Dilma denuncia un “golpe” para dar paso a “un gobierno usurpador”

La presidenta brasileña Dilma Rousseff denunció hoy en el Senado que la juzga que su destitución constituiría un “golpe de Estado” que daría paso a “un gobierno usurpador”.

La mandataria negó además haber cometido los crímenes por los que es enjuiciada. “No puedo dejar de sentir en la boca el sabor amargo de la injusticia”, lanzó.

“No cometí los delitos de los que soy acusada injusta y arbitrariamente”, dijo Rousseff, suspendida de su cargo desde mayo, en su discurso de defensa ante los 81 senadores que deben decidir en las próximas horas sobre su destitución definitiva.

“La acusaciones dirigidas contra mí son meros pretextos”, agregó la mandataria respecto a las acusaciones de que su Gobierno cometió “crímenes de responsabilidad” por maquillar las cuentas públicas para esconder el verdadero déficit fiscal del Estado.

Rousseff aseguró asimismo que esperará a la votación final que debe conseguir una mayoría de dos tercios en el Senado para destituirla, y que no renunciará de ninguna manera a su cargo.

“Jamás lo haría porque nunca renuncio a la lucha”, aseguró una combativa Rousseff, que recordó ante la Cámara la tortura que sufrió siendo una joven militante de izquierda clandestina en los años 70 al rechazar la “injusticia” del proceso político en su contra.

La presidenta, reelegida en 2014 para un segundo mandato de cuatro años, reiteró su acusación de que el juicio político respaldado por su ex socio político, el vicepresidente y actual jefe de Estado interino Michel Temer, es un “golpe de Estado”.

“Hicieron todo para destabilizarme a mí y a mi Gobierno”, aseguró Rousseff.


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