Un río con personería jurídica

En la llamada isla Norte de Nueva Zelanda corre un río al que los maoríes tienen una especial veneración. Es el Whanganui, que fuera, antes de la llegada de los británicos, su principal vía de comunicación y transporte.

El parlamento neocelandés le acaba de conferir “personalidad jurídica” propia, con todos los derechos y obligaciones que son inherentes a ese carácter.

Dos representantes defenderán en más sus intereses. Uno será designado por la corona –esto es por el gobierno– y el otro será elegido por la propia comunidad local.

Para los maoríes este es el fin de una batalla de nada menos que 160 años de duración en busca de defender adecuadamente al río de los peligros de toda índole que crean los hombres. Hablamos del tercer río, en tamaño, del país. De un arteria con casi trescientos kilómetros de recorrido, que además atraviesa un importante Parque Nacional que lleva el mismo nombre.

Su existencia está llena de leyendas, que de alguna manera hasta lo endiosan.

Río que ahora recibe, curiosamente, el trato propio de un ente viviente. En su cercanía existen tres volcanes que están activos. Contiene más de 200 rápidos con agua blanca constante y con distintas y vistosas gargantas estrechas que contribuyen a su creciente atractivo turístico como lugar particularmente bonito y recreativo. Tanto para el canotaje, como para el excitante “jet boating”. Su variada fauna y su particular flora contribuyen ciertamente a mantenerlo siempre como uno de los sitios preferidos del turismo local.

De alguna manera, el río Whanganui es ahora un “señor” río. Legalmente, al menos. Aunque lo cierto sea que siempre fue considerado y respetado como un canal de vida y como una belleza natural muy especial por los lugareños.

Una semana después de la pionera sanción de la primera norma protectora del río Whanganui, en Nueva Zelanda, un tribunal en la inmensa India, con sede en el estado de Uttarakhand, le concedió personalidad jurídica a los ríos Ganges y Yamuna, que como el Whanganui tienen connotaciones religiosas con sus respectivas poblaciones aledañas.

Ambos son considerados como deidades. Pero lo cierto es que los dos, desgraciadamente, están sumamente contaminados. El río Yamuna, concretamente, está realmente tan sucio y tan tóxico que ya no es siquiera capaz de mantener vida alguna en su interior. El salvavidas protector le llegó ciertamente demasiado tarde.

Una pena, pero así son las cosas. El mundo está lleno de buenas intenciones, pero también lo está de malas acciones, y la naturaleza, según queda visto, las sufre enormemente. Peor, con frecuencia, irreparablemente.

Por esto, aquello de que más vale prevenir que curar, cuando de proteger el medio ambiente se trata, adquiere una fenomenal importancia, que tiene que ver con la vida y la muerte de faunas y floras, así como del hombre mismo. Por ello no puede olvidarse, si de pensar con seriedad en el futuro se trata.

*Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas

Para los maoríes este es el fin de una batalla de 160 años de duración en busca de defender al río de los peligros de toda índole que crean los hombres.

Datos

Para los maoríes este es el fin de una batalla de 160 años de duración en busca de defender al río de los peligros de toda índole que crean los hombres.

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