A dieta para concretar el plan

El pacto ya estaba sellado. Los internos que protagonizaron el intento de fuga no superan los 30 años y sabían que tenían que esforzarse para concretar el plan. Pero el que tuvo que exigirse al máximo fue Pablo Morales Montenegro, ya que al parecer se encontraba excedido de peso y tuvo que ponerse a dieta durante varios días para caber en el túnel. Así se lo pudo ver saltando la soga en el patio y poniéndose en forma con ejercicios físicos para concretar la fuga. “Estoy bajando de peso para estar bien”, fue la explicación que le habría dado a uno de sus celadores. El resto de los internos, de apellidos Santanoni, Giacoumino y Salinas, respondían a los parámetros físicos para entrar en el pequeño lugar que, en algunos tramos, no superaba el medio metro. Pero cavar túneles no resulta una metodología nueva en la cárcel de Roca: en noviembre del 2000, 11 presos protagonizaron una fuga con una excavación de 7 metros de largo. En diciembre de 2002, los guardias descubrieron un túnel de 10 metros. Y una semana después se abortó otra fuga por un túnel de 7,40 metros. En enero de 2003, Carlos Nahuel, de 20 años, murió en el hospital de Roca por haber pasado dos horas sepultado al derrumbarse una excavación de 20 metros de largo. En 2011 frustran otra fuga por un boquete que tenía un metro y medio de profundidad. Y en octubre del año siguiente un grupo de internos estaba cavando un túnel que, por su ubicación y dimensiones, habría permitido la fuga de trece personas. (Archivo Diario Río Negro – Agencia Roca)


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