Acoso en un juzgado: «queremos que estas acciones salgan a la luz»

Habló la abogada de la funcionaria judicial que presentó la denuncia contra un juez. Dijo que la víctima "sufrió muchísimo" y ahora "está contenida". El magistrado pidió licencia en el cargo.

La abogada Lilian Zambrano Centeno dijo que la joven funcionaria judicial que denunció a un juez «sufrió muchísimo» por la situación de acoso sexual y maltrato laboral, pero ahora está contenida y con ganas de seguir su carrera.

«Pasó mucho tiempo, no daba más. Le costó muchísimo hasta que se decidió a hacer la denuncia», dijo la abogada en diálogo con «Río Negro».

Agregó que en «la primera reunión que tuvimos» en la cual la abogada comenzó a asesorarla, la víctima «no pudo hablar» del caso debido a la angustia que le provocaba.

El magistrado pidió licencia y viajó fuera de la provincia, señalaron fuentes judiciales.

Zambrano Centeno indicó que algunas de las situaciones de acoso fueron sin testigos, pero «la persecución posterior fue a la vista de todos».

Indicó que «pedimos toda la información que está en el servidor» utilizado en el lugar de trabajo como prueba.

También solicitaron «pericias que aportarán a dar el perfil de la persona que ejerce este tipo de poder».

La escalada del acoso

Como informó «Río Negro», la funcionaria judicial tiene el cargo de prosecretaria y denunció al juez por acoso sexual y laboral. “Como contrapartida a mi rotunda negativa a intimar, el magistrado cambió rotundamente su modo de ejercitar la violencia, dando inicio a la escalada persecutoria que aún a la fecha soporto y que ha terminado afectando mi natural estabilidad psicofísica y mi autodeterminación”, afirmó en la denuncia.

Este diario no revelará las identidades de las personas involucradas ni el organismo donde ocurrieron los hechos. Sólo mencionará que no ocurrieron en Neuquén capital.

Fuentes del Tribunal Superior de Justicia confirmaron la existencia de la denuncia, pero no hablaron en forma oficial sobre el tema.

La abogada Zambrano Centeno agradeció a «Río Negro» que haya mantenido en reserva el nombre de su clienta para no revictimizarla.

Respuesta rápida

Sobre la respuesta del Tribunal Superior de Justicia, dijo que «fue rápida. Es interesante que le haya dictado la admisibilidad» a la denuncia.

Añadió que «lo esencial para nosotras en la reubicación» de la víctima en otro lugar de trabajo, así como «que se investiguen estos hechos y tengan el correlato de la sanción jurídica que corresponda».

«Es importante que este tipo de acciones sean puestas a la luz y sean resueltas, con perspectiva de género, acorde a las herramientas que nos da la legislación en derechos humanos que protege a las mujeres», señaló.

Qué dice la denuncia

La denuncia señala, entre otros episodios, que “en los momentos en que se verificaba la inexistencia de testigos, (el juez) se comportaba de manera procaz, efectuando comentarios y gestos de índole sexual”.

La víctima relató que en reiteradas oportunidades el juez se ofrecía a llevarla a su casa, a lo que ella se negaba.

“No se trataba de invitaciones, eran órdenes”, aclaró. Y la vez que se vio compelida a aceptar, el juez se desvió de su recorrido y la llevó a otro lugar.

«Extrema violencia moral y psicológica»

“La situación era de extrema violencia moral y psicológica, dada la desigual relación de poder que existe entre la suscripta y la máxima autoridad del juzgado”, añadió en el texto de la presentación.

La denunciante asegura que “el violento proceder del magistrado se ha mantenido hasta el presente, objetivándose en la degradante, ofensiva y agresiva informalidad con la que aborda el trato hacia mi persona”.

A medida que pasaba el tiempo la situación se agravó.

«Escalada persecutoria»

“Como contrapartida a mi rotunda negativa a intimar, el magistrado cambió rotundamente su modo de ejercitar la violencia, dando inicio a la escalada persecutoria que aún a la fecha soporto y que ha terminado afectando mi natural estabilidad psicofísica y mi autodeterminación”, afirmó en la denuncia.

“Valiéndose de su situación jerárquica superior, durante el prolongado tiempo que va desde el inicio de mis funciones a la actualidad, con intencionalidad y de forma sistemática, ha ejercido una violencia psicológica extrema, que siempre tuvo como finalidad someter a mi persona, lograr mi aislamiento en mi entorno laboral y posterior abandono de mi función”, dijo.

Tal conducta “revela una concepción del género femenino opuesto al respeto de mi autonomía y libertad para construir las relaciones interpersonales que desee, me ha objetivizado y agredido pretendiendo reducirme a un estado semejante al de una posesión, actitud que constituye claramente, violencia de género, la que ha sido especialmente tratada en la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer (Belem Do Para)».


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