De Puerto Arturo a la laguna Verde: trekking por senderos mágicos
Texto y fotos: Dardo Gobbi
gobbidardo@yahoo.com.ar
No hay nada más agradable que visitar lugares poco transitados por el turismo. Y el Valle de Auquinco es uno de esos paisajes. Sólo se puede conocer caminando por los senderos 14, 13 y 12 de la Huella Andina. Así lo hicimos nosotros, claro que se puede recorrer también en sentido inverso.
Aquí, la crónica de los tres días de travesía por el paraíso.
Día 1: de Puerto Arturo al Valle de Auquinco (12,5 km).
El lugar de inicio de nuestra caminata es Puerto Arturo, sobre el lago Lolog, a 20 km de San Martín de los Andes. Allí funciona la oficina del guardaparques, donde aprovechamos para pedir información y registrarnos.
Cargamos nuestras mochilas y empezamos la travesía. Comenzamos a subir lentamente, internándonos en un bosque de gran altura y, cada tanto, pequeños arroyos e hilos de agua.
El espeso bosque no deja que veamos el lago Lolog, pero siempre transitamos a su lado.
Un par de horas más tarde el sendero nos lleva a descubrir la orilla.
Llegamos a Playa Bonita, un lugar en el que sólo esta permitido el acampe diurno. Descansamos y retomamos el sendero.
Luego de avanzar por el espeso bosque, el paisaje comenzó a cambiar. Delante nuestro descubríamos el hermoso Valle de Auquinco, que en lengua araucana significa “paraje lleno de hoyos”.
Coirones, pastizales y una vegetación más baja se adueñan del paisaje. Desde entonces, el río del mismo nombre nos acompañaría gran parte del trayecto. El Auquinco nace 25 km arriba y desemboca en el Lolog.
Comenzamos a alejarnos del lago y remontamos el río cruzando la pasarela colgante hacia nuestro lugar de acampe, la zona del refugio Auquinco, donde pasamos la noche.
Día 2: del río Auquinco a Portezuelo (18 km).
Temprano, desarmamos el campamento y comenzamos a caminar.
Vadeamos el río Auquinco con el agua hasta las rodillas para poder seguir por la senda. Tras unas horas observamos, hacia el oeste, el Cañadón de los Baguales y, tres horas después, caminando por un sendero bien marcado, llegamos al Refugio Rincón de los Pinos, a orillas del río.
Este refugio es utilizado en época de coto de caza como alojamiento de cazadores, aunque está actualmente muy deteriorado.
Allí descansamos, comimos algo, tomamos unos mates y continuamos por el sendero hasta llegar, una hora después, a conocer una gigante araucaria bífida.
Cruzamos un arroyo en la zona de La Horqueta y aquí comenzamos un ascenso por entre araucarias y lengas.
Almorzamos en lo espeso del bosque y, luego de tres horas sendereando, armamos nuestro campamento en un lugar llamado El Portezuelo. Este es el punto más alto del Valle de Auquinco (1.450 msnm).
Día 3: de Portezuelo a Laguna Verde (10 km).
Comenzamos a caminar temprano. A poco de andar encontramos la naciente del río Auquinco, una serie de pequeños arroyos que se van uniendo.
Cruzamos al otro lado del Valle de Auquinco y enseguida comprobamos que estamos sobre suelo volcánico. El terreno es totalmente negro, en contraste con el color de las montañas, de sus minerales, y el verde de la vegetación.
Pequeñas piedras volcánicas son los vestigios de que esa zona ha estado totalmente cubierta por las erupciones del volcán Achen Niyeu (en lengua mapuche significa “zona que estuvo caliente”), hoy inactivo.
A sólo 30 minutos de caminar hacia el volcán comenzamos a ver también la cara sur del majestuoso Lanín. Unos minutos después una senda nos invita a subir al Achen Niyeu. Dejamos nuestras mochilas y vamos sólo con lo necesario.
Llegamos a la cima en una hora. Son algo así como 400 metros de desnivel en una huella zigzagueante sobre la pared volcánica.
Desde el borde del cráter la vista es increíble.
Observamos la inmensidad del Lanín y también, al sur, el cerro Huanquihue (2.103 msnm).
Y desde la cumbre (1.700 msnm) se logra ver el escorial de lava dejado por la erupción del volcán hace 200 años: la lava recorrió todo el valle hasta llegar al lago Epulafquen, donde se enfrió y se solidificó.
Bajamos, cargamos nuestras mochilas y continuamos por el sendero. Mientras regresamos por el valle, el imponente escorial nos acompañó gran parte de la huella.
Ingresamos a una zona verde y boscosa y finalmente llegamos a un claro. Ante nuestros ojos, la laguna Verde. Una belleza natural para coronar nuestra travesía.
Un baño en sus aguas, unos mates, fotos y luego a regresar a San Martín en un vehículo que nos esperaba en el camping de Laguna Verde.
Puerto Arturo, el Valle de Auquinco, el volcán Achen Niyeu, el escorial, la laguna Verde… lugares que nunca olvidaremos.
Lo que tenés que saber antes de la aventura:
Registro: antes de iniciar el recorrido hay que registrarse en la oficina de Parques o en www.pnlanin.org.
El grado de dificultad es medio, pero las largas distancias y las características del terreno hacen necesario un buen estado físico y experiencia en campamentismo.
Guía: se puede hacer solo, pero es más seguro contratar guías de la zona para evitar situaciones inoportunas.
Logística: hay que contratar dos vehículos. Uno para llegar a Puerto Arturo para el inicio de la travesía y otro que esté esperando en el camping de Laguna Verde (o a la inversa, si el recorrido se hace al revés).
Cuándo hacer la travesía: se puede realizar entre diciembre y marzo. Luego el ingreso es restringido ya que el circuito se convierte en coto de caza.
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