Radiografía del basural: Las historias que nadie cuenta

Toneladas de basura descansan en el vertedero municipal. Residuos industriales, desechos domésticos y elementos en desuso duermen en las 14 hectáreas que conforman ese inmenso espacio público.

A diario, desfilan por allí camiones recolectores, autos particulares y vehículos de empresas privadas. Para muchos, el basural posiblemente sea solo un lugar en donde se depositan los desechos. Sin embargo, para otros simboliza una fuente de trabajo.

Cerca de 150 personas trabajan día y noche recolectando residuos. El trabajo, arduo e insalubre por las condiciones del sector, consiste en clasificar los elementos, separarlos y luego revenderlos para obtener un ingreso económico. En los últimos dos años fueron varios los anuncios que brindaron los funcionarios locales con respecto al futuro de este espacio municipal.

Las cientos de personas que trabajan allí atravesaron varias incógnitas con respecto a su futuro como recolectores y ahora anuncian que no van a permitir que el basural se traslade a Neuquén. Sin embargo, desde el municipio manifiestan que van a trabajar para que los recolectores mantengan su fuente de trabajo, en un lugar con infraestructura y con servicios que los contenga. Pero la realidad apunta a que faltan varios meses para que esto suceda. Mientras tanto, hombres, mujeres y niños, trabajan duro en el vertedero municipal.

La historia de Susana

Una de los tantas recolectoras es Susana Ramírez, que desde hace más de 20 años recorre el sector. Vive en el barrio Anai Mapu y recuerda que comenzó a frecuentar el lugar cuando su hija tenía un año.

Explicó que en ese momento no conseguía trabajo, porque no está escolarizada. Se acercó pensando que era una salida momentánea, pero desde entonces y hasta hoy es una de tantos recolectores que trabajan allí. “Es un trabajo más pero insalubre”, dice mientras está atenta a los perros desnutridos que pelean entre ellos, en defensa del territorio.

Cada día, Susana sale de su barrio hacia el basural para recolectar de todo, más que nada cartón, aluminio, trapos y botellas.

Explica que el cobre es lo que deja más ganancia, ya que el kilo lo venden a 42 pesos, en comparación con el aluminio, que deja una ganancia 8 pesos por kilo. El proceso de venta es así: los recolectores separan los residuos, los clasifican y luego los venden a personas que se dedican a la reventa de ese tipo de materiales.

Susana trabaja sola en el lugar y, a causa los años que lleva trabajando allí, tiene el diagnóstico de asma. Explica que prefiere hacer esa tarea porque en tres horas de trabajo gana alrededor de 400 pesos y según recordó, una vez se desempeñó como empleada doméstica y le pagaban 65 pesos la hora. “Gracias a Dios ninguno de mis amigos trabaja en el basural, y no tienen la necesidad de hacerlo (…) se ven chicos acá y eso me duele”, expresó la mujer.

Rosa, la referente

Otro caso es el de Rosa Ermelinda Seguel, una mujer de 54 años que hace 20 años realiza la tarea de recolectar alimentos y materiales reutilizables en el vertedero municipal.

Ella vive en El Treinta y todos los días va al vertedero municipal. Es madre soltera y tiene ocho hijos, afortunadamente todos trabajan, explica. En el basural recolecta comida para sus animales ya que en su casa tiene chanchos, caballos y chivos, entre otros, explica. En ese lugar se ve de todo, pero a ella le apena y le genera tristeza saber que a los chicos jóvenes se les dificulta cada vez conseguir trabajo.

Rosa es la referente del basural. Quedo a cargo de esa labor luego de que Mónica tuvo que dejar de ir por causas de salud. Aunque algunos recolectores señalan que allí trabajan alrededor de 150 personas, de manera constante, Rosa asegura que son más de 400 personas las que se acercan al basural cada día.

Con respecto al traslado del basural, Rosa es muy clara. A su entender, no se puede hacer ya que es una fuente de ingreso de muchas familias. “Esto le pertenece a Cipolletti, el basural tiene que quedar acá por toda la gente que está trabajando”, remarca.

Al lado de Rosa se encuentra Maxi Parada, un joven de 23 años que vive en el barrio Santa Elena. Hace más de cinco años trabaja ahí. Es recolector porque le gusta y además se siente a gusto porque no lo “manda nadie”. Su horario de trabajo es estricto. Llega al lugar alrededor de las 7 y se queda hasta la 15. En ese tiempo, recolecta cartón y botellas. Dice que está acostumbrado a trabajar ahí. A esta altura, ya conoce a toda la gente y hasta se hizo amigos. Su padre, explicó, también trabajó en el basural. Ante la consulta sobre si tiene alguna enfermedad asegura con una sonrisa que se está “salvando”.

La mirada oficial

El intendente Aníbal Tortoriello aseguró que la situación del basural ha mejorado. En diálogo con “DeCipolletti” recordó que antes de iniciar su gestión el basural estaba repleto de montañas de basura, además del humo constante producto de los pequeños focos de incendio que se generan. Ahora ese humo se pudo disminuir. Por otro lado, mencionó que existe un control en el ingreso del basural para ordenar la tira de desechos de todo tipo. “El control permitió un saneamiento importante y serio en toda la zona”, dijo.

Agregó que pretenden sanear ese espacio y construir una playa de transferencia en la zona norte de la ciudad. Ese lugar ocupará una hectárea y ofrecerá infraestructura adecuada para que los recolectores trabajen en mejores condiciones. Explicó que proyectan colocar servicios como vestuarios y baños y un espacio para los niños que acompañan a sus padres. Los camiones municipales arrojarán los residuos ahí, luego los recolectores tendrán tiempo para separarlos y en última instancia los residuos serán trasladados a un complejo ambiental de Neuquén.

Pero habrá que esperar. Tortoriello indicó que podrán iniciar el proyecto una vez que lleguen los cinco nuevos camiones compactadores, de mayor capacidad que los actuales. Y una vez que se habilite el Tercer Puente: el traslado de los residuos deberá realizarle por ese camino. “La idea es que parte de la separación de residuos se haga en esa playa de transferencia. Le vamos a dar a los recicladores una forma de trabajar digna a diferencia de hoy, que trabajan en condiciones inhumanas, más el humo que está controlado pero persiste. Eso genera daños graves a la salud, se tiene que terminar”, remarcó.

Superficie

El proyecto municipal

Playa de transferencia. Aspira a concretarla en la zona norte. El espacio ocupará una hectárea.

El saneamiento profundo es otro de los objetivos. Tortoriello explicó que pretenden terminar de sellar el basural actual, perforar para instalar chimeneas para poder desgasificar (se genera por la acumulación de residuos) y terminar de sanear las zonas aledañas.

El proceso llevará años, agregó el intendente. Y se podrá iniciar una vez que se deje de usar el vertedero municipal.

“Gracias a Dios ninguno de mis amigos trabaja en el basural. Es un trabajo más, pero insalubre. Acá se ven chicos y eso duele”,

expresó la recicladora Susana Ramírez.

“Por supuesto que
el reciclado, que genera un medio de vida, queremos que se siga haciendo
en Cipolletti”,

remarcó el intendente Aníbal Tortoriello.

Se estima que son 150 los trabajadores que concurren al basural en forma constante.

Pero la cifra trepa a 400 cada día si se cuenta a los eventuales.

“Esto le pertenece a Cipolletti, el basural tiene que quedar acá por toda la gente que está trabajando”,

dijo Rosa Seguel.