Al cilindro de gas de 45 kilos no le llegó el congelamiento y el precio es inalcanzable

Los cilindros de gas cuestan 3.400 pesos, cuando a comienzos del invierno costaba un 15,2% menos.

Mientras los precios de la garrafa, el gas de red y hasta las naftas y el gasoil están congelados desde hace varios meses, el tubo de gas envasado de 45 kilos no para de subir.

Los usuarios de los tradionales “tubos” se reparten entre familias y pequeños establecimientos de lugares apartados y de barrios que todavía carecen de gas natural, señalaron desde una distribuidora.

Aun en plena pandemia y cuando existe una política nacional orientada a “planchar” el precio minorista de todos los hidrocarburos, los compradores de los cilindros de gas tienen que pagar hoy 3.400 pesos, cuando a comienzos del invierno costaba un 15,2% menos.

Hasta hace un par de años había edificios enteros en el barrio Belgrano y otros puntos de la ciudad que dependían de ese tipo de tubos, pero con la ampliación del gasoducto cordillerano lograron acceder al gas de red y bajaron notoriamente su costo de calefacción.

Los clientes actuales de los cilindros de mayor tamaño se reparten “en todas las clases sociales” señaló Daniel Lagrás, titular de la distribuidora Los Notros.

Dijo que en junio el cilindro de 45 kilos costaba al público 2.950 pesos y el 6 de julio -cuando arreciaban las nevadas- subió a 3.200 pesos. Pero no todo quedó ahí, el 6 de agosto el precio minorista se fue a 3.400. Un aumento de más del 15% en solo dos meses.

Lagrás reconoció que el consumo bajó mucho y que la gente se queja del precio. Dijo que como la garrafa de 10 kilos tiene el precio regulado y cuesta 350 pesos, los valores a esta altura perdieron toda proporción. Al punto de que cinco garrafas aportan más gas que un cilindro de los grandes pero cuestan casi la mitad.

Lagrás admitió que el precio del tubo es prohibitivo, pero ellos no hacen más que trasladar los aumentos de su proveedora, que es la cooperativa Coopetel, de El Bolsón. Según le explicaron, las subas se producen porque “este es gas que se exporta y no está regulado”.

Señaló que a esta altura el usuario que compra tubos es “el que no puede depender de la garrafa porque tendría que recambiar todo el tiempo o porque necesita mayor presión”. También están los que no pueden pasarse a la garrafa chica por la escasez de envases.

Lagrás admitió que el público no puede creer los aumentos porque “el discurso que escuchan es que los precios del combustible se mantienen”. Dijo que el desfasaje en los precios ya existía entre los distintos formatos de expendio de gas ya existía, pero “cada vez es mayor”.

Aseguró que si la disparada del precio no impactó más es “porque muchos comercios y restoranes en los cerros y otros lugares apartados, que consumen gas en cilindros de 45 kilos ahora no demandan ya que están cerrados”.


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