Un sueño en la nieve: Mario, Brian y la apuesta del Llano por el esquí en el norte neuquino

Con la reapertura del parque El Llano en Andacollo y el empuje de la Escuela de Esquí Alto Neuquén, la cordillera del norte revive su vínculo con el invierno. Una historia de esfuerzo, comunidad y deslizamientos soñados.

Mario Calfulen y Brian Muñoz fundaron la Escuela de Esquí Alto Neuquén y cambiaron el invierno. Fotos: Brian Muñóz.

La nieve no es muda y a veces, cuando cae, lo hace con promesas. Brian Muñóz y Mario Calfulen lo sabían en el norte neuquino, aunque durante años esas promesas parecían llegar solo por televisión, en imágenes de pueblos cercanos y bajadas perfectas en tablas de esquí o snowboard. En Andacollo, en Chos Malal, Varvarco, Manzano Amargo, los cerros se cubrían con el mismo manto blanco, pero sin huellas de tablas. Como si la montaña fuera solo postal quieta, a la que no se le podía sumar movimiento.

Hace cuatro años, alguien decidió cambiar esa historia. Mario no nació en el norte, pero decidió echar raíces allá. Tiene esa calma en la voz de los que saben que hay que construir para que algo exista. Nació en Junín de los Andes y aprendió a esquiar, pero no lo hizo en una escuela turística, sino como soldado voluntario. Llegó al cerro Chapelco y no tuvo que hacer piruetas, sino sobrevivir. Ahí conoció la nieve y de ese inicio surgió todo lo demás.

Primero fue instructor en San Martín. Después, la vida lo llevó a Manzano Amargo, ese rincón que se aferra a la cordillera. El pueblo que Brian ama y el que siempre muestra con sus imágenes y recorridos. En ese lugar se encontraron, porque Brian es un snowboarder de alma. Uno sabía enseñar, el otro quería aprender. Y así, empezaron a crear algo mucho más grande.

Mario Calfulen y Brian Muñoz fundaron la Escuela de Esquí Alto Neuquén y cambiaron el invieno.

Las salidas de a dos se volvieron de a cuatro, de a seis, de a más. Las laderas del norte se convirtieron en su territorio y en esas salidas comenzaron a pensar en formar un grupo, en armar una escuela. Y lo hicieron.

“Arrancamos con esto, empezamos con nada, con equipos donados, con rifas compramos más, y le buscamos la vuelta a un deporte que es caro, y que la gente del norte neuquino no podía hacer”, recuerda Mario.

Cuando tuvieron lo suficiente, bajaron de los cerros con una propuesta concreta. Así nació la Escuelita del Alto Neuquén. Y cuando los primeros chicos comenzaron a esquiar, ya no hubo dudas: la nieve también era para ellos. Desde entonces, cada temporada trajo aventuras.


Temporada 2025 en marcha en el norte neuquino


Este invierno volverán al parque El Llano, a 15 kilómetros de Andacollo. Pero también sumarán un nuevo punto: Varvarco. “Es la primera vez que el intendente nos llama para que trabajemos ahí. Vamos a enseñar sobre un cortafuego”, dice Calfulen.

Las fechas, aclara, dependen de la nieve: “todavía no se pueden poner fechas. Ahora está lloviendo, pero se esperan nevadas para este finde”, destaca y suma que hoy, la Escuela de Esquí Alto Neuquén tiene 40 tablas de esquí y 10 de snowboard para grandes, y chicos.

El Llano en Andacollo y Varvarco se alistan para la temporada: solo falta que llegue la nieve.

Estarán durante la semana y los fines de semana. Ya se acercan las vacaciones de invierno, y los mensajes no tardan en llegar: “tenemos muchas ganas de seguir enseñando, conocer gente nueva. Los nenes y nenas de acá están ansiosos para esquiar, ya nos mandan mensajes preguntándonos cuándo arrancamos”, dice emocionado.

La inscripción está abierta para chicos de toda la región y también para turistas. La cuota individual cuesta $25.000 e incluye clases y equipo por todo un mes. Hay paquetes familiares accesibles: dos hermanos por $35.000 (de 5 a 17 años), y grupos de cinco personas por $80.000.

La escuelita ya tiene más de 40 equipos y abre la inscripción para chicos y turistas.

“Siempre lo que recaudamos es para comprar material, los insumos, que por ahí se nos hace difícil, como por ejemplo, la cera, que está bastante cara, por suerte hay unos chicos de Chos Malal que hacen una cera ecológica, y nos viene re bien”, explica.


Un lugar del norte neuquino para conocer en vacaciones de invierno


Cuentan que el parque de nieve El Llano se convierte en una fiesta para los turistas que llegan de todas partes. Allí se pueden hacer caminatas con raquetas, bajadas esquí. Hay puestos con chocolate caliente, tortas fritas, baños químicos.

El Llano y Varvarco se alistan para la temporada.

“Pueden ir, comerse un chivito hecho ahí, hay mesitas y se disfruta en familia. Es un grupo re lindo de gente que trabaja, bien armado por la municipalidad”, dice con orgullo.

En Manzano Amargo la hostería está funcionando y los pone contentos, “porque por ahí llegaban y no había alquileres y en invierno casi no se trabajaba el turismo. Ahora la gente llega a esquiar, a hacer caminatas con raquetas, a conocer la cascada la Fragua congelada y cargada de nieve. Todo lo que los prestadores hacemos, hace que la gente venga. Mucha gente nos agradece, porque han alquilado su cabaña a turistas que antes no venían”.

Cascada La Fragua nevada, una de las postales más buscadas en el invierno del norte neuquino. Fotos: Brian Muñóz.

El camino está accesible, se puede complicar el tramo de Las Ovejas hasta los Cruces pero para acá está bien marcado, bien pasada la máquina, igual siempre con precaución porque es de ripio.


Siempre piensan en crecer


Este año sueñan con más: un campamento de cuatro días en Pichi Neuquén, en El Frutillar. “Tenemos la idea que la gente vaya a acampar, hagan caminatas en raquetas, esquíen. Lo estamos armando”, adelanta Mario.

Manzano Amargo, un pueblo tranquilo bajo la nieve.

Lo que empezó como una idea, una tabla y una amistad, hoy es una revolución blanca. Hay chicos que empezaron en la escuelita a los dos años y no se quieren bajar de sus esquíes. “A veces los padres se los llevan llorando”, cuenta con una risa que suena a misión cumplida.

Es que no es solo una actividad invernal, es un acto de justicia territorial, una forma de habitar la montaña. Con las tablas al hombro y la certeza de que ningún rincón del norte neuquino merece quedarse afuera del invierno.

Dos y una convicción: que nadie en el norte neuquino se quede sin deslizarse sobre la nieve.


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