Aguinaldo desdoblado
Cuando trabajé en Educación durante treinta y tres años, como tantos docentes nunca medí el tiempo, la disponibilidad ni los recursos materiales. Cuando se trató de “actualización integral”, en beneficio de la tarea educadora, y también cuando la necesidad y urgencias de los educandos (lápices, cuadernos, calzado, algún abrigo, medicamentos, etc.) fueron necesarios. Estudié y me preparé para el ejercicio de una profesión “tan delicada y necesaria” en la sociedad, así direccioné mi qué hacer áulico, directivo o técnico en el marco de una educación integral donde el conocimiento, la dignidad humana, la solidaridad, la libertad y la democracia fueron contenidos que se desarrollaron para el imperio de la justicia, el amor, los derechos humanos y, por ende, la paz. Hoy, el tiempo de adelantos técnicos, científicos, pandemia y cuarentenas adolece de gestiones gubernamentales justas, respetuosas y equitativas. Me refiero al inaceptable desdoblamiento de nuestro aguinaldo, como acaba de realizarse. Debido a esto cunde el desaliento, el enojo, la decepción, y se ausentan las ganas de renovar esfuerzos para continuar con alegría y compromiso.
En la sociedad cada uno tiene una misión a través de roles y funciones: familia, salud, vivienda, trabajo, recreación, cultura, justicia; según como sean estas responsabilidades será el bienestar de sus integrantes.
A quienes les toca la tarea de administrar y gestionar les corresponde evitar situaciones conflictivas y no impedir la realización de proyectos personales y familiares que tenemos los ciudadanos.
Y esto fue lo que pasó con el “desdoblamiento” de nuestro aguinaldo. Nunca pensé que, ni como jubilada ni en ninguna situación laboral, esto sucediera en Neuquén. Es lamentable, injusto y alertante. Que Dios ilumine a quienes son responsables y se corrija este desdoblamiento.
Juana Judith Muñoz
Lic. en Trabajo Social
Centenario
Comentarios