner cada vez más activo. Sería bueno que los guardafaunas de Picún Leufú en Neuquén y Naupa Huen en Río Negro trabajen en conjunto para evitar desmadres«, señala el instructor.

Entre las charlas de pescadores, es frecuente que deriven a tres temas: la preocupación por el impacto de las represas y las erogaciones en el ambiente, la seguridad en caso de cambios bruscos en el caudal y por lo complicado que es acceder a las costas de los 95 km del Limay Medio para hacer lo que más les gusta, pescar.

En cuando al acceso de los pescadores a la costa del Limay Medio, son muchos quienes levantan su queja por los problemas que enfrentan para entrar. Del lado neuquino hay que pagar en dos campings por el acceso, una única vez, no importa la cantidad de días. Se trata de Fortín Nogueira del lado de la represa y Media Luna del lado de la desembocadura.

«Solo queda libre el puente de Pichi Picún Leufú. Y del lado rionegrino, ya sea entrando desde Cerro Policía o Naupa Huen, hay que pagar en los campos, depende de lo que cobre cada uno. También se puede entrar en lancha remontando desde El Chocón, pero hay que tener una y saber usarla con caudales bajos y alto. Es complicado, es cierto. Los pescadores tenemos que tratar de conseguir que haya más accesos del lado de Neuquén», agregó Matías.


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