El relato de la portera que le salvó la vida a una alumna de 8 años

Norma trabaja en la escuela de El Cóndor y gracias a su rápida intervención evitó que se ahogara una nena con un chupetín.

La vida a veces nos pone a prueba. Y a Norma le tocó el martes rendir un examen del que salió airosa y no olvidará jamás.

Norma Zapata es portera en la Escuela 246 desde hace un par de años, pero cumple esa función desde hace 18 años en diferentes establecimientos de la zona. “Nunca me había pasado vivir una situación de emergencia así”, cuenta con un dejo de emoción, mezcla de angustia y orgullo.

Como todos los días estaba en la cocina con su compañero de trabajo preparando la leche cuando, cerca de las 14.30, en pleno recreo, dos pequeñas de tercer grado llegaron corriendo a pedir agua. Al mirar a una de ellas observó que “estaba agachada y como ahogándose”.

“Primero pensé que estaba jugando, pero algo sentí como mamá que me hizo golpearle la espalda hasta que decidí levantarla, apretarle un poco la pancita y volver a darle unos golpes suaves, hasta que largó un chupetín con la mitad del palito”, rememora con voz entrecortada.

“Pudo haber pasado algo muy grave, porque es una nena muy chiquita y se le fue el chupetín a la garganta”, dice y asume que a pesar de nunca haber hecho capacitación específica al respecto tuvo un gesto instintivo que le permitió intervenir para resolver la contingencia.

Norma le impone humildad a lo ocurrido, no obstante reconocer su íntima satisfacción por el resultado logrado. “Cualquiera en mi lugar hubiera hecho lo mismo”, dice aunque reconoce que cuando alguno de sus siete hijos tuvo algún percance con la comida, siempre quien se encargó fue su marido.

“Con mis hijos me abatato, pero en esta ocasión sentí que tenía que actuar”.

A la escuela 246 concurren unos 100 alumnos de Primaria y menos de veinte de Inicial. Todos viven en el balneario, como la propia Norma, que recibió el reconocimiento de sus compañeros docentes y el agradecimiento de la familia de la niña.

“Después me sentí relajada y a la vez temblaba, porque me preguntaba qué hice, la nena no le comentó ni al maestro ni a la directora, por lo que yo fui y les conté, para que le avisen a los padres por si tenía alguna molestia en la garganta”, afirmó.

La mamá de la pequeña la llamó para preguntarle sobre lo sucedido. “Y yo le conté, porque esto se tiene que saber, porque yo también tengo hijos en la escuela y los chicos están mucho tiempo en el establecimiento”, manifestó la portera, que se emociona al recordar aquellas circunstancias que gracias a su intervención, no se transformaron en una tragedia.


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