Basura: ¿hay pocos cestos o falta conciencia?

Las calles céntricas de Bariloche dejan mucho que desear y la basura urbana es un problema.

La limpieza en las calles céntricas deja mucho que desear y el propio municipio lo reconoce.

El plan en marcha es instalar nuevos cestos, en cantidad suficiente y de material más durable. Si las concreciones hasta ahora se demoraron mucho tuvo que ver la cuestión presupuestaria, según reconoció el secretario de Servicios Públicos, Eduardo Garza.

Las dos principales arterias céntricas son Mitre y Onelli. Si bien con realidades distintas, en ambas calles es visible la escasez de tachos de basura y también la dejadez de los propios transeúntes, que si no encuentran dónde depositar papeles y otros desperdicios los dejan caer en cualquier lado.

En Mitre hay una obra en marcha, pero no es excusa. La calle está abierta al tránsito y el destino de la basura del peatón es todo un problema.

En promedio hay entre dos y cuatro cestos por cuadra, de distinto diseño, algunos de plástico y otros de metal enrejado. A falta de más opciones, también funcionan como repositorio de colillas y otros residuos los grandes maceteros construidos en torno de los abedules, maitenes y otros árboles de las aceras.

Garza explicó que la responsabilidad de la instalación de cestos era de la empresa contratista de la remodelación (que quedó trunca) y que el proyecto original fue “colocar unos grandes de hormigón, que no les gustaban a los frentistas”. Garza dijo que “por una cuestión de vandalismo” no pueden ser de plástico. Y los de otros materiales “son bastante más caros”.

Dijo que los que todavía perduran en la zona céntrica son vaciados por la cuadrilla de limpieza todos los días, entre las 5 y las 11. Aun así, a veces los pocos cestos existentes lucen desbordados y la gente deja la basura a un costado o en el suelo. Cuando llueve todo se complica, porque los residuos corren con el agua y tapan los pluviales.

Según el funcionario, otro problema es la importante cantidad de locales gastronómicos, cuyos clientes compran comida al paso y después no tienen cómo ni dónde deshacerse de los envases. Dijo que en Onelli, donde la cantidad de peatones también es muy alta, la situación no difiere demasiado y “hacen falta más cestos”. Señaló que la idea es tener contenedores uniformes, de colores diferenciados para la separación, y “a razón de seis por cuadra”. Reconoció que actualmente “no llegan a un 70%” de esa cifra.

Algunos peatones consultados señalaron que la gente “tira basura” sin mayor culpa y consideraron que además de cestos “hace falta campañas y educación”.

Verónica Arratia, por ejemplo, aseguró que les “llama la atención” a sus nietos si los ve tirar un papel y espera que “todos hagan lo mismo”.

Un estudiante del CEM 99, Leonardo Hernández, observó que “la mayoría deja la basura en cualquier lado” . “Los que prestan atención sí”, contestó Leonardo cuando se le preguntó si los chicos incorporan el hábito de guardarse el papel si no encuentran dónde tirarlo.


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