Alineación y balanceo

El oficialismo trata de seducir a la clase media para evitar una segunda vuelta riesgosa.

Por Redacción

Arnaldo Paganetti arnaldopaganetti@rionegro.com.ar

Mientras le pone ladrillos a una heterogénea construcción política, más cerca del Movimiento Evita que de La Cámpora, conminado a elegir entre fuerzas leales a Cristina Fernández el candidato del Frente para la Victoria (FpV), Daniel Scioli, alentó a sus principales economistas a emitir señales de tranquilidad para una época en la que, según coinciden en la oposición, será necesario recrear la confianza externa hacia la Argentina. La clase media es la destinataria de sus desvelos. La meta: triunfar en la primera vuelta, el 25 de octubre. Sus contrincantes, Mauricio Macri y Sergio Massa, empeñados en fiscalizar juntos los comicios tras los desaguisados de Tucumán, trabajan para entorpecer ese cometido y forzar un segundo turno el 22 de noviembre. Intentarán entonces, con uno de los dos como abanderado, provocar el desbarranque del kirchnerismo. En un encuentro con el vocero Jorge Telerman, en el que se habló de la inconveniencia de protagonizar un debate público televisado, el encuestador Carlos Fara comunicó que, según estudios propios, el FpV tiene un voto consolidado de entre el 38 y el 41% y que el cometido de la hora debería ser salir a capturar indecisos e independientes. En su apoyo, otro analista, Ricardo Rouvier, señaló que las expectativas están en una meseta, donde Macri avanza algunos casilleros y Massa se mantiene estable en relación con lo obtenido en las PASO. Avizora como posible un balotaje con una dura puja en la provincia de Buenos Aires entre el oficialista Aníbal Fernández y la ascendente María Eugenia Vidal, de Cambiemos. Miguel Bein, bastonero de Scioli, habló de ir levantando paulatinamente el cepo al dólar porque “no puede ser que no se exporte carne”. También se introdujo en el espinoso tema de subsidios y tarifas y alentó un programa estatal para ir bajando la inflación (que situó en 22/23 puntos) en un 4 ó 5% por año. Alentó dar una solución a la cuestión de los fondos buitre. En estos términos: “Conviene negociar, pero no pagar cualquier cosa. Este es un fallo injusto (el del juez Thomas Griesa, de Nueva York), lo dice toda la comunidad internacional”. Mario Blejer, extitular del Banco Central y también hombre de consulta de Scioli, tras aclarar que no hay crisis terminal ni bomba de tiempo para quien asuma el 10 de diciembre, llamó a recuperar la inversión y corregir el déficit fiscal, pero no de un día para el otro, sino con correcciones graduales que aminoren la suba de los precios y permitan capturar dólares, que hoy escasean en el mercado formal. Consignó además un panorama mundial hostil y negativo hacia el país, pero defendió las medidas del gobierno y criticó las posturas extremas adoptadas por Europa que inciden en la baja del empleo y los salarios. “El planeta se parece a un avión de cuatro hélices con una sola funcionando”, indicó. Anticipó que Scioli trabaja en un programa energético integral y que entablará una discusión con los holdouts desde “una posición de fuerza” para poder obtener luego financiamiento del mercado de capitales. No pronosticó un derrumbe, solo una alineación y balanceo del modelo. “Ayúdenme”, clamó Scioli por otra parte en una reunión con intendentes peronistas del Gran Buenos Aires. Les explicó que se rodeará de gobernadores presentables y que se reservará el rol de conductor equilibrado y abarcador. Sus colaboradores, en paralelo, destacaron sus dotes de supervivencia en un mundo de tiburones políticos (el matrimonio Kirchner, Eduardo Duhalde y Carlos Menem) y enfatizaron que “es un error subestimarlo”. Peronistas que tienen un pie en el bote K y otro en el sciolista, con pragmatismo a prueba de balas, sostienen que Cristina mantendrá las riendas del poder hasta el fin de su mandato y que Scioli, si accede a la Rosada, emulará a Kirchner, quien llegó de la mano de Duhalde. “Le llevará más tiempo. El adversario no es el mismo. Su estilo tampoco. Él es un Gandhi, con una estructura sólida detrás dispuesta a ocupar los espacios que hoy llenan los miembros de La Cámpora”, adelantó uno de sus operadores más fieles, consciente del despliegue macrista por otra vía, con el apoyo del radicalismo y la tronante Elisa Carrió.

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