Los adolescentes quedaron invisibilizados durante la cuarentena

Aunque en el hogar no haya dificultades en esta época de su vida, los jóvenes precisan independencia y hasta “estar enojados con sus padres”, según dos especialistas. “Hay tensión”, afirman.

“En el contexto de la pandemia siempre se hizo foco en la población de riesgo: en los mayores de 60 años y en los niños pero los adolescentes quedaron invisibilizados”. Natalia Zemp es médica de adolescentes y está a cargo de la Coordinación de Adolescencia del Ministerio de Salud de Río Negro.

La médica hizo hincapié en que los adolescentes “necesitan estar con pares, enojados con sus padres, compartiendo con amigos y haciendo deporte”. Ya llevan dos meses de aislamiento social.

Muchos registran cambios anímicos y alteraciones del sueño. “Piden recetas para anticonceptivos y consultan por dolencias que tienen que ver con cuestiones más emocionales”, dijo.

En el ámbito público, especificó, las salitas solo atienden urgencias y garantizan métodos anticonceptivos que se consideran como “urgencias”. En el ámbito privado, en cambio, la atención se centra más a través de whats app.

La pediatra Gabriela Arista Farini explicó que los adolescentes “atraviesan una etapa en la que tratan de romper el cascarón y salir del resguardo familiar. Ahora viven una contradicción porque salir está contraindicado. Vemos una fuerte tensión en la convivencia”.

Recalcó que algunos padres resultan abrumados por la situación y terminan imponiendo normas más rígidas. “Es mucha la sobrecarga para una familia cuando hay tanta incertidumbre. Los adolescentes muchas veces no pueden expresar lo que les pasa. Están muy metidos en sus redes sociales y los papás deben aceptar ese espacio”, dijo.

Zemp destacó que “la convivencia y el hecho de compartir el mismo espacio con todos los integrantes de la familia se torna complicado”. Incluso, muchas veces se debe compartir hasta los dispositivos cuando los padres trabajan en casa.

“Pero además, la recomendación quedate en casa no es lo mismo para todos. Hay realidades diversas. Hay casas que cobijan, hogares que contienen. Pero hay situaciones complejas atravesadas por carencias, por la imposibilidad de acceder a internet o sostener trayectorias educativas. Contextos de hacinamiento o situaciones de abuso”, dijo.

La desregulación temporal también afecta. “No sabemos bien a la hora a la que amanecemos o cuando nos vamos a dormir. Los días de semana son lo mismo que los fines de semana”, agregó.

También se refirió a la demanda escolar. “En ocasiones, dijo, es excesiva. Hay docentes que están más preocupados por sostener la continuidad pedagógica que generar el interés por el vínculo y retenerlos de algún modo”.


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