Hace unas horas abrieron su carrito con arepas colombianas en pleno centro neuquino

Carolina y Carlos comparten la adrenalina por prender el fuego de su cocina, mechero o fogón. Usan aceites de oliva de Rincón de los Sauces, pulpas de frutas de Plottier y nueces de Centenario. El café, obvio, es colombiano.

Abrieron su carrito con arepas colombianas en pleno centro neuquino

Carolina y Carlos comparten la adrenalina por prender el fuego de su cocina, mechero o fogón. Usan aceites de oliva de Rincón de los Sauces, pulpas de frutas de Plottier y nueces de Centenario. El café, obvio, es colombiano.

Hace unas horas abrieron su carrito con arepas colombianas en pleno centro neuquino

Carolina y Carlos comparten la adrenalina por prender el fuego de su cocina, mechero o fogón. Usan aceites de oliva de Rincón de los Sauces, pulpas de frutas de Plottier y nueces de Centenario. El café, obvio, es colombiano.

Por Victoria Rodríguez Rey

Comida Urbana.

Arepas colombianas con sabor patagónico en pleno centro neuquino

Ingredientes:

1 colombiana

1 neuquino

1 carro de comidas

Paladares inquietos

Procedimiento:

En forma envolvente mezclar armoniosa y sabrosamente a estas dos personas, la satisfacción del producto está garantizada.

Carolina y Carlos no sólo comparten la raíz de sus nombres sino la adrenalina por prender el fuego de su cocina, mechero o fogón. Desde hace seis años no dejan de combinar y experimentar los sabores, aromas, imágenes e historias que cada uno respira de su región de origen.

Hablan los dos. Lo comparten todo. Sin secretos, se complementan. Y así una se entera que sus ingredientes infalibles son la intuición, la convicción, una cucharada de coherencia, otra de valentía, dedicación y pasión a gusto. Con semejante materia prima, imposible que la preparación falle.

Ella viene de la tierra donde se elabora el ron y el aguardiente, él de la región donde la actividad principal es la cría de chivos. Ella con las fotos de una ciudad colonial de más de 400 años, las empanadas de pipian, el comino y el ají de piña; él con las imágenes del charqui, la huerta , los animales y su madre que todo lo atraviesa.

La propuesta de Carolina y Carlos, materializada en un carro que explota de condimentos, es poder combinar la riqueza natural y cultural de su Colombia y Argentina natal. Ambos con una nutrida formación académica e incontables rutas caminadas se desafían hoy en la estepa patagónica.

Hace apenas unas horas abrieron la ventana del carro de comidas “La Martineta” para deleitar paladares y enamorar corazones. Saben que cuentan con tan sólo dos minutos para enseñar y brindar su magia a quienes se animen a explorar y despertar sabores latinoamericanos que quizá, dormidos están. Enteros se entregan a los saberes marcados a fuego por sus madres y abuelas. Son unos convencidos que la transformación social comienza con el alimento. Se trata de regresar a los tiempos cíclicos de la naturaleza, en agradecer la riqueza de la tierra, en recuperar las técnicas antañas de relación y de producción. Es así que acompañan aquellos emprendimientos regionales utilizando materia prima de calidad local: aceites de oliva de Rincón de los Sauces, pulpas de frutas de Plottier, nueces de Centenario, por dar un ejemplo nomás. Ahora sí, el café que ofrecen, es colombiano.

Utilizan como base harina de maíz, muchas verduras, salsas, carnes y con la alegría cuentan que se trata de productos aptos para celíacos, que su mayor gratificación es la devolución de las niños y las abuelas, entendiendo que si “una abuela probó tanta comida en su vida y le gusta lo mío, pues ya. Es suficiente”, dice Carlos satisfecho.

Quienes circulen por Avenida Olascoaga y Fava percibirán aromas y música de una patria familiar. Quedan todos invitados. Quizá, hasta los encuentren bailando.


Temas

Cocina

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios