Abejas, las socias estratégicas de la fruticultura y la horticultura

Los apicultores que las transportan llegan desde la provincia de Buenos Aires y de La Pampa. Y ya comenzaron a llegar a la región.

* Por Salvador Sangregorio

En estas últimas semanas y en los próximos días, nuestra región transforma su paisaje: por un lado los colores grises del invierno dejarán lugar al colorido de las flores de los frutales; en simultáneo, se produce la llegada de vehículos transportando colmenas.

No se las ve mucho ya que suelen arribar durante las frías madrugadas e internarse en el corazón de las chacras frutícolas a las que vienen a acompañar en una nueva temporada de producción.

Algunas de esas colmenas han recorrido varios cientos de kilómetros y se encuentran con el Alto Valle de Río Negro y Neuquén que, de a poco, se convierte en un gran jardín, repleto de néctar y polen. Los apicultores que transporta a las abejas, proceden de la provincia de Buenos Aires y de La Pampa; vienen a complementar la labor de colegas locales para brindar a productores frutícolas y hortícolas su servicio de polinización.

Esta práctica agrícola consiste en el traslado del polen de las flores desde los estambres (órganos masculinos) hacia el estigma de otra flor (parte femenina) para lograr el “cuaje” de los frutos, es decir la fecundación y formación de semillas y fruta.

Entonces, la finalidad de la apicultura que se oriente a la polinización, es la de proveer a la frutihorticultura de un gran número de abejas para lograr realizar una labor eficaz, que influirá notablemente en la calidad y cantidad de fruta obtenida.

Mucho se ha insistido respecto a la mejora en la calidad de la producción que junto a la obtención de buenos rindes, hacen posible la subsistencia y sostenibilidad de empresas y productores. Y, en plena y recurrente complejidad de la economía regional, se avanza, no siempre de modo equitativo, incorporando alguna tecnología aunque todavía hay prácticas que no son suficientemente apreciadas, conocida o valoradas. En algunos casos, productores de la zona dan poca importancia a lo que significa una buena fecundación.

Existe abundante documentación y experiencia que dan cuenta de un mejor tamaño de fruta; y de su mejor color y sabor, así como también de la persistencia en la planta y el posterior comportamiento en el frío (mejor conservación).
Sin embargo, cuando las perspectivas de resultados de la temporada no son buenas, casi siempre lo primero que sale del costo de producción es el alquiler de la colmena.

Si escasean los polinizadores en el monte frutal al momento (preciso y delicado) de la floración trae consecuencias que son difíciles de disimular y menos de reparar, ya que la oportunidad habrá pasado. Por el contrario, el trabajo sostenido de las abejas es el gran protagonista de ese momento y estará, sin dudas, supeditado a la tarea conjunta del productor frutícola u hortícola, el apicultor y las abejas (considerando a la colmena como una herramienta agrícola más…).

Desde el INTA se brindan distintas capacitaciones sobre el manejo de las colmenas. (foto: gentileza)

Se está en pleno proceso de lograr una relación virtuosa entre chacareros y productores apícolas, donde cada uno entienda los esfuerzos del otro, pero también los aportes a fin de sentirse satisfecho con el trabajo realizado.

Por un lado que el apicultor salga de la chacra, finalizada la floración, seguro de haber contribuido con colmenas vigorosas, preparadas , sanas y bien manejadas para el servicio que brindó. Y por el otro que el productor frutihorticola tenga la certeza que pagó un monto razonable por una tarea bien hecha , que las abejas le retribuirán ampliamente .

De ese modo se establecen relaciones de trabajo duraderas, profesionalizadas y satisfactorias.

Este modo de obrar contribuye a jerarquizar el aporte de las abejas tanto a la horticultura como a la actividad frutícola.

* Ingeniero. Referente del Programa Nacional Apícola de INTA, en Patagonia Norte

Polinización en el monte frutal

Desde la Estación Experimental del INTA han realizado distintas campañas fomentando las condiciones que debe tener la chacra para la polinización y por eso recomiendan:

La existencia de polen apto, maduro y compatible.

La atractividad del cultivo para las abejas.

La ausencia o el control de flora competitiva.

La presencia de agua.

Suelos nutridos. Con un buen nivel de nitrógeno se favorece el equilibrio de la planta, hay mejor secreción de néctar y mayor atractividad.

La no-aplicación de productos fitosanitarios tóxicos durante la permanencia en el cultivo y una semana previa al ingreso de las colmenas.

“Las condiciones agroecológicas determinan un ingreso temprano y abundante polen, pero esto solo no basta para garantizar una buena polinización”, indicaron.


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