Las “Constelaciones” de Lisandro Aristimuño llegan a Neuquén

El cantautor rionegrino comenzará este fin de semana su gira “Constelaciones” en la capital neuquina con los temas de su noveno disco de estudio. Antes habló con “Río Negro”.

Gentileza

El viernes y sábado próximos, el rionegrino Lisandro Aristimuño llenará de música el Cine Teatro Español de Neuquén, para presentar “Constelaciones”, su nuevo compacto lanzado en octubre 2016.

Si bien el disco lo grabó con Javier Malosetti en bajo y el baterista Sergio Verdinelli, entre otros músicos invitados, en vivo lo tocará con su banda Lovius, o sea Lisandro en voz, guitarras, kaoss pad y programaciones; Carli Arístide, guitarra eléctrica y ronroco; en batería, percusión, tinchofón, glockenspiel y coros, Martín Casado; Rocío Aristimuño, percusión y coros; el chelo y el bajo de Lucas Argomedo; Pablo Jivotovschii y Estanislao Díaz Pumará en violines; y los teclados de Ariel Polenta.

Neuquén no sólo será la ciudad de la primera presentación en vivo de las canciones de su noveno álbum; marca además el inicio de una extensa gira que lo llevará por Azul, Mar del Plata, el Festival Lollapalooza, Bahía Blanca, Santa Rosa, el Centro Cultural de Viedma (el 23 de abril), Córdoba, Entre Ríos, Corrientes, México, San Juan, Mendoza, Rosario, Jujuy, Salta y Tucumán, hasta que comience julio. Fácil es imaginar cuan atareado está preparando hasta los mínimos detalles semejante travesía, pero para el encuentro con “Río Negro” se hizo un lugar. Las cosas del afecto…

P- En una definición tuya de octubre 2015, dijiste a “Río Negro”: “El inconsciente habla mucho, tanto como lo sentimental. Yo dejo que todo eso lea mi cuerpo, me dejo llevar, soy muy impulsivo y muy sensitivo”.

Esas cuestiones están muy claras en “Constelaciones”, un trabajo fiel a vos… Una nueva lectura de Lisandro, más amplia, más sensible.

R- Uno va madurando a medida que va haciendo discos, a través de la vida, también, con sus cosas del día a día, de ser padre, de continuar amando a la misma persona (Luz), de seguir teniendo los mismos amigos.

Y para mí, “Constelaciones” es un compacto todavía más sin maquillaje. No lo necesité… No es que los anteriores lo precisé, los hay que son directos desde el corazón, pero en este caso, es más literal, sin escapatoria. En algunos de los otros, que también quiero mucho, intenté camuflarme un poco. En el buen sentido, ¿no? Como quien entra a una reunión donde hay mucha gente, y nadie lo ve. Pero igual está presente. En las constelaciones, por eso se llama así, hay estrellas que no vemos, pero están, te entregan energía, te dicen a dónde estás parado, qué hacés, qué sentís en este momento. Me pareció lindo ponerle ese título porque era -en mi situación de ser más popular ahora, el público ya me empieza a conocer- decir estoy pero no estoy… No caer en la boludez de entrar a un sistema de famosos y de gente que se regocija con lo que hace…

P- Recorté bien entonces, una frase que decís en el video de la grabación de “Constelaciones”: Una identidad mía, pero volátil…

R- Sí, es un poco lo que te expliqué recién. Se relaciona con eso.

P- En “Good morning life” (pista 5) cantás: “Cada paso que yo di, puede ser extraño”.

R- En esa parte de la letra, los acordes se vuelven menores y se torna más oscura. Arrancar con buen día vida es muy positivo y yo, inconscientemente, al componer expuse su lado B, la otra cara de esa canción. Cada paso que yo di, puede ser extraño, es como decir: perdón si te hice daño o te lastimé, la estoy luchando porque vivamos mejor. Yo lo pienso para todos, no para nosotros tres o para los dos… Es una frase más general. Digo buen día y pido disculpas si hice algo extraño que haya molestado. Esa letra te impulsa deseándote buena vida y a la vez pide perdón.

P- Como continuidad de esto, decís: muestro mi piel, sangro después cicatrizando lo que ves en “Hijo del sol” (pista 4)

R- Sí, mis letras y mis discos son conceptuales, siempre escribo sobre algo concreto. “Constelaciones”, sobre todo, es la visión de otro, porque existe esa mirada que está en el cielo y nos hace dibujos para que nos demos cuenta.

P- También está la percepción de cada músico que te acompañó, interactuando con la tuya en un ida y vuelta que le da consistencia…

R- En verdad tuve la suerte de convocar a estos tremendos artistas acostumbrados a ese intercambio. Vos sabés que ni siquiera tocamos antes, solo tuvimos charlas constructivas. Como si fuera un trabajo de mesa, de ver qué vamos a hacer. Yo les expliqué mucho, tuve reuniones sin instrumentos, salvo una guitarra para mostrar algo, pero hablamos abundantemente sobre lo que quería armar. Es simple, directo y no tiene muchas capas, bla, bla, ni doble sentido.

Cosa que no había hecho antes. Todos mis discos precedentes pueden tener cuatro sentidos, si querés. O tres. Y cada uno lo entiende como quiere. Eso también es hermoso. Con ellos hablé y lo entendieron así, y como son músicos tan grosos, sensitivos, que laburaron con gente igual de sensible, lo cazaron al toque. Fue como encontrar a mis primos lejanos y decirles: ¡Somos parientes! (Risas). Yo tenía ganas de tocar en un disco así y acá estamos…

P- Colaboraste con Catupecu Machu, con Fabi Cantilo y en cada trabajo, y en quienes habitualmente te acompañan, está tu sello. Suena a Lisandro.

R- Me duele un poco, porque no lo hago queriendo… Surge de mi trabajo. Me di cuenta que como productor, a veces, soy tan pasional y me creo tanto lo que hago y lo meto de tal modo en mi ser, en mi familia, que peco de ello; que los compactos que produzco tengan cuestiones relacionadas conmigo. Es algo que debo aprender, todavía soy inmaduro en eso…

Pero el artista que me convoca, también me lo pide y es otro error. Me hablan de las violas en “El árbol caído” de “Ese asunto de la ventana” (2005) y yo lo puedo hacer, pero les pregunto si quieren ese sonido y me dicen que sí. Y a mí me sale naturalmente… Después, cuando se edita el disco, reniegan de una decisión que pidieron y tomaron.

P- “Para vestirte hoy” el tema tuyo que grabaste con Catupecu, en una fusión respetuosa, donde la impronta Aristimuño le da otra identidad.

R- Si me permitís, creo que es al revés… Para mí, es un tema de Catupecu que yo encontré en el cielo y lo hice antes (reímos, claro) de que le cayera a Fernando Ruiz Díaz en la cabeza. Esa versión es demoledora, nunca la hubiera pensado así. Ellos lo terminaron de cerrar. Cuando lo veo a Fer le digo, la canción es tuya, ya no es más mía. ¡Imaginate las largas carcajadas de Fernando!

P- Del tema 3 recorté “Soy nehuen, quién me va a acompañar de nuevo al frío”. Newen, palabra que te define también, la tengo traducida como fuerza de la tierra….

R- Exactamente. Me encantaba la idea de escribir algo en mapuche, en este disco. Porque tuve la suerte de haberme criado -gracias a mi viejo (Hugo) que es director de teatro- muy cerca de Luisa Calcumil desde chiquito. Luisa es como si fuera mi tía. Siempre tuve muy presente la injusticia que vive el indígena en nuestras tierras, sobre todo en Patagonia. Recuerdo haber ido a ver sus obras y a mis viejos charlando con ella y yo ahí, en la bicicleta y escuchando. Me conmovía que esa identidad se estuviera perdiendo. También puse Good morning life porque los Beatles estaban en mi casa y además escuchábamos a Aimé Painé, ¡una genia! Mi padre la ponía en el equipo, al palo. Era como Björk… Me gustaba mucho lo que pasaba en el ambiente cuando se oía esa música.

Siempre estoy queriendo poner un poco la lengua mapuche y en este compacto me cuajó. Dudé en un momento, y después dije por qué si yo soy patagónico y me gusta. Yo estoy en Buenos Aires y ¿quién me va a acompañar de nuevo al frío? Nehuen, la fuerza de mi identidad. Mi raíz me va a seguir siempre, para volver.

P- Una vocecita marca el comienzo de “Tres estaciones”. Es Azul cuando tenía…

R- Tres, tres y medio. Yo le pedí que contara hasta cuatro y la grabé con el celu. Y la puse ahí porque es la primera canción que le dedico. Todo habla de Azul.

P- Le cantás: Quiero alcanzar el horizonte… Como deseo de padre, es inconmensurable.

R- Sí… Y también se relaciona con la Patagonia, porque allá se ve el horizonte y acá en Buenos Aires, no. Fue, otra vez, una manera de decir de donde soy. De contarle que existe, de hacerle sentir que no es un edificio gris y qué hay más allá de lo que hoy ve. Cuando Azul cuenta, antes de la canción, uno, dos, tres, cuatro, y la hace arrancar, ya queda explícito que es para ella…

P- Cuando sea adulta, ¿qué papá leerá?

R- La letra no tiene futuro. Simplemente hice un detalle del presente que vivía con Azul y cuando lo vea, creo, va a ser como una fotografía de cuando era chica, que hizo su papá, acerca de ella y de lo que estaba haciendo. Pinté una niña que empezaba a caminar, jugando conmigo en el piso. Que le encantan los delfines, las estrellas… Calculo que la verá como una foto de cuando éramos jóvenes (ríe Lisandro a carcajadas).

P- Como en fotografías que tu papá te sacó de chico, donde además de verte, ves su mirada…

R- Es hermoso eso… Sí. Bueno, yo en lugar de sacarle una foto, hice una canción. Planteé lo que ella quería en ese momento y lo que yo deseo… Ver el mantel lleno de flores, que siempre esté bien y cuente conmigo. Tal vez diga: mirá qué bueno mi viejo, hizo un tema para mí, lo compartió con todos. Porque también podría haber quedado entre mi mujer, mi hija y yo. Y lo hice público porque otra gente tiene hijos y necesita una canción linda para acompañarlos.

Hay una parte donde canto: quiero crecer para los dos… Es sentir hoy en este mundo. Yo quiero acompañar a Azul en su crecimiento y transitar el mío mientras tanto.

Eso me gusta. ¡Soy el padre y ella también me hace crecer! ¡Maravilloso! Estar atento, alerta, es lo más lindo. Mi vida como músico es poner cosas que me ocurren en canciones, de lo contrario no lo sería.

La música, para mí, se relaciona con registros emocionales y tengo la suerte de poder plasmarlo en mis temas, como si fuera un fotógrafo, un escritor…

Las entradas para los conciertos de Neuquén se consiguen en Caja Mágica (Mariano Moreno 354), Cipolletti, Shopping Alto Comahue y por Event Pass.

Perfil

Premios y viajes

Lisandro Aristimuño ganó tres veces el premio Gardel, fue nominado a los Grammy Latinos y distinguido en el 2015 por los premios Konex como una de las cinco mejores figuras de la última década de la música popular argentina en la disciplina Canción de Autor.

Agotó ocho Gran Rex en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, recorrió varias veces Argentina a salas llenas y tocó en España, Uruguay, Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Brasil y México.

“El búho” integra la banda de sonido de la película “Tetro” de Francis Ford Coppola.

‘Constelaciones’ es un compacto todavía más sin maquillaje. No lo necesité… No es que en los anteriores lo precisé, los hay que son directos desde el corazón, pero en este caso es más literal, sin escapatoria”,

explicó el cantautor, que este año será parte del festival Lollapalooza.

Datos

Las entradas para los conciertos de Neuquén se consiguen en Caja Mágica (Mariano Moreno 354), Cipolletti, Shopping Alto Comahue y por Event Pass.

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