A todas luces: ¡Hay que pasarse a LED!

Rubén Etcheverry*


Si todos los vecinos de la ciudad de Neuquén cambiásemos nuestras luminarias por LED obtendríamos un ahorro de 92.000 MWh, que equivale a la energía que requieren 22.000 hogares.


La iluminación LED (uno de los usos más conocidos de las Light-Emitting Diode, o “diodo emisor de luz”) ha sido, por sus beneficios, uno de los “inventos” que confirman cuánto puede la tecnología colaborar con el desarrollo y el bienestar humano. Si bien se tiene conocimiento de ellas hace casi un siglo, su utilización comercial data de algunas décadas y su boom comercial y su uso masivo e intensivo se dieron a principios de este siglo.

Modificar la manera en que consumimos energía es el primer paso para avanzar en la construcción de un futuro ambientalmente sostenible. La eficiencia es su principal e imprescindible vector.

Entre sus múltiples ventajas podemos mencionar su menor consumo (pueden ahorrar hasta un 85% sustituyendo una lámpara convencional), una vida útil mucho más larga (50.000 horas contra 2.000 horas), permite personalizar la iluminación configurando y ornamentando ambientes y fachadas, una luz más brillante y nítida con encendido inmediato, emite mucho menos calor (se alimenta de baja tensión, consumiendo así muy poca potencia y por lo tanto emitiendo muy poco calor, ahorrando en espacios climatizados).

Los artefactos LED constituyen dispositivos ecológicos por excelencia, ya que, al consumir menos energía, disminuye el consumo de energías fósiles.

Reduce un 80% las emisiones de CO2 contribuyendo a reducir los gases de efecto invernadero. Además, muchos de ellos están fabricados con materiales reciclables.

Por otro lado, las mejoras en la iluminación también optimizaron la visibilidad de las cámaras de seguridad ya que la luz blanca favorece el reconocimiento facial y la correcta percepción de los colores. La tecnología LED y su sistema de telegestión permite monitorear todas las luces de la ciudad en tiempo real. Esto contribuye a brindar un servicio más eficiente y hacer del espacio público un lugar más seguro para los vecinos.

Los artefactos LED constituyen dispositivos ecológicos por excelencia, ya que, al consumir menos energía, disminuye el consumo de energías fósiles.

Hace un par de años anunciamos un ambicioso Plan para Neuquén y hoy está en tratamiento legislativo un proyecto de Ordenanza que promueve la reconversión de la totalidad de las luminarias de la ciudad. Cuando existe financiamiento y el propio ahorro del proyecto permite el repago de la inversión entendemos que es el momento de acelerar la transición.

Como un ejemplo a emular vemos el proceso de recambio donde la ciudad de Buenos Aires comenzando en el 2013 tomó la delantera y se convirtió en la primera metrópolis de Latinoamérica en utilizar luces LED en el 100% del alumbrado público.

En este sentido, la transformación del alumbrado público en ciento por ciento LED, incluyendo el recambio de luminarias en edificios públicos, es también un aporte sustancial para evitar emisiones efecto invernadero y disminuir el gasto público.

Siendo que el sector energético es uno de los que más gases de efecto invernadero suman a la atmósfera, cambiar la manera en la que consumimos energía es el primer paso para mitigar los efectos del cambio climático y avanzar hacia la construcción de un futuro ambientalmente sostenible para todos.

En su momento el Pronuree, luego el PLAE (Plan Alumbrado Eficiente) que apunta al recambio del alumbrado público ineficiente por luces LEDs en todos los distritos del país, y hoy los proyectos de la RAMCC(1) proponen otras opciones disponibles de financiación a través de terceros u organismos multinacionales de crédito.

Si todos los vecinos de la ciudad cambiásemos nuestras luminarias por LED obtendríamos un ahorro de 92.000 MWh, que equivale a la energía que requieren 22.000 hogares.

A la frecuente pregunta de “¿cómo puedo contribuir individualmente a evitar el cambio climático?” he aquí una respuesta: ¡Pásate a LED!, que es el nombre del programa llevado a cabo por el gobierno porteño donde para reducir el costo de la energía entregan hasta 5 lámparas LED por hogar. A cambio, los vecinos deben entregar 5 lámparas que no sean LED (bajo consumo, incandescentes o halógenas).

“Lo que es y lo que nunca debería ser” cantaba Led(2). El tiempo es ahora. Nuestras pequeñas acciones cotidianas, las decisiones políticas no se pueden dilatar. A todas luces, la propuesta es clara: ¡Pasémonos ya a LED!

(1) “RAMCC: Red Argentina de Municipios Frente al Cambio Climático

(2) “What Is and What Should Never Be” Led… Zeppelin

(*) Ingeniero. Ex Secretario de Energía de Neuquén.


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