“Por una circulación urbana sin obstáculos”

Se esta avanzando en la construcción de la autopista sobre la Ruta 22 y la polémica sobre su diseño continúa. Es difícil lograr consenso puesto que todos tenemos una visión diferente del problema y de cómo se debería resolver.

El domingo 21 se publicó en este medio una nota titulada “Roca resiste la elevación de la ruta” y, entre las alternativas al proyecto de Vialidad Nacional, estaba la posibilidad de ampliar la rotonda de ingreso a la ciudad dejándola, por lo que entendí, al nivel actual. Evidentemente quienes proponen esto no necesitan atravesar todos los días la ruta, si no sabrían que el incesante tránsito de autos, camiones y colectivos hace de este intento una misión imposible, sobre todo en los horarios pico. No quisiera imaginar lo que puede pasar en unos años más con el inevitable crecimiento de nuestra ciudad.

Con respecto a las otras arterias que cruzan la ruta (Damas Patricias, San Juan, Mendoza y Jujuy) se proponen puentes elevados para mantener la ruta al nivel actual. Estos puentes no dejarían de ser una muralla, nada más que en otro sentido, porque los metros necesarios para darle la pendiente son los mismos en un sentido o en otro, con el agravante de que la circulación para los habitantes de Roca no sería directa y además muchos ciclistas y peatones intentarían cruzar la ruta para evitar subir a las pasarelas, como ocurre en Regina, con el peligro que ello supone.

Lo que se debe garantizar a los habitantes de Roca es una circulación fluida, rápida y sin riesgos entre ambos lados de la Ruta 22. Con lo cual la única forma de lograr esto es elevando la autopista. No es posible que una ruta nacional interfiera y condicione el normal movimiento de una ciudad. La multitrocha de Neuquén es el mejor ejemplo de lo que no hay que hacer.

En la zona de Mainqué, Cervantes e Ingeniero Huergo la situación es compleja porque, al no tener espacio suficiente entre ambas márgenes de la ruta, la única alternativa posible es la muralla de hormigón. En Roca tenemos una ventaja enorme al contar con mucho espacio entre las calles Bolivia y Tronador –corredores de ruta– permitiendo crear terraplenes de tierra que, debidamente parquizados otorgarían un impacto visual mucho más agradable que las murallas de hormigón. También tenemos otra ventaja que es que la ciudad está a un nivel más bajo que la 22, con lo cual si se mantiene el nivel de la avenida Roca para comunicarla con la avenida Viterbori, la elevación de la ruta no debería ser tan grande.

El contar con una autopista no es para llegar a Neuquén más rápido, sino para llegar. Hoy la Ruta 22 es una trampa mortal. Busquemos soluciones que no sólo nos deleiten visualmente, sino que resuelvan el problema de fondo.

Malin Povedano

DNI 13.483.020

Malin Povedano

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Roca


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