Alarma por el abuso de los celulares y tablets por parte de los chicos en Bariloche

Un equipo del hospital Ramón Carrillo detectó que gran cantidad de pacientes ya no jugaba en los consultorios por el excesivo uso de pantallas y se plantearon realizar intervenciones en espacios públicos para promover el juego.

En las salas de espera de los consultorios médicos del hospital de Bariloche, los pacientes van cambiando pero la postal se repite: nenes absortos en teléfonos celulares o tablets y bebés con una habilidad asombrosa para maniobrar con el dedo índice cualquier tipo de dispositivos. La imagen se traslada a otros ámbitos.

Angeles Juárez admite que sus hijos, de 12 y 9 años, optan por no jugar para ensimismarse en videos o juegos electrónicos. “Si los dejas, pueden estar así todo el día. Cuando les sacas la tablet, se enojan y rara vez, la dejan sin que se les pida”, indica la madre de Santiago y Lourdes y, agregó: “Cuando no tienen el dispositivo, empiezan a quejarse que están aburridos, probando si aflojás otra vez. Cuando digo que no, se ponen a jugar a lo que sea”.

Un equipo del hospital zonal detectó que gran cantidad de pacientes ya no jugaba en los consultorios a causa del excesivo uso de pantallas electrónicas y se plantearon como desafío realizar intervenciones en espacios públicos para promover el juego.

La propuesta a largo plazo contempla la participación de otras instituciones como el municipio y el área de educación.

Los mismos padres admiten que los chicos solo miran tele o juegan con la computadora. El rango etario es amplio, desde bebés de meses a 9, 10 años. Pero nos dimos cuenta también que muchos papás no saben cómo jugar”, reconoció Emilia Camusso, terapista ocupacional neuropsicológica del Servicio de Rehabilitación del hospital zonal.

El uso de tecnología incrementa el sedentarismo. Foto: Alfredo Leiva

Caren Rodríguez, otra terapista, remarcó la necesidad de enseñar a jugar a los padres. “En espacios de juego que generamos, nos damos cuenta que juega mucho más el papá que el niño. Entonces, hay que darles herramientas. Por ejemplo, incluirlos y cocinar en la casa”, indicó Camusso.

Las especialistas aclararon que no necesariamente se requiere de juguetes para poner en marcha un juego. Se puede emplear el piso, maderas, pedazos de hojas. La misión es que el niño invente.

Consecuencias

“Es inevitable el uso de tecnología. Son pocos los papás que no caen en ‘te paso el celular´. Con esta vida tan agitada, no es lo ideal pero a veces, te ayuda”, acepta Silvia Loncon, madre de Sara y Aurora.

Se reconoce como “una madre que presta el celular” aunque trata de limitar el uso de tecnología. “Intento buscarles contenidos para que no vean tantos you tubers. Por suerte, vivimos en un barrio donde pueden jugar afuera pero el invierno es duro y los chicos se aburren”, relata.

“Tele o celular, siempre por la noche, admite, cuando ya están cansadas y se quieren dormir y no tengo la comida. Trato de usarlo a mi favor”.

El juego, coinciden las profesionales de Bariloche, es el medio por el cual el niño aprende. Un teléfono celular o una tablet brinda una respuesta inmediata ante una necesidad. “No hay tiempo de espera, ni interacción con otro, faltan cuestiones físicas, motoras, la posibilidad de explorar mi propio cuerpo. Todo eso se ve impedido con un aparato tecnológico y no se puede desarrollar”, explicó Rodríguez.

“Por eso, continuó, los chicos son torpes, no saben comunicarse con el otro, y mucho menos esperar: quieren que todo sea ya. Al jugar, uno se comunica. Los niños interactúan a través de la mirada, gestos, cuestiones corporales. No solo con la palabra. Todas esas cosas están interferidas por la tecnología”.

“Los niños no nacen conociendo el celular», dicen los especialistas. Foto: Alfredo Leiva

El uso de pantallas tecnológicas se recomienda recién a partir de los 4 años, plantean desde el hospital de Bariloche.

“Los niños no nacen conociendo el celular. Aprenden con la imitación. Si el adulto esta todo el tiempo con tecnología el niño va a querer saber qué es eso. Es un poco nuestra responsabilidad como papás. A veces estamos cansados y ponerles un dibujito o una película nos ayuda a hacer otras cosas. Pero se necesita un uso controlado”, recalca Camusso.

El uso de tecnología incrementa el sedentarismo y es un factor de riesgo para el desarrollo de la obesidad. “Frente a las pantallas, los chicos están quietos. Se acompaña de mala alimentación muchas veces. Hay que favorecer actividades físicas en las que niño pueda explorar, correr, medir distancia, fuerzas”, recalca Camusso.

Apuntes

Dos años atrás, un equipo del hospital zonal advirtió que uno de cada tres chicos es obeso o tiene sobrepeso. Se pusieron en marcha varias acciones que luego se propagaron a otras localidades de Río Negro.

Un estudio elaborado entre padres de 148 niños de 2 a 12 años en el hospital Fernández de la Ciudad de Buenos Aires determinó que los preescolares emplean celular, tablet y computadora en un 88% y, un 43% lo hace más de 3 horas por día.

A partir de los 2 y hasta los 5 años, el tiempo aconsejable es de una hora por día de exposición a contenido apropiado para la edad, en lo posible acompañado por un adulto. Desde los 6, debe lograrse un equilibrio entre el juego con medios digitales y el consumo de programas.


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