En mula de Ushuaia a Humahuaca con el legado del cura gaucho

Con la cruz en lo más alto, con la bandera argentina agitada por el viento y con un estandarte que lleva la inscripción “los paisanos del Cura Brochero”, atraviesan el país de sur a norte montado en el lomo de sus mulas. Partieron desde Lapataia (Tierra del Fuego) y su destino es Humahuaca (Jujuy). Son misioneros y su objetivo es llevar la obra del Santo Cura Brochero de la misma manera que él llevó adelante su vida.

La aventura empezó el 15 de diciembre del año pasado y tiene fecha de culminación para abril de este año.

El que lleva la cruz es el cura Jorge Rearte, oriundo de Villa Dolores provincia de Córdoba, lugar donde Brochero evangelizó y misionó hace más de 140 años. Lo acompañan Eduardo Agüero, Marcela Ariza, Andrés Chávez, Walter Zarate, José Sosa y Sergio Susky. Los seis “locos” como los llama él.

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“Nos interesa que la gente sepa quien fue Brochero, pero cabalgando y peregrinando. Fue un hombre de profunda fe, que hizo todo para llegar a los más necesitados, por eso la mula y los ejercicios espirituales”, expresó Rearte. Y sumó que “no se puede hacer una conferencia de prensa, para dar el mensaje hay que hacerlo de la misma manera que lo hacía él, en mula y acompañado de un grupo”.

Tienen un mapa y un cronograma que les indica el camino, y a dos meses del día cero, están exactamente donde planearon estar. “De momento venimos excelente con los tiempos, teníamos anotado para esta fecha estar en Plottier y acá estamos, el 3 vamos a estar en Neuquén”.

Llevan un carro para que los animales descansen y dos vehículos, por lo general manejan dos y cinco cabalgan. Llevan 2500 kilómetros recorridos y 600 kilómetros los han hecho montados.

“Una particularidad del cura gaucho es que era párroco, pero tenía un corazón misionero enorme. El cura llegaba a un lugar y salía a buscar gente, él supo unir esas dos cosas”, explicó Rearte.

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Para Rearte llevar la cruz en lo más alto es muy importante. “Siempre la llevo en alto como lo hacía el cura. Mientras cabalgamos la llevo bien en lo alto, así la gente que nos ve pasar sabe quiénes somos”.

Cada uno tiene su mula y a quien sabe llevar en su lomo al cura Rearte le dicen “Pequeña Teresita”. Al igual que al santo Brochero que no se lo veía sin su mula “Malacara”.

Febrero recién empieza y aún les restan dos meses más de viaje, aventuras y misión. Sin ánimos de postergar ninguna cita de su apretada agenda, continuaron su viaje pero antes de partir los paisanos realizaron su característica oración y de manera vigorosa gritaron: “!Viva el Santo Cura Brochero!, ¡Vivan los peregrinos!, ¡Viva la patria!”.

El objetivo central de la misión es dar a conocer la obra del cura de Córdoba. Pese a ser párroco, se desplazaba como misionero para acercarse a la gente.

“Esto es comunidad, nada se pude hacer solo, si yo no tuviera estos locos que me acompañan no podría hacer nada. Esta es una locura que hacemos entre todos”.

“El cura gaucho fue un hombre de encuentro y profundamente misionero. Y estas dos cosas se unen cabalgando”.

Jorge Rearte es el cura
que lidera el grupo de los seis jinetes.

El viaje lo realizan con cuatro animales, un carro de descanso y
dos vehículos. Hasta el momento montaron
más de 600 kilómetros desde su partida.

Una misión con antecedentes
que comenzó en el 2014

Quién fue el padre Brochero
que recuerda
la tradición

San José Gabriel del Rosario Brochero conocido popularmente como “el cura gaucho” nació el 16 de marzo de 1840 en Villa Santa Rosa, provincia de Córdoba. Falleció a los 73 años en la localidad que actualmente lleva su nombre en el valle cordobés, luego de quedar sordo y ciego producto de la lepra que contrajo por convivir y asistir a portadores de esa enfermedad.

Se lo identifica por sus viajes de grandes distancias sobre su mula, vestido con un característico sombrero y un poncho. Y también es recordado por su labor y asistencia para con los enfermos de la epidemia de cólera durante 1870 en la ciudad de Córdoba.

A los 16 años entró al Seminario Mayor de Córdoba “Nuestra Señora de Loreto” y a los 26 años de edad fue ordenado presbítero por el Obispo Vicente Ramírez de Arellano.

Se lo recuerda por recorrer aproximadamente 200 kilómetros en mula, a través de las sierras con el fin de llevar a hombres y mujeres a Córdoba para hacer ejercicios espirituales. Lo llamativo es que en ocasiones las caravanas superaban las 500 personas.

Casi 50 años más tarde de su muerte, se inició el proceso de canonización, mediante el cual la iglesia católica declara como santo a una persona fallecida. En el 2004 fue declarado venerable por el papa Juan Pablo II y finalmente en el 2013 fue beatificado en la localidad cordobesa que lleva su nombre. En el 2016 el papa Francisco confirmó un segundo milagro y fue canonizado.